La nómina al Senado la integran dirigentes de larga trayectoria, fundadores del partido
Domingo 4 de marzo de 2012, p. 11
Que se levante el monumento al candidato desconocido. Ayuno de figuras, ocupado en la contemplación de su ombligo, alejado de la sociedad a la que dice estar muy vinculado, o simplemente atrincherado en los cargos seguros frente al Señor de las Encuestas, el Partido de la Revolución Democrática aprueba sus listas de candidatos plurinominales en medio de un levantadero de cejas.
Hasta los más experimentados conocedores del PRD se dicen sorprendidos. A la mayoría no los conozco, la verdad, y eso que llevo todos los años en este negocio
, hace notar una madura militante.
Otro gallo canta sólo en la lista de aspirantes a –y ya seguros– senadores que, con un par de excepciones, es integrada por dirigentes de larga trayectoria, figuras conocidas, fundadores del partido.
En teoría, el Consejo Nacional del PRD se reúne para elegir a los candidatos. Pero lo que aquí ocurre es sólo la ratificación de un complicado proceso de negociaciones, de jaloneos verticales y horizontales, de estira y afloja que capotean y administran los jefes de las corrientes.
En la antigüedad –hace no muchos años en realidad–, los presuntos se plantaban frente a los delegados de su circunscripción, convencían, argumentaban, hacían alianzas, intercambiaban apoyos. Así, a la hora de la votación, si habían ejecutado los pases adecuados, pasaban a formar parte de una plancha o bien entraban por el resquicio de la representación proporcional.
De los congresos a las mesas de baraja
¡Ay, qué tiempos, señor militante! Hoy la cosa es más sencilla. La explica así, de bulto, un consejero nacional perredista: Tú entregas tu voto al jefe de tu corriente y él negocia lo conducente
. Eso dice el consejero mientras se saca el voto que lleva colgado al pecho y hace el ademán de entregarlo.
La imagen que uno inevitablemente concibe en seguida es una mesa con Jesús Zambrano, Ángel Cedillo, René Bejarano y otros, cada uno con su montón de cartoncitos (los votos), como si fuera una partida de cartas. Sobran perredistas que aseguran que la descripción nada tiene de imaginaria, que así se sentaron los jefes de las corrientes a hacer el reparto.
En lo que no hay acuerdo es en cuántas cartas portaba cada jugador. En seguida, una de las versiones, que debe aproximarse a la realidad dado el reparto final de candidaturas: Nueva Izquierda (NI) 142 consejeros, Alianza Democrática Nacional (ADN) 74, Izquierda Democrática Nacional (IDN) 65, Frente Nacional Patria para Todas y Todos (FNPTT, en serio, así se llama), 34, Foro Nuevo Sol (FNS) 25, MEC (o sea, Marcelo Ebrard Casaubón, con todo y aliados) 23.
De los nueve primeros sitios pluris al Senado, tres son para NI, dos para ADN, dos para IDN, uno para el FNPTT y otro para FNS (ninguno, como ya se anticipaba, para el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador). Las cifras cuadran.
El precio de las candidaturas
Las negociaciones, como impone la coalición Movimiento Progresista, ocurren en varias pistas. En el día de definición de candidatos no faltan problemas al PRD. En su apretada agenda del día, la Comisión Política Nacional debe destituir ante notario a todos los representantes perredistas ante el Instituto Electoral de Chiapas (porque en realidad su jefe es el señor comendador Juan Sabines). En seguida, la CPN pasa a la mesa de coordinación del Movimiento Progresista para afinar detalles de las listas compartidas (hay candidatos que ya han sido palomeados por los tres partidos aliancistas).
El siguiente paso es continuar con su propio jaloneo de nombres, en una mesa donde además de los conflictos entre las corrientes rebotan los problemas internos de las mismas corrientes (la ex gobernadora de Zacatecas Amalia García, por ejemplo, trae motín en su Foro Nuevo Sol).
