Desde noviembre pasado, el titular de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, habita una residencia propiedad de la Procuraduría General de la República, donde tiene a su disposición servicios domésticos –pagados por la dependencia a su cargo– y un amplio aparato de seguridad con policías federales y elementos del Estado Mayor Presidencial.

Fuentes de alto nivel de Gobernación aseguraron que el traslado del funcionario fue necesario porque se han multiplicado las amenazas de muerte, no sólo en meses recientes, sino desde que era vocero para temas de seguridad, y ahora, con mayor énfasis, en su calidad de coordinador del gabinete de seguridad nacional.

Poiré Romero llegó al Palacio de Covián seis días después de la muerte de Francisco Blake Mora, quien pereció el 11 de noviembre de 2011 al desplomarse el helicóptero en el que viajaba. Casi de inmediato se ordenó un remozamiento de la casa de la PGR para albergar al nuevo secretario de Gobernación.

Los gastos generados por este inmueble, como agua y luz, son pagados por la PGR, que enseguida solicita el rembolso a Bucareli; lo mismo ocurre con los servicios generales de la casa, como el mantenimiento de la bomba de agua o el jardín.

Del presupuesto de Gobernación también se pagó el servicio de televisión por cable, facturado al domicilio fiscal de la dependencia.

En este contexto fue ordenada la reconstrucción del jardín de la residencia, mientras Poiré pidió la remodelación de su despacho, porque no le gustó cómo lucía la madera, aseguraron trabajadores y ex trabajadores de Gobernación. Dijeron que fue colocada una pared de tablarroca para facilitar la nueva decoración.

La Jornada pidió al equipo de Poiré una postura acerca de las denuncias de presuntos gastos para el servicio doméstico y la oficina referida. Respondieron que su jefe siempre ha sido un servidor público austero, quien nunca ha metido una nota de consumo (de gastos de representación) y es absolutamente cuidadoso con el desempeño administrativo que marca la ley.

Adujeron que el cambio a la residencia fue necesario por motivos de seguridad, porque en la casa del funcionario no hay condiciones para implementar el operativo que el cargo exige; admitieron que su oficina fue remodelada, pero sin que ello representara un gasto oneroso; por el contrario, es conocida la seriedad con la que Poiré conduce su vida privada y pública.

Subrayaron que usa el mismo escritorio que ocupó su amigo Juan Camilo Mouriño (fallecido al desplomarse su avión) y la sala del también ex secretario Fernando Gómez Mont. En efecto, dijeron, se cotizó el costo de una nueva sala (90 mil pesos), pero la compra no se concretó.

Respecto al servicio de televisión por cable, señalaron que por un error en la intempestiva mudanza (apenas dos días después de que la viuda de Blake dejó el inmueble) se empezó a hacer el cargo a Gobernación, pero hace mes y medio el secretario se dio cuenta de ello y, por supuesto, ordenó la suspensión de ese pago-cargo y aplicó de inmediato el rembolso.

El cambio del jardín, aseguraron, no fue asunto de lujos, sino de arreglar el deterioro que acusaba el predio exterior.

Los titulares de la Secretaría de Gobernación anteriores a Poiré, salvo Blake, vivieron en sus casas, y fue hasta al llegada del extinto tijuanense cuando se determinó que era necesario asignarle la residencia de la PGR para garantizar el dispositivo de seguridad, en momentos en que estaban en apogeo ciertos operativos contra la delincuencia organizada. Se pensaba que la custodia para el nuevo secretario y su familia podría realizarse en su domicilio, pero había, entre otros, un problema de calles estrechas y edificios colindantes.

Afirmaron que al llegar a la nueva casa se dieron cuenta de que los cuatro perros que tenía Blake habían hecho destrozos al jardín, por lo que el arreglo no fue asunto de lujos, sino de compostura, aunado a que Poiré tiene cierta alergia.

En las denuncias entregadas a este diario se afirma que en Gobernación prevalece una actitud de hostigamiento laboral, donde sólo se atienden las exigencias y solicitudes del círculo cercano al secretario, y para el resto no se permite ningún margen de error.

Comentaron que posiblemente sí exista ese problema de alergias, porque se ha contratado un servicio de lavado de carros para que aspiren a diario las camionetas de los altos funcionarios.

La Jornada ha difundido desde 2009 múltiples denuncias de personal de Gobernación despedido fast track, incluso trabajadores del servicio profesional de carrera, quienes aseguran que los funcionarios de alto nivel actúan con prepotencia hacia quienes no están en sus equipos o grupos políticos y en contra de quienes no aceptan participar en lo que han definido como irregularidades, excesos y gastos fuera de la norma.