Grupos y solistas representativos del Reino Unido dieron festivo final a los JO
El desfile de deportistas fue menos nutrido; por México apareció la taekwondoísta María Espinoza
Lunes 13 de agosto de 2012, p. a11
Londres, 12 de agosto. Kim Gavin, ex bailarín y encargado de la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, lo había advertido: el cierre sería una celebración. Fiesta, fiesta, fiesta
, había anticipado emocionado. Y así fue: un recorrido convencional por la historia musical del Reino Unido, más cercano a las producciones de Broadway que al espíritu British que se había anunciado. Así, la capital británica dijo adiós a sus terceros Juegos y pasó la estafeta del mayor espectáculo deportivo del mundo a Río de Janeiro, que acogerá la edición de 2016.
Si la inauguración fue una mirada hacia las raíces históricas y culturales británicas con toques de humor, la clausura fue más desenfadada y con los elementos pop y kitsch que también identifican a las islas.
Antes de entregar la bandera olímpica y apagar la llama, desfilaron cantantes y grupos como Madness, George Michael, Pet Shop Boys, Annie Lennox, Ray Davies, Liam Gallagher, las Spice Girls –reunidas para la ocasión–, Muse; Brian May y Roger Taylor, de Queen, y el cierre corrió a cargo de The Who.
Los primeros en aparecer fueron los Madness, en medio de una fiesta callejera, una tradición británica celebrada con cientos de banderas Union Jack en un campo de juego convertido en una pequeña Londres.
El ska de los Madness, que interpretaron Our House, sacudió el estadio antes de que los Pet Shop Boys tocaran West End Girls, con un intermedio del clásico del britpop Park life, de Blur, interpretado por una orquesta. A continuación fue el turno de Ray Davies, el cantante de los Kinks.
Davies, personaje único del rock inglés, salió de un auto para interpretar Waterloo Sunset (1967), balada sobre dos amantes en un puente londinense que conmovió a las 80 mil personas presentes en el estadio de Stratford. Y la música, siempre la música como una de las mayores aportaciones británicas a la cultura global. De los altavoces salían canciones imborrables de Pink Floyd y David Bowie, entre otros.
Sonó Imagine
Tras la pausa por el ingreso de los abanderados de cada delegación y los atletas, llegó un montaje especial con John Lennon cantando Imagine, coreada por todo el estadio como si se tratara de un himno universal.
Los atletas saltaron a la pista, donde en días pasados asombraron gigantes como el jamaicano Usain Bolt o el keniano David Rudisha. Primero los abanderados desfilaron en solitario y, tras colocarse a lo largo del escenario, a su alrededor empezaron a circular los miles de deportistas que todavía no han abandonado Londres. Fue un recorrido menos jubiloso que en la inauguración. México estuvo representado por María del Rosario Espinoza, bronce en taekwondo; Colombia, por Mariana Pajón, oro en ciclismo BMX, y Brasil, por Esquiva Falcao, medallista de plata y primer púgil de su país en llegar a una final olímpica de boxeo.
Y el tradicional relevo de sedes ocurrió con una escena que fue criticada en Twitter por su racismo implícito: un barrendero presuntamente carioca, interpretado por Renato Sorriso, apareció en el centro del estadio Olímpico de Stratford y un responsable de seguridad quiso detenerlo.
El barrendero, personaje del Sambódromo durante los desfiles de las escuelas de samba, empezó a bailar al ritmo de una batucada y logró convencer al oficial de sus buenas intenciones
olímpicas.
Por unos instantes el estadio de Londres se convirtió en lo que se espera será Río de Janeiro, con un despliegue de talento representativo, con la cantante Marisa Monte y la música de las Bachianas del compositor Heitor Villa-Lobos.
Bailarines indígenas, capoeristas y el rapero BNegão hicieron un despliegue de la fusión de las raíces de Brasil, la influencia africana y la modernidad, una marca registrada del país sudamericano, orgulloso de la convivencia de sus diferentes identidades.
El cambio oficial se hizo cuando el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, recibió de su homólogo de Londres, Boris Johnson, y del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, la simbólica bandera olímpica antes de una colorida presentación de ocho minutos preparada por el gigante sudamericano.
Rogge declaró concluidos los Juegos de Londres entre aplausos en el estadio Olímpico, y la llama que había iluminado la capital británica durante 19 días de justa se extinguió.
El presidente del comité organizador local, Sebastian Coe, lanzó un mensaje de agradecimiento a atletas, voluntarios y el resto de implicados en la edición 30 de los Juegos.
Cuando nuestro momento llegó, hemos estado a la altura
, reconoció Coe. Fueron unos Juegos alegres y gloriosos
, coincidió Rogge.
Y se extinguió la llama... sólo durante un lapso: el ciclo que habrá de cumplirse hasta Río de Janeiro 2016, cuando se encienda festiva.