Crónica novelada del asedio ruso a la ciudad de Budapest a finales de 1944
Describe el autor húngaro la decadencia del ser humano y el desencanto después de la llegada de los soviéticos
Escrita en 1945, el volumen permaneció inédito hasta el año 2000
Domingo 19 de agosto de 2012, p. 2
A finales de diciembre de 1944 comienza el asedio de Budapest. Las tropas nazis y sus aliados de la Cruz Flechada intentan frenar el avance de las tropas soviéticas sobre la capital húngara, mientras que los habitantes sobreviven a los bombardeos en los sótanos de las casas acondicionados como refugios. La decadencia del ser humno enmedio del hacinamiento y el terror.
La llegada inminente de los comunistas derriba también la división entre los húngaros burgueses y las clases bajas. Todo es cuestión de sobrevivir y confiar en el cambio que traerá la llegada de los libertadores.
Ese es el escenario en el que el escritor húngaro Sándor Márai ambienta su novela Liberación, la más reciente que se publica en castellano por la editorial Salamandra, y que ya se encuentra en librerías.
En este nuevo libro Márai ejerce de manera magistral su oficio de periodista. Es una crónica novelada de todo lo ocurrido, la crueldad, la indiferencia del ser humano frente al sufrimiento de los demás. Es, además, un compendio de las ideas de Márai con respecto del comunismo, de los judíos, la religión; adelanta en ella las causas que más adelante lo llevarían a salir de Hungría de manera definitiva con la consiguiente prohibición de la publicación de sus obras.
Liberación fue escrita entre julio y septiembre de 1945, con los hechos frescos, con todo el horror de la ocupación nazi y la llegada de los soviéticos. Una novela-crónica-autobiografía, porque es fácil identificar en ella episodios que narra en otros libros, como en ¡Tierra Tierra!, sus diarios y en otros sucesos que que recupera Ernö Zeltner en la biografía acerca el autor de La amante de Bolzano y El último encuentro.
Silencio, protesta clamorosa
Poeta, ensayista, periodista, narrador, Márai vivió los últimos meses de la guerra en el aislamiento, no sólo físico, ya que abandonó su casa en Buda, en la calle Mikó, para ir a un pequeño poblado cercano a la ciudad llamado Leányfalu, sino también de su oficio literario. Desde el 19 de marzo de 1944 había anunciado su retiro de las letras, dejó de escribir para periódicos y abandonó sus colaboraciones para radio.
Recuerda Zeltner una entrevista publicada en el diario Magyar Nmezet en la que decía que Márai dejó la pluma porque no estaba dispuesto a proseguir con su trabajo bajo la ocupación alemana
.
Dice la biografía de Zeltner: De hecho a partir del 19 de marzo (de 1994) y como protesta contra la ocupación de su país, ya no publicó una sola línea y dejó de colaborar tanto para la radio como para los periódicos. Habida cuenta de su popularidad y reputación, su silencio produjo el efecto de una protesta clamorosa. Desde ese momento no se publicó tampoco ningún libro suyo
. Estamos hablando de quien era considerado uno de los mayores escritores de la literatura húngara. Escribía, eso sí, su diario, proyecto que había iniciado unos meses antes.
Con la llegada de los soviéticos y la derrota de los alemanes, Márai regresa a Budapest para encontrar su casa destruida, salvar algunas cosas de entre los escombros, ubicar un nuevo lugar para vivir junto con su esposa Lola y escribir de nuevo.
Al terminar la ocupación alemana fue de los primeros escritores en reintegrarse al ambiente literario, dice Zeltner. Escribió La Hermana, Magia, Un señor de Venecia (La amante de Bolzano), su discurso de ingreso a la Academia, un tomo de sus artículos periodísticos, y terminó la trilogía de Los ofendidos. Dentro de esa prolífica producción literaria escribió Liberación.
