Artistas, intelectuales y políticos expresaron consternación y reconocieron su trayectoria
Con La región más transparente inauguró la novela moderna del siglo XX: Fernando del Paso
Miércoles 16 de mayo de 2012, p. 3
La inesperada muerte de Carlos Fuentes, ayer, permeó más allá del ámbito literario repercutir en el mundo de la cultura mexicana en general.
Escritores, artistas, intelectuales y políticos se expresaron consternados y tristes ante el deceso de quien fue considerado por algunos colegas suyos la figura más importante de la literatura nacional, después de Juan Rulfo y Octavio Paz
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Durante la consulta efectuada por La Jornada entre la comunidad cultural e intelectual del país se destacó la gran capacidad analítica de Fuentes, así como la brillantez de su inteligencia.
Sin embargo, lo que predominó fue el reconocimiento a la trascendencia de su obra, en específico la de su primera época, con libros referenciales como La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz.
A continuación se reproducen las reacciones:
Fernando del Paso, narrador: Es una gran pérdida. Para mí, con La región más transparente, es una opinión generalizada, inauguró la novela moderna, la del siglo XX, en el sentido de la innovación de técnicas y lenguajes. La inauguró en México y Latinoamérica. Reitero: es una gran pérdida, porque no solamente fue un gran escritor sino un gran intelectual de ideas políticas muy definidas.
José Agustín, escritor: Carlos Fuentes es un escritor mayor de la literatura universal, ciertamente importantísimo en México. La aparición, a finales de los años 50 del siglo pasado, de La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz, fueron acontecimientos imborrables. Siempre me gustó mucho; pero la verdad, conforme pasó el tiempo se fue haciendo menos interesante para mí, sobre todo a partir de la década de los 70.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta: Es una gran pena que Carlos haya muerto en medio de toda su actividad creadora; tenía mucho que entregarnos todavía, mucho que darnos. Debemos recordar La región más transparente como la primera novela sobre la ciudad de México en pleno crecimiento y sus contrastes; La muerte de Artemio Cruz, una de las grandes novelas sobre la Revolución y sus consecuencias, una novela posrevolucionaria crítica y valiente; Aura, que es una obra de arte y una novela corta genial en muchos aspectos; los cuentos y toda la novelística de Fuentes; además, sus ensayos, su observación de la vida nacional.
En algunos aspectos no coincidíamos, pero era un observador atento y reflexivo de la vida sociopolítica de México. Pero lo fundamental es que era un gran escritor y que muere en pleno trabajo, en plena actividad creadora; eso nos debe producir una gran pena, y tomar en cuenta sus lecciones tanto literarias como críticas.
Cristina Pacheco, periodista y escritora: Uno nunca se consuela de la muerte, pero si algo me hace aceptar la de Carlos Fuentes es saber que murió lúcido, trabajando, apegado a la literatura, lleno de avidez y curiosidad por este país. Es una de las inteligencias más vivaces que conozco y uno de los conversadores más extraordinarios, pero por encima de todas las cosas sabía ser un magnífico amigo.
Carlos Payán, periodista: Fuimos amigos durante muchos años. Desde muy joven, cuando leí La región más transparente y sus cuentos, yo me entusiasmé con ese escritor; siempre me pareció que era un cuentista extraordinario. Creo que su mejor novela sigue siendo La muerte de Artemio Cruz. Lo voy a extrañar mucho.
Emmanuel Carballo, crítico literario: Carlos Fuentes era y seguirá siendo durante algún tiempo la figura más importante de las letras mexicanas. Nos iniciamos juntos en la literatura, hicimos la Revista Mexicana de Literatura. Abrimos nuevos horizontes a las letras nacionales, no es vanidad, es algo que se puede comprobar viendo los catálogos de las editoriales. Carlos era una persona sumamente inteligente, vivaz. Cuando nosotros íbamos, él regresaba. Era de una memoria, de una intuición pocas veces vista. Y se lo digo yo a mis ochenta y tantos años. Yo admiraba entre otras muchas cosas esa cualidad suya.
Literariamente, hay dos Carlos: el bueno y el regular. El bueno empieza con Los días enmascarados, La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz, y con algunas otras obras más. Y las últimas novelas de Carlos, yo no sé qué había pasado. Si Vargas Llosa, que es más joven, y sigue publicando novelas importantes, libros serios y trascendentes, a Carlos se le fue y ya no había libro suyo, del género que fuera: ensayo, cuento, novela, que tuviera la calidad, la fuerza, que abriera caminos, como en los primeros. Yo me quedo con el primer Carlos, y respeto profundamente al segundo. En México su figura es muy importante, pero pudo ser más importante.
Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno de la ciudad de México: Estamos muy consternados, como todos. El día de hoy (martes) la familia llevará a cabo su duelo muy íntimo y por lo que dijo Silvia (Lemus, viuda de Fuentes) habló con el Presidente (Calderón). Mañana (miércoles) habrá un homenaje a las 12 horas en el Palacio de Bellas Artes y ahí concurriremos todos y todas para darle el adiós a Carlos Fuentes.
