Caracas, 13 de julio. Desde hace dos meses el presidente venezolano, Hugo Chávez, lidera manifestaciones masivas para conquistar el voto de los electores indecisos, quienes, según encuestadoras, podrían definir la elección presidencial el próximo 7 de octubre.

“Dijeron que yo no iba a poder recorrer el país. ‘Ese va a estar encerrado en Miraflores en una campaña virtual, por Twitter y video’, expresaron y se burlaron de mí como les dio la gana”, indicó Chávez en relación con los comentarios de opositores que no confiaban en que se iba a recuperar del cáncer que le fue diagnosticado a mediados del año pasado. Pero ahora yo ando recorriendo el país, estoy comenzando apenas, apuntó.

Tras un año en el que su presencia estuvo limitada por un tratamiento para curar el cáncer, el presidente de Venezuela, quien está próximo a cumplir 58 años, volvió a las calles esta semana y dijo estar completamente curado. Se esforzó por demostrar que sus problemas de salud son cosa del pasado.

El jueves, Chávez volvió a las tarimas de la ciudad oriental de Barcelona en la primera de varias giras planeadas hasta las próximas elecciones.

Chávez llegó a la cita a bordo de un camión regalando besos y llevándose la mano al corazón. Ni el recio aguacero logró dispersar a la decenas de miles de seguidores que lo esperaron durante toda la tarde.

Sus partidarios se congregaron seis horas antes del evento, programado a las cinco de la tarde, y soldados los abastecieron de agua, pancartas y globos, hecho que fue criticado por la oposición.

Estoy en la calle otra vez, gracias a Dios, después de todo lo que he pasado en el último año. Es un milagro, comentó a la multitud.

Ha vuelto el huracán bolivariano, agregó en referencia al héroe decimonónico Simón Bolívar, a quien admira y en quien se inspira su revolución socialista.

Hay que ir por los indecisos, los que no saben por quién votar, arengó ante la multitud que lo escuchó durante dos horas, en las cuales recordó a Bolívar y su época de militar.

Hacia el final de la concentración, el mandatario se despidió lanzando su bufanda amarilla a un público que se abalanzó para recogerla.