“La novela Szabadulás (Liberación), que transcurre a lo largo de las últimas semanas de la guerra de Budapest fue escrita por Márai cuando aún estaba en Léanyfalu y además en un espacio de tiempo relativamente breve. Pero el manuscrito se quedó en un cajón y viajó en el famoso baúl transportado con su autor por medio mundo hasta que en el año 2000 se publicó por primera vez en Hungría como parte de su legado póstumo”, escribió Zeltner.
Liberación es la novela más cruda de Márai, de las que se han publicado hasta el momento en español. El personaje principal es Erzsébet, una joven judía que se ve obligada a separarse de su padre, un científico de gran reputación a quien los nazis perseguían más por su decisión de no unirse al régimen que por su condición judía.
Erzsébet, quien sobrevive con documentos falsos, logra colocar a su padre, astrónomo, en un refugio, donde tiene que vivir en un pequeño espacio tapiado, sin posibilidad de ver las estrellas; ella, en tanto, vive en el edificio de enfrente hasta que la intensidad de los bombardeos obliga a todos los ocupantes del inmueble a refugiarse en el sótano, que reúne gente de todas las clases sociales comenzando por los burgueses (clase a la que pertenecía Márai) hasta los obreros.
El hacinamiento aumenta con la llegada de los refugiados de un edificio cercano. Cualquier tipo de privacidad desaparece. Ahí Erzsébet logra acomodarse en un rinconcito oscuro. Sus vecinos son una señora sobreviviente de un campo de concentración (el monólogo de esta mujer, casi al final del libro, destroza) y un profesor confinado a una camilla, que a duras penas se levanta una vez al día para ir al baño.
Cuarenta días dura aquello. Cuarenta días en los que las noticias de nuevas muertes afectan a todos los residentes, quienes esperan la llegada soviética con la convicción de que eso cambiará las cosas y llaman a ese momento, precisamente, la liberación.
Márai es todos y cada uno de los personajes: aunque haya vivido fuera de Budapest en ese periodo, a él le tocó el hacinamiento en Leányfalu. Reconstruye en Liberación su propio encuentro con los soldados soviéticos, cuya narración real está en ¡Tierra Tierra!, como él, Erzsébet y su padre también pierden su casa y sus pertenencias, plasma sus ideas acerca del nazismo, el comunismo, los judíos. Márai es al mismo tiempo el padre de Erzsébet, ella y sobre todo el profesor enfermo, ese que sabe que con la llegada de los rusos no se inicia una nueva época para los habitantes de Hungría. La batalla no sólo se libra en las calles, entre los soldados de ambos bandos, se libra sobre todo en la mente de los sobrevivientes.
Vale recuperar otro párrafo de la biografía de Zeltner en el que dice que después de la llegada de los comunistas “...a lo largo de esas semanas y meses Márai se preguntó a menudo en qué le había beneficiado la liberación. Inmediatamente después de la entrada de los rusos, su respuesta a esa pregunta fue la siguiente: ‘Por ejemplo, desde hace dos días no me veo obligado a esconder este diario en los desvanes, como en los meses anteriores’. He aquí todo lo que he podido notar al respecto. Pero ‘desde fuera’ no se puede liberar a nadie por completo: la liberación viene sólo de dentro”.
Cerco cultural
Así como no estuvo dispuesto a validar la ocupación nazi, tampoco estuvo dispuesto a abandonar su ser burgués durante el comunismo, un régimen que rápidamente estaba tomando el control de los medios de comunicación, la cultura, y nacionalizó las editoriales. Ese cerco cultural poco a poco comenzaba a asfixiarlo, no tenía libertad plena para ejercer su oficio de periodista ni de escritor. Su obra comienza a ser desvirtuada y toma la decisión de salir de su país en 1948, primero a Italia y después a Estados Unidos.
Relata en ¡Tierra Tierra!: “La noche era tranquila y silenciosa. El tren partió sin hacer ruido. En unos instantes dejamos atrás el puente y continuamos viajando bajo el cielo estrellado hacia un mundo donde nadie nos esperaba. En aquel momento –por primera vez en mi vida– sentí miedo de verdad. Comprendí que era libre. Empecé a sentir miedo”.