Por primera vez en la historia del Maