El ultraconservador católico Rick Santorum gana los comicios en Misisipi y Alabama
Preocupa a la cúpula partidaria la incapacidad para poder coronar a Mitt Romney como abanderado
Del lado demócrata, el presidente Barack Obama no genera mucho entusiasmo entre el electorado
Miércoles 14 de marzo de 2012, p. 32
Nueva York, 13 de marzo. El cuarteto republicano de aspirantes a la presidencia, universalmente calificados como débiles, se enfrentó de nuevo este martes en elecciones primarias en dos estados sureños ante una marcada ausencia de ánimo entre los votantes, donde otra vez se manifestó la falta de consenso al interior de este partido político, pero tal vez lo más notable sucede del lado demócrata, donde en lugar de beneficiarse por la anemia política de sus contrincantes conservadores el presidente Barack Obama tampoco está generando mucho entusiasmo en el electorado.
Rick Santorum ganó en Alabama y Misisipi, dos estados con amplias filas de votantes conservadores, donde Dios y las armas son sagrados, y los resultados implican que la batalla entre Santorum y Mitt Romney procederá, anulando los deseos de la cúpula republicana de llevar este concurso a su más pronta conclusión y coronar pronto a Romney.
Esta noche Santorum calificó sus victorias como las de un hombre, hijo de minero
, contra el “establishment” de su partido. Habló de cómo la familia y la fe, y los libres mercados, son el corazón de su mensaje conservador a los electores estadunidenses.
Con estos resultados se complicará la matemática republicana para designar a su candidato. Newt Gingrich, ex presidente de la Cámara de Representantes, apostó mucho para lograr un triunfo más en el sur, pero sólo llegó en segundo lugar esta noche en los dos estados en juego.
Pero en lugar de ceder hoy, Gingrich insistió en que tiene la intención de llegar hasta la convención nacional de su partido, en el verano. Santorum desea que Gingrich se retire para transformar la elección en una competencia sólo entre dos: él y Romney.
Santorum y Gingrich frecuentemente se presentan ante sus electores como la alternativa
a Romney. Pero al quedar ambos en la competencia por la nominación, benefician a Romney al dividir el voto ultraconservador y contrario a Romney
Ron Paul no figuró en las contiendas de hoy, aunque dice que permanecerá en campaña.
El resultado continuará polarizando a este partido político, dividido entre una cúpula más pragmática que apoya a Romney y las bases conservadoras cristianas que una y otra vez han buscado alguna alternativa contra el ex gobernador de Massachusetts, del cual sospechan que en realidad es un liberal disfrazado de conservador para conseguir sus votos, y porque es mormón.
Sin embargo, la campaña de Romney una vez más insistió en que es casi imposible para cualquier otro precandidato lograr superar su ventaja en el número de delegados acumulados a estas alturas de las elecciones primarias, y que será casi inevitable que él llegue a ser nominado como el candidato del Partido Republicano para enfrentar a in de año al presidente Barack Obama.
Romney goza de casi el doble del número de delegados que Santorum (465 contra 216 al iniciar el día de hoy) en la carrera para alcanzar los mil 144 requeridos para obtener la nominación.
Ahora el debate entre bases republicanas, sobre todo las conservadoras, se reduce a votar por el que tiene mejores posibilidades de derrotar al presidente estadunidense en las elecciones generales de noviembre próximo, o sufragar por uno que comparte las posiciones sociales y culturales antigay, antiaborto, antimigrante, pro valores familiares
y contra los programas de asistencia social federales, con la excepción de los que ellos mismos reciben.
El primero es Romney, el segundo es Santorum, pero las diferencias entre ellos sobre lo que más importa al electorado, las políticas económicas, son mínimas y se resumen en un retorno a la receta neoliberal.
Pero la alargada pugna dentro del Partido Republicano ha dañado a los contendientes generando una percepción pública cada vez más negativa sobre ellos, y los principales estrategas de la organización política conservadora, junto con una buena parte de su cúpula, continúan alarmados porque este interminable choque interno sólo beneficiará finalmente a los demócratas, y facilitará la relección de Obama si no concluye lo más pronto posible.
Los demócratas no ocultan el placer de observar el proceso republicano con todos sus tropiezos y revelaciones de flancos débiles y vulnerables de cada uno de los precandidatos mucho antes de subirse al ring electoral con Obama. Pero aunque casi todos suponían que esto debería beneficiar al mandatario demócrata, por ahora éste no está cosechando todo el beneficio de las penas y las contradicciones de sus contrincantes.
Según las encuestas de opinión más recientes, a pesar de leves mejorías en la tasa de desempleo y las modestas proyecciones económicas positivas junto con las percepciones negativas de sus posibles contrincantes, la tasa de aprobación del presidente Obama se ha desplomado.
Ahora solamente 41 por ciento aprueba su gestión mientras 47 por ciento la desaprueba, según una encuesta de opinión de CBS News/New York Times difundida hoy (hace sólo un mes, el mandatario demócrata gozaba de 50 por ciento de aprobación).
En la misma encuesta, en una contienda hipotética entre Obama y Romney en este momento, el presidente tiene una ventaja de 47 a 44 por ciento, lo que estadísticamente es un empate. Según los analistas estadunidenses, uno de los factores que han generado ese desplome es el incremento en el precio de la gasolina.
Aunque hay un incremento en optimismo sobre la situación económica –tal vez el factor más clave en la elección– una abrumadora mayoría –tres cuartos– todavía considera que la situación financiera de Estados Unidos es mala.
También hubo un desplome de 10 puntos durante este último mes sobre la aprobación de la política exterior de Obama.
Así, mientras los republicanos enfrentan sus problemas entre sí, los sondeos de opinión también muestran que el presidente de Estados Unidos no tiene garantizada su relección, aunque no cabe duda de que los republicanos le están haciendo un gran favor al presentar a candidatos que ni siquiera han logrado consolidar el apoyo de sus propias bases.
Ante la opinión pública tampoco hay gran respeto por los legisladores estadunidenses (vale recordar que todas las 435 curules y un tercio del Senado enfrentan elecciones este año). Según una encuesta de opinión del Washington Post/ABC News, sólo un tercio de los estadunidenses aprueba la gestión de los legisladores demócratas y 23 por ciento la labor de los republicanos.
Más bien, todo indica que no hay muestras de una plena confianza entre los ciudadanos en los líderes políticos de este país.