La Habana, 16 de mayo. La revista del Arzobispado de La Habana, Palabra Nueva, rechazó hoy ataques contra el cardenal Jaime Ortega y calificó un comentario de la Radio Martí de Estados Unidos como muestra de la negación más soez del periodismo.

Sin embargo, la publicación aseguró que la Iglesia católica en Cuba insistirá en el diálogo con el gobierno, en la búsqueda del bien social, antes que la recuperación de bienes expropiados o privilegios pastorales y persistirá en el estímulo a la reforma económica.

El mensuario difundió este miércoles en su página digital un artículo de su director, Orlando Márquez, que reaccionó a críticas surgidas en el último mes entre opositores locales y emigrados, tras una intervención de Ortega ante profesores y estudiantes de la Universidad de Harvard.

El punto de mayor controversia fue un tramo de una respuesta del cardenal a pregunta sobre la ocupación de un templo en La Habana, poco antes de la visita del papa Benedicto XVI, en marzo pasado.

Según la transcripción, Ortega rechazó que los ocupantes hubieran sido expulsados a la fuerza, los identificó como antiguos delincuentes... sin nivel cultural, algunos con trastornos sicológicos y aseguró que la acción se organizó en Miami.

En parte sobre ese tramo, un editorial de Radio Martí afirmó que la actitud del cardenal sólo pone en evidencia y responde a su contubernio político con el gobierno, a la complacencia de seguir la línea oficial, a no disentir. Esa es una actitud lacaya, además, de demostrar una profunda falta de comprensión y piedad con la realidad humana de estos hijos de Dios.

El editorial estaba firmado por Carlos García, director de la Oficina de Transmisiones a Cuba, que es la agencia del Departamento de Estado que opera Radio y TV Martí, dos emisoras solamente dirigidas hacia la isla.

Palabra Nueva comparó ese comentario con la violencia y vulgaridad antiperiodísticas que vimos en los medios nacionales cubanos entre septiembre y octubre de 1993, como réplica a la carta pastoral El amor todo lo espera. Curiosa coincidencia.

En el momento más profundo de la crisis que siguió al derrumbe soviético en Cuba, esa carta de los obispos cubanos analizó la situación nacional y, entre otros puntos, pidió al gobierno un diálogo con la emigración y la oposición interna.

Los periódicos Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores, todos bajo control oficial, respondieron en forma violenta. Entre otros calificativos, llamaron a la carta pastoral hipócrita, contrarrevolucionaria, diversionista y puñal clavado por la espalda al pueblo.

Márquez confirmó que la ocupación de templos en marzo último fue una acción concertada para ejecutarse en cuatro provincias, que en la mayor parte se frustró. Cada ciudadano debe tener un espacio para ejercer sus derechos, espacio que falta en Cuba, pero no debe olvidar el deber de respetar el derecho de otros, subrayó.

Luego recordó que en el pasado, incluso en épocas de conflicto con el gobierno, Ortega defendió la prioridad de los padres en la educación de los hijos, rechazó propiciar la emigración de curas incómodos y se negó a entregar templos que reclamaban las autoridades, entre otras posiciones divergentes con el poder.

La postura del cardenal Ortega, y la de la Iglesia, es la misma de Benedicto XVI: procurar la transformación de la sociedad hacia más inclusión, más oportunidades ciudadanas, menos restricciones y más libertades, la búsqueda de nuevos modelos sociales con paciencia y sin traumatismos, sin que nadie quede excluido, concluyó.