Madrid, 1º de agosto. Los principales sindicatos de España e Italia exigieron este miércoles a los mandatarios de ambos países, un día antes de que se reúnan en Madrid, que impulsen en la Unión Europea (UE) la adopción inmediata de las medidas necesarias para negociar ante sus acreedores que los intereses que pagan por su deuda sean menos onerosos y así logren rebajar el costo de financiación de los dos estados.

La fuerte política de ajuste del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, contexto en el que se agrava el problema de desempleo, el mayor de la UE, con alrededor de 5 millones de parados, es una exigencia de organismos internacionales financieros y la presidencia de los países de la eurozona con sede en Bruselas, que acordaron prestar a España 100 mil millones de euros para salvar a sus bancos.

En tanto, España fija su atención en el Banco Central Europeo (BCE) en espera este jueves de una decisión crucial para solventar su deuda.

Debido a su alto endeudamiento, varias comunidades españolas se enfrentan al gobierno de Rajoy, entre ellas Asturias, Canarias, Cataluña y Andalucía, que encabezan una rebelión contra el severo techo de intereses a pagar –un objetivo de deuda de 15.1 por ciento sobre el producto interno bruto para 2012 y 16 para 2013– que les impuso el gobierno central español y que agota sus arcas.

Lo anterior pone en entredicho la credibilidad de España, en un momento complicado en el que busca tranquilizar a sus socios europeos a cambio de ayuda para salir de la crisis.

La agencia de calificación financiera Standard and Poor’s anunció que mantiene la nota de España en BBB+, el primer nivel de las inversiones consideradas de riesgo, aunque teme que el país no pueda cumplir sus ambiciosos objetivos de reducción del déficit en 2012.

La nota se mantiene por el fuerte compromiso del gobierno de Rajoy con la política de ajustes presupuestarios, indicó la agencia en un comunicado.

Sin embargo, S&P decidió conservar la perspectiva negativa de la nota soberana de España, lo que podría implicar una degradación a mediano plazo, debido a los múltiples riesgos a los que debe hacer frente la economía española, sumida en la recesión.

La agencia consideró así que la debilidad del consumo y la inversión en el país amenaza al ambicioso objetivo de déficit de 6.3 por ciento del PIB en 2012 frente a 8.95 en 2011.

En un comunicado conjunto emitido la víspera del muy esperado encuentro entre Rajoy y el primer ministro italiano, Mario Monti, los sindicatos recomendaron la adopción inmediata de cuantas medidas sean necesarias para garantizar que las emisiones de deuda pública de España e Italia puedan ser cubiertas a tasas de interés reducidas, que garanticen la liquidez necesaria, hoy, y la solvencia futura de nuestros estados.

El alto costo que pagan los gobiernos de España e Italia por sus deudas es una de las razones principales que han llevado a reducir los gastos en rubros sociales, a la vez que impone una mayor presión para disminuir el déficit fiscal de esos países.

Entre las medidas que reclamaron los sindicatos españoles Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores, así como los italianos CGIL, CISL y UIL, están la compra de deuda en los mercados primario o secundario por parte del Banco Central Europeo (BCE) o de los fondos de estabilidad (con garantía ilimitada del BCE y sin condiciones de nuevos recortes), además de la prohibición total de las apuestas bajistas en mercados, un tipo de operación especulativa.

Posteriormente dijeron que debe transformarse parte de la deuda de los estados de la UE en deuda europea, mediante eurobonos garantizados por el BCE, y cambiarse el estatuto del regulador para que asuma funciones equivalentes a la Reserva Federal de Estados Unidos. Otras exigencias de los sindicatos incluyen la aplicación inmediata del impuesto a las transacciones financieras y el combate al fraude fiscal a escala europea.

Entre la batería de exigencias de las centrales sindicales se encuentra también la demanda de acciones concretas que lleven a la construcción de los Estados Unidos de Europa.

Lo anterior, al considerar que la falta de una verdadera construcción política europea que sostenga la monetaria ha sido la base de los problemas de legitimidad y eficacia de la acción de la UE, añadieron.