Potencial de intercambio entre 396 millones de habitantes: experto
Miércoles 1º de agosto de 2012, p. 25
Buenos Aires, 31 de julio. El esperado ingreso de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) que se produjo hoy en la cumbre de los presidentes en Brasilia, es considerado un salto importante que apunta a la consolidación y fortalecimiento no sólo económico sino político del bloque regional, que de esta manera puede superar las debilidades que podían significarle la concepción primaria con que se creó este bloque pensado como una unión aduanera y comercial, lo que comenzó a ser trascendido con la llegada de nuevos gobiernos a la región.
La fortaleza que esta incorporación produce trasciende al Mercosur dijo la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner y es esta la conclusión a la que llegaron distintos analistas, mientras los sectores derechistas que jaquean constantemente a los mandatarios en cada uno de los países: Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela ahora, atacan estos avances en lo que resulta ser uno de los bloques más importantes de la región.
El impacto político y económico abarca una buena parte del continente, desde el Caribe hasta la Patagonia, sostienen los que señalan la trascendencia de la incorporación venezolana con sus enormes reservas de petróleo y la concepción política de la integración que tiene su gobierno.
Creado en 1991, el Mercosur- integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,- en sus primeros años funcionó como una unión comercial y aduanera, aunque nadie puede negar la importancia de ese primer paso en su momento lo que se fue consolidando, en medio de frustraciones, debilitamientos especialmente por las evidentes asimetrías entre sus socios.
A partir de la llegada al gobierno de Hugo Chavez en 1998, ratificado en poco tiempo, luego de la nueva Constitución de 1999- que dio un vuelco profundo para producir cambios en la sociedad venezolana- ese gobierno trazó una política activa para la unidad latinoamericana que fue clave para el proceso integrador.
El salto cualitativo dado este día, necesario para consolidar la integración del bloque, como señalaron los mandatarios, tiene un antecedente básico y es lo actuado por el Mercosur en noviembre de 2005 en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina cuando los cuatro socios de este organismo, a través de la voz del anfitrión entonces el ex presidente Néstor Kirchner, le dijeron “no “ al Área para el libre Comercio de las Américas (Alca), dando un duro golpe a las pretensiones del ex presidente de Estados Unidos, George W Bush, que había llegado seguro de lograr su objetivo y se fue con las manos vacías.
En este revés también Venezuela jugó un papel fundamental.
De alguna manera se consideró en diversos sectores que el golpe parlamentario que destituyó al presidente de Paraguay Fernando Lugo, en junio pasado- una acción a todas luces ilegal-, era también un golpe a la integración detrás del cual estaba la mano de Washington. Los gobiernos de Mercosur cumpliendo con los reglamentos del organismo separaron a Paraguay hasta que haya elecciones democráticas.
La respuesta de hoy ha sido precisa y clara. El mismo Parlamento que destituyó a Lugo había obstaculizado el ingreso de Venezuela, que había sido solicitado desde 2006 y rápidamente avalado por Argentina y Brasil-donde la derecha parlamentaria también hizo su juego- y luego Uruguay.
“La entrada de Venezuela introduce,o amplia las variables geoestratégicas del Mercosur, en momentos donde la lucha –producto de la crisis global- entre los bloques territorializados (China, Rusia, Estados Unidos, Europa) es fuerte, nos brinda una oportunidad histórica de posicionamiento y de liberación, completando el ciclo iniciado con las rupturas del régimen colonial de dominación hispana del siglo XIX. La visión – y el ritmo- de la nueva independencia, se amplía con un potencial energético aportado por Venezuela. Las reservas con las que se cuenta (unos 298 mil millones de barriles de petróleo, sumado al cálculo de 1.8 veces más en el golfo de Venezuela, en el límite con Colombia) le dan un valor agregado al potencial agrícola, pecuario e industrial con que cuenta ya de por sí el Mercosur, señala el especialista Juan Romero.
Demográficamente estaríamos hablando de un espacio-para no definirlo como mercado, que resulta más economicista que humano- de intercambio y flujo de unos 396 millones de habitantes, en donde resaltan densidades poblacionales como las de Brasil (197 millones), Argentina (41 millones) y Venezuela (30 millones), que se agregan a otros que si bien no están en lo inmediato incorporados a pueden resolver hacerlo. Lo realmente importante, es que se estaría definiendo una zona geográfica de flujos y reflujos humanos y productivos, con polos ntegradores, que van desde el Caribe a la Patagonia y que abarcan cuencas de ríos y riquezas importantísimas que se deben evaluar a la hora de examinar este nuevo bloque .Todo esto en una concepción totalmente distinta de lo que debe ser una integración emancipadora
, afirma el especialista, para quien hay un potencial único que merce ser estudiado a fondo.