El jurado elige La frontera del narco, libro de la colaboradora de La Jornada
Comparte el galardón Rodolfo Walsh de novela policiaca no ficción con Guillermo Saccomanno
Sábado 14 de julio de 2012, p. 6
Gijón, 13 de julio. La periodista y escritora mexicana Sanjuana Martínez fue hoy declarada aquí ganadora del Premio Rodolfo Walsh de novela policiaca no ficción 2011, que concede la Semana de Novela Negra de Gijón, por su obra La frontera del narco.
En un acto efectuado en la edición 25 del festival literario, que comenzó el pasado día 6 y terminará el lunes 15, el jurado también eligió ganador en esta categoría al argentino Guillermo Saccomanno, por su novela Un maestro.
Sanjuana Martínez (Nuevo León, 1963), colaboradora de La Jornada, no pudo asistir este año al encuentro en Gijón, por lo que se le hará llegar el diploma y el Rufo
, pequeña estatuilla.
Periodismo de alto riesgo
Respecto de La frontera del narco (editorial Temas de Hoy), el escritor Paco Ignacio Taibo II comentó que es una colección de crónicas de periodismo de alto riesgo, hechas en el terreno en medio de la amenaza de narcotraficantes, policías y militares.
“Es una periodista que se ha convertido en una de las más importantes del país por tocar temas calientes y estar en la punta de la denuncia de las combinaciones del narco, que incluyen corrupción, complicidades de gobernantes y ha reventado algunas de esas cosas”, dijo.
El premio es compartido con Guillermo Saccomanno, autor de la novela Un maestro (Planeta Argentina), que da voz a su amigo Nano Balbo, quien estuvo preso por la dictadura militar argentina.
El Premio Celsius 232, a la mejor novela de fantasía o ciencia ficción, es para el español Emilio Bueso por su obra Diástole (Salto de Página), que la define como una historia sobre redención a través del arte, la heroína y el aborto, con un romance de fondo
.
El premio Hammett, a la mejor novela policiaca, recayó en la española Cristina Fallarás por su novela Las niñas perdidas (Roca)”.
El premio Espartaco a la mejor novela histórica es para el español Ignacio Martínez de Pisón, por El día de mañana (Seix Barral).
El premio Silverio Cañada, a la mejor novela negra, es para el argentino Enrique Kike Ferrari, por Que de lejos parecen moscas (editorial Amargord).
La Semana Negra ha sido un éxito, festejada y visitada por miles de entusiastas provenientes de toda Europa, aun con las vicisitudes que esto representa en este momento de crisis.
Esta 25 edición no ha hecho sino repetir los buenos éxitos anteriores, superando siempre las expectativas de asistencia. En 25 años se ha convertido ya en una tradición tatuada en la piel de Gijón. Esta vez estuvo muy presente la resistencia de los mineros en huelga que han hecho una emotiva marcha a Madrid, a donde llegaron ayer, en cuyo trayecto recibieron grandes manifestaciones de simpatía y apoyo.
Lo normal en este encuentro es que haya decenas de mesas y conferencias sobre libros diariamente, no lo es tanto que un volumen sea presentado por primera vez en ese escenario, que es todo un acontecimiento en Europa. Esto fue lo que sucedió con una novela mexicana.
Presentan Xalostoc, de Pérez Arce
Paco Ignacio Taibo II tomó el relevo para dar un viraje radical a la izquierda... y ejerció de presentador de la reciente novela de Francisco Pérez Arce, Xalostoc, editada por Ítaca, obra que es, ciertamente, un reflejo del México del último tercio del siglo XX.
El libro se divide en dos tramas protagonizadas por los mismos personajes, una que se desarrolla en 1975 y otra en 1992. En la primera, se narra el activismo sindical en el contexto de una huelga, con militantes que luchaban contra sindicatos corruptos englobados en el charrismo, la patronal y el aparato del Estado, Santísima Trinidad de un sistema podrido que somete a los trabajadores a los designios de sus opresores.
Dos de los protagonistas de la primera trama son activistas, antiguos estudiantes que habían participado en las movilizaciones estudiantiles que en 1968 desembocaron en la matanza del Ejército el 2 de octubre, en la plaza de Tres Culturas, en Tlatelolco. El tercero, es un policía que participa en la represión.
Sin embargo, en 1992, quienes fueron enemigos se unen para aclarar la serie de peripecias en las que se ve involucrado uno de esos activistas, convertido en profesor universitario, y en las que tiene que ver una hermosa rubia estadunidense, un trompetista de jazz y una libreta repleta de números.
La lectura de Xalostoc cobra nueva dimensión a raíz de las recientes elecciones en México y el resurgimiento de un movimiento estudiantil que promete presentar pelea, según comentó el dúo de Pacos.
Además, el libro tuvo el atractivo adicional de descubrir al lector español lo que es un verdadero desayuno mexicano. Y luego hay quien duda de la utilidad de la Semana Negra.
La mesa sobre Xalostoc llenó la carpa de las presentaciones, y los ejemplares que estaban a la venta, literalmente volaron.