Publican en castellano la más reciente obra de Jaume Cabré
Lunes 2 de abril de 2012, p. a11
Adriá Ardèvol, el hijo de un anticuario barcelonés que, en vez de amor, recibe de su padre unas agobiantes exigencias intelectuales, es el protagonista de la novela Yo confieso, del filólogo y escritor catalán Jaume Cabré, recién publicada en castellano.
En entrevista, el autor explica que, sin proponérselo, la historia devino reflexión en torno al problema del mal en el mundo y en la sociedad, donde los sentimientos juegan un papel muy importante: la culpa de existir, la traición, la crueldad y el amor.
“Yo confieso es la vida de un niño superdotado que va creciendo y reflexiona sobre lo que pasa en Europa y en el mundo occidental”, señala Jaume Cabré.
A través de los recuerdos de Adriá, el escritor realiza un recorrido del hombre y del mal a lo largo de 600 años y presenta la maldad y crueldad que se vivió en la Inquisición y el nazismo, pero esta maldad no es exclusiva ni de Europa ni de esas dos épocas.
El mal por desgracia está en la familia, en la sociedad, en uno mismo, incluso el mismo Adriá que era un niño inteligente termina como investigador, historiador de ideas, una persona proclive a la reflexión; por su educación familiar no es creyente, dice que no la necesita, pero vive situaciones malas.
Para Cabré todos somos responsables de nuestros actos y si existe una víctima es porque hay un agresor. En la novela, el protagonista intenta reflexionar sobre el mal, pero ante la incapacidad de lograrlo decide escribir su propia historia y se confiesa en una hoja en blanco.
Ambientada en la Barcelona posterior a la Guerra Civil, el autor lleva al lector por distintos lugares de Europa y de manera paralela narra la vida de Adriá y el recorrido de un violín de un coleccionista, desde que selecciona la madera para construirlo hace 600 años hasta que cae en las manos del protagonista.
Adriá –explica Cabré– es un niño muy inteligente pero que sus padres le están preparando un infierno, porque él mismo se da cuenta cuando habla con su amigo Bernat, quien le pregunta si su madre le besa, pero su madre es una mujer calculadora y fría, que jamás le ha dado un beso.
A lo largo del texto el escritor hace referencias o citas como una especie de motivos musicales sobre autores y obras que admira. Cabré reconoce que en la historia están presentes sus obsesiones, la música, la literatura, la lengua escrita en catalán.
El escritor sostiene que en la vida el arte es importante y dentro del arte lo más profundo es la música. Soy un músico frustrado y disfruto escuchar mucha música
, añade.
Yo confieso aborda el tema del mal a través de sus personajes, que van desde un inquisidor catalán del siglo XV a un médico del campo de concentración de Auschwitz. La narración de Cabré lleva al lector por diversos tiempos, lugares y muchos personajes.
Es un libro –agrega el autor– con una exposición sobre la cultura para una persona curiosa, no tiene que ser muy culta para entender este libro. Aquello que el lector no entienda en la primera lectura, después encontrará una cita, una sinfonía, algo que le explique el devenir narrativo.
Cabré empezó a escribir la novela hace casi ocho años, después de publicar Las voces de Pamano, y sin tener una idea fija, dejó que los personajes crearan la historia.
Yo confieso fue publicada en castellano por el sello editorial Destino, con traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera. De la versión original en catalán, el sello Proa lanzó una primera edición de 18 mil ejemplares.