Un rumor sacudió ayer el mercado internacional del arte: la supuesta muerte del británico Damien Hirst, el artista vivo que más cotiza.

La noticia fue desmentida por la Galería Hilario Galguera, que lo representa en México y cuyo dueño, incluso, señaló que hablaron por teléfono el martes 17.

La confusión surgió a raíz de la publicación de la nota titulada Damien Hirst (1965-2012): In Memoriam, Galería Gagosian presenta una muestra de las pinturas de puntos del difunto artista, publicado en el periódico neoyorquino The Village Voice con motivo de la exposición abierta la semana pasada en la gran manzana.

El texto, firmado por el crítico de arte Christian Viveros-Faune, comienza así: “Damien Steven Hirst, el artista más rico del mundo (332 millones de acuerdo con el británico Sunday Times), hombre de negocios de tiempo completo, coleccionista de medio tiempo, a veces restaurantero, imitador de P.T. Barnum y el miembro más famoso de los Jóvenes Artistas Británicos (o YBAs, por sus siglas en inglés), una nidada creativa que consiguió prominencia en los años 90 del siglo pasado, murió el jueves pasado, el 12 de enero, en Nueva York, debido a complicaciones por una diverticulitis aguda ocasionada por un esfuerzo cochinamente especulativo, groseramente cínico e intelectualmente estreñido de pellizcar 11 exhibiciones concurrentes de machacado excremento costoso. Tenía 46 años”.

La nota continúa: “Acontecida apenas un día después de una visita previa para la prensa a su más reciente extravaganza multisitial, intitulada Las pinturas de puntas completas: 1986-2011, en el exceso de galerías globales de Larry Gagosian (tres en Nueva York, dos en Londres y una cada una en Beverly Hills, Roma, Atenas, París, Génova, Hong Kong y Moscú), y sólo meses antes de su retrospectiva de dos décadas en la londinense Tate Modern (programada para el 4 de abril), la muerte repentina de Hirst sorprendió a seguidores y críticos por igual. Un gruñón (que prefirió la oscuridad a la leyenda) dijo con sarcasmo: ‘Tenía forzosamente que ocurrir. Llámele la imposibilidad física de vivir en la mente de alguien con el cerebro muerto. No hay absolutamente nada que el formol pueda hacer al respecto’. El artista, quien una vez anotó que un plátano clavado en popó de perro fácilmente podría pasar por su propio arte, tal vez habría estado de acuerdo”.

Quienes no entendieron el sarcasmo del crítico de arte de inmediato circularon la noticia de una real muerte física de Hirst, principalmente en redes sociales.

El ficticio fallecimiento del artista fue adjudicado precisamente al 12 de enero porque se trató del día de la inauguración de una de sus más ambiciosas exhibiciones, la muestra múltiple Las pinturas de puntas completas: 1986-2011 en once galerías de la cadena global propiedad de Larry Gagosian: tres en Nueva York, dos en Londres y una cada una en Los Ángeles, Roma, Atenas, París, Ginebra, Hong Kong y Moscú.

Se conforma por tres centenares de lienzos saturados de puntos, en todos tamaños y colores sobre fondos blancos, de las cuales más de cien piezas están a la venta a precios exorbitantes, como toda la obra del líder de los YBAs.

Hirst ha realizado alrededor de mil 400 óleos de spot paintings (pinturas de puntos); incluso admitió que en su mayoría los han hecho sus asistentes. En días recientes, por esta razón, fue duramente criticado por su colega también británico David Hockney, quien aseguró en una entrevista radiofónica que este proceso era insultante para los artesanos.

Durante la conferencia de prensa en la galería Gagosian, en Nueva York, Hirst posó junto a sus puntos, vestido con un gorro de lana naranja brillante, chaqueta blanca y vaqueros, ocasión en que el controvertido niño terrible del arte contemporáneo no quiso responder ninguna pregunta a la prensa.

(Con información de Afp y Reuters)