En esa mesa, que lleva semanas y se prolonga hasta las 6 de la tarde en un hotel cercano a la sede del consejo, se resuelve terminar dos dictámenes, uno de pluris y otro de candidatos de mayoría relativa, con excepción de algunas pocas candidaturas que se procesarán en el seno de la coalición
.
El Distrito Federal, que se cocina aparte, se manda a acuerdo integral
, es decir, se pospone una vez más el reparto final en el bastión amarillo.
Afuera de la sede del consejo gritan y aturden con música popular, como ya es costumbre, las huestes de perredistas que ven esfumarse sus candidaturas. Uno de los estelares del día es el guerrerense Sebastián de la Rosa, a quien acompañan sus huestes calentanas llegadas en siete autobuses al grito de: Sebastián es el único de verdadera izquierda
.
Adentro, unos cuantos consejeros echan chisme. Otros llenan los restaurantes de los alrededores. En una mesa donde departe el secretario de Transporte del DF, sacan cuentas sobre el número de consejeros requeridos para aspirar a un cargo en la capital del país. Para diputado local son siete, para diputado federal se necesitan 11, y para delegado, 18
, puntualiza un joven que maneja los datos al dedillo.
El mayor debate, por la candidatura de Manuel Bartlett
Mientras el grueso de los consejeros especula, los jefes debaten en la mesa de la baraja (los consejeros no están a la altura de la polémica, es de suponerse). El tema que se lleva más tiempo es la posible candidatura de Manuel Bartlett Díaz al Senado. Fueron dos horas y media de debate. Yo sostuve, primero, que es una propuesta del PT; segundo, que salió arriba en la encuesta; y, tercero, que estoy consciente de que va a estar marcado de por vida por el fraude de 1988, pero que tampoco entiendo el purismo de algunos compañeros que comparten ruta con algunos que otros que estuvieron con el salinismo
, dice Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, unos segundos despúes de que se vota la lista de aspirantes a senadores y diputados pluris.
Otros asistentes cuentan que dirigentes como Luis Sánchez y Carlos Sotelo fueron los más beligerantes en el rechazo al ex secretario de Gobernación; que unos más lo defendieron por simple efectividad electoral
.
Sería efectivo si sólo estuviéramos buscando el voto de Puebla, pero ésta es una elección nacional
, expresa Gilberto Ensástiga.
El caso es que el debate –que todos coinciden estuvo muy bueno
– se dio en la mesa de la baraja y sin la participación de los consejeros que son, en conjunto y en teoría, la máxima autoridad del PRD entre un congreso nacional y otro.
Cuando se espera la presentación de la lista de candidatos de mayoría relativa, y para no romper el esquema, un grupo de militantes de Neza sube a la tribuna y mienta madres contra los caciques
.
Los jefes pueden llevar los votos de cartón a una mesa, pero ninguno controla totalmente a sus huestes. Ni son corrientes estables ni dejan de ser corrientes
, resume Saúl Escobar. Él, como otros, comparte la idea de que hay muchos ilustres desconocidos en las listas de candidatos.
Las razones son simples: se trata, en muchos casos, de aspirantes que ya no responden a una presencia en la lucha social, ni siquiera a una trayectoria en el partido, sino simplemente a una vida política limitada a la corriente a la que pertenecen.
Es algo que empujamos Jesús (Ortega) y yo, un relevo generacional; nostros ya vamos a cumplir 60 años. Pero son cuadros muy bien formados
, dice Jesús Zambrano.
A un lado, Angélica de la Peña, segura senadora, recuerda que ha sido dos veces diputada federal y se ríe cuando ve que en los portales de Internet ya subieron su nombre con el agregado de esposa de Jesús Ortega
. ¡Pobre Jesús!
, dice.
La experiencia de De la Peña es de las excepciones.
¿Cuadros bien formados? Si hay quien metió a su novia o su asistente
, dice un dirigente para terminar la jornada, nomás por hoy, porque las listas todavía no están completas.