Londres, 12 de agosto. El oro estuvo a dos puntos y Brasil lo dejó ir, cediendo ante un repentino cambio de estrategia en el ataque del sexteto ruso, que comandó como héroe Dimitry Musersky, quien lo llevó a remontar una ventaja de dos sets y lo colocó en lo más alto del podio del volibol masculino. El bronce fue para Italia, que se impuso 3-0 a Bulgaria.

La verdeamarela, que disputó su tercera final consecutiva, se quedó con las ganas de unirse al triunfo del bicampeón equipo femenino, que se impuso el sábado a Estados Unidos.

La escuadra brasileña tiene dos campeonatos mundiales y nueve ligas del orbe, aunque su reciente actuación –sexto lugar, el peor de la historia– había generado dudas respecto de su desempeño en Londres, donde rápidamente las disipó con la serie de triunfos que la colocaron en la final.

El protagonista fue Wallace, con 27 puntos, junto con Murillo, quien anotó 18. Ambos fueron claves en los primeros sets del ataque, que conseguía espacios entre los altísimos defensores rusos.

En el tercero, a dos puntos del título oro, comenzó la pesadilla. Un cambio que hicieron, colocando a Muserskiy como opuesto dejó, a su equipo más fuerte y no conseguimos controlar eso; tal vez eso haya afectado a los jugadores emocionalmente, dijo Rezende.

El ruso Dimitry Muserky (13) fue elemento clave en la remontada sobre los canarinhosFoto Ap

Rusia sacó una cara que no había mostrado en el partido y presionó a Brasil, que perdió dos unidades del partido al ceder el set con un remate de Muserskiy.

Esos últimos puntos y el cuarto set tuvieron más sabor a final, electrizantes, dejándolo todo en la cancha. Sólo que Rusia estaba inspirada y los errores azotaban a los brasileños, ya condenados.

Terminar mi carrera con una medalla de plata no es lo que soñé, no lo esperaba, menos después de dos sets perfectos, lamentó el capitán Giba, uno de los que se retira del sexteto nacional.

Musersky, quien terminó con 31 puntos, refirió: Desde el primer set ellos pusieron presión sicológica sobre nosotros y jugaron muy rápido, pero en el segundo y tercero comenzaron a cansarse y ahí fue cuando vimos nuestra oportunidad.