Su muerte es una pérdida importante para toda la ciudad. Participaremos en el homenaje de Bellas Artes, pero éste se mantendrá con nosotros de muchas maneras. Él aceptó que pusiéramos su nombre a uno de los trenes de la Línea 12, y así será. Carlos siempre estará en la ciudad, es parte de ella.
José Luis Cuevas, artista plástico: Nos conocimos desde los años 60 (del siglo pasado) en la ciudad de Nueva York, allí se inició la amistad. Estábamos en el aeropuerto esperando el avión que nos llevaría para México y ambos traíamos bajo el brazo la revista Look, en que se había publicado un artículo sobre los dos. Se llamaba Children of the Revolution (Niños de la revolución), con fotografías de Carlos y mías. Nos divirtió el hecho de que ambos trajéramos la misma revista, en el mismo vuelo, en el mismo avión. Ya fuimos en el avión festejando esta coincidencia.
Desde entonces ha sido uno de mis mejores amigos y uno de los escritores más notables, definitivamente, no sólo de México, sino de la literatura de habla hispana. Todavía el día de mi cumpleaños, el 26 de febrero, estuvo en mi casa con Silvia Lemus, y se veía bien, estaba muy contento, muy risueño, nos sentamos juntos.
Como se dice, todavía no me cae el veinte de su muerte, que me ha afectado profundamente porque era uno de mis grandes amigos, que se han ido muriendo poco a poco: Carlos Monsiváis y Fernando Benítez. Todos aquellos que nos llamaban la mafia fueron falleciendo y el único sobreviviente hasta este momento soy yo.
Los jóvenes lo que tienen que hacer es leer a todos estos escritores que son los clásicos de la literatura mexicana como es el caso de Carlos Fuentes, como lo fue Juan Rulfo en su momento, y que lean mucho porque en este momento no existe nadie que pueda substituir a Fuentes. Es lamentable el hecho que no haya recibido el Premio Nobel, le sucedió lo mismo a Jorge Luis Borges, porque lo merecía. Todavía hace poco hubo un homenaje a Leonora Carrington en el Museo Cuevas, Fuentes participó y habló muy bien como siempre. Fue un hombre a quien le daba mucho la palabra.
Juan Domingo Argüelles, escritor y crítico literario: Carlos Fuentes me parece un escritor muy bueno, estupendo, en su primera época. En obras como La región más transparente, Las buenas consciencias, La muerte de Artemio Cruz, Cambio de piel me parece un autor muy sólido, muy bueno.
Y después me parece que tiene una época en la que comienza a tener menos fuerza. Sus últimos libros que leí, por ejemplo, La silla del águila, Los años con Laura Díaz e Instinto de Inez, me parecen libros menores, ya no tienen la misma fuerza.
Sin duda, es un escritor importante. Después de Juan Rulfo y Octavio Paz, es la figura más destacada de las letras mexicanas, pero también es cierto que ya en su última época no era ese gran escritor.
Tengo, pues, una visión doble sobre Carlos Fuentes, una de ellas muy crítica. Me parece que al final se concentró más en una visión política –digamos, era más una figura literaria política– que en la literatura y conservar ese grado de figura literaria.
Manuel Felguérez, artista plástico: Primero, me dolió mucho como amigo. No es que fuera muy íntimo de él, pero nos conocimos desde tercero de secundaria. En la fiesta del año de la escuela de 1945 montó una obra de teatro. Después estuvimos juntos en la preparatoria en diferente salón. Y de allí en adelante lo seguí viendo en la vida. Nos tocaron conferencias juntas en Nueva York, París y México. Siempre lo admiré como orador; hablaba todos los idiomas perfectamente. Era el gran embajador de México, era la gran personalidad que daba la cara de México en el extranjero. Tenía opinión política, literaria, en fin, era una persona extraordinaria. Pienso que quien realmente pierde con su muerte es México.
Silvia Molina, narradora: Hemos perdido uno de los grandes escritores del país. No se me ocurre decir nada más, la verdad estoy impactada, es algo que nadie esperaba. Yo tuve la fortuna de tratarlo cuando estuve de agregada cultural de México en Bélgica y vi realmente cómo se le conocía fuera del país y cómo se apreciaba su trabajo: llegaba la gente de otros lados para poder escucharlo. Es un escritor que siempre puso al país en alto en el extranjero, y deja una obra considerable y unos libros que son clásicos ya en la literatura mexicana.
Vicente Quirarte, poeta y ensayista: En este momento estoy leyendo como si fuera la primera vez Muñeca reina, de un texto que marcó mi adolescencia para siempre; y me doy cuenta que Carlos Fuentes sigue siendo más joven que entonces aunque yo sea más viejo que entonces.
Enrique Serna, narrador y ensayista: Carlos Fuentes dejó una obra muy vasta, y como todos los escritores que publican muchos libros, tuvo sus altas y sus bajas, pero es indudable que cuatro o cinco libros suyos, sobre todo de la primera época, van a perdurar. Me parece admirable que haya llegado a la vejez con tanto empuje y que se haya mantenido joven hasta los 80 años.
Carmen Parra, artista plástico: Era el único mexicano universal que quedaba, que lo conocían en China, Japón y la India. Cada día estamos más solos en este contexto universal. Carlos dijo alguna vez que Gironella era para él lo mismo que Tamayo para Octavio Paz. Hicieron Terra Nostra, una gran novela de Carlos, que Gironella ilustró en París cuando vivíamos allí. Perdimos una gran voz en el ámbito universal y una gran voz para que los políticos oyeran otro punto de vista. Esperemos que surja una nueva voz para que nos escuchen a los artistas y al mundo cultural.
Pedro Friedeberg, artista plástico: Me parece mucho más importante que Octavio Paz, por ejemplo. Los escritores son las únicas personas cultas que quedan en este país. Todos los demás se han vuelto unos imbéciles en el aspecto cultural. Pero, por otro lado, hay como 10 o 20 o 30 escritores que ahora van a poder respirar porque allí estaba esa como momia, esfinge, de Carlos Fuentes, aunque no era un déspota. Pero es bueno cuando se va una persona tan súper importante y además ya tiene más de 80 años, que se vaya. También ya me voy a ir dentro de cinco años, aunque no soy Carlos Fuentes, ni mucho menos.
Ignacio Padilla, narrador y ensayista: Es muy difícil no caer en un lugar común cuando se habla de la vida, de la obra o del pensamiento de alguien que en realidad es inabarcable e indescriptible, como es el caso de Carlos Fuentes. Creo que se dirán cosas muy valiosas al respecto, y a mí apenas me toca insistir en su extraordinaria e inusual generosidad, que redundó desde el principio de su vida en la construcción de puentes imprescindibles entre sus contemporáneos, sus maestros, sus discípulos y sus lectores de todas las latitudes. Estoy convencido de que sin Carlos Fuentes no habríamos tenido ni remotamente el deslumbrante siglo de oro de literatura latinoamericano como lo tuvimos en la segunda mitad del siglo XX. Él hizo esa literatura. Sus dos mejoras obras obtuvieron el Premio Nobel de Literatura, es decir Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Toda su vida y toda su obra estuvieron encaminados a articular y explicarnos quiénes somos, cómo somos y por qué somos así.
Gonzalo Celorio, escritor: Hoy que ha fallecido Carlos Fuentes, es Día del Maestro y Fuentes fue ante todo un gran maestro, que abrió las puertas de la literatura mexicana a la modernidad y que con una generosidad verdaderamente exultante permitió que las nuevas generaciones pudieran transitar por esas puertas que él abrió. Su fecundidad era extraordinaria, tenía una enorme capacidad de trabajo, un gran talento y una productividad enorme. Su obra literaria tiene dos importancias: es importante para la literatura, la cual se va a quedar con muchas de sus obras, pero también es muy importante para la historia de la literatura. De sus novelas, yo me quedaría con tres de ellas, por diferentes motivos. La región más transparente porque es la primera novela que pudo tener a la ciudad de México como un personaje polifónico, con todas sus variantes dialectales, lingüísticas, con toda la pluralidad de sus estamentos sociales. Está novela fue curiosamente la última que se escribió sobre la ciudad de México, porque a partir de esa novela primeriza en la obra de Carlos Fuentes ya no se pudo abarcar a la ciudad en su conjunto. Ahora los novelistas tienen que hablar sobre sectores de la ciudad de México. En segundo lugar hablaría de la novela cuya estructura es enormemente valiosa, que es La muerte de Artemio Cruz. En ella Fuentes utiliza una triple estructura narrativa de hablar: en primera, segunda y tercera persona; y a cada personaje narrativo le adjudica un tiempo verbal: Yo en presente, Él en pretérito y sobre todo ese Tú en futuro, que se vuelve como un testamento, como un mandamiento y como un destino. Y la gran novela Terra nostra, que para mí lamentablemente no ha sido suficientemente valorada por la crítica y que es una verdadera construcción verbal. Es una novela equivalente a Paradiso, de José Lezama Lima. La de Fuentes es también una gran aventura verbal, una construcción paródica con una gran referencialidad histórica, que tiene que ver mucho con la idea de la novela total, que en su momento fue tan importante. Por otra parte habrá que destacar la amistad de Carlos Fuentes, su enorme generosidad, el orgullo que nos daba a todos –independientemente de cualquier valoración crítica– de que él pudiera ser un verdadero representante de México en el ámbito de la cultura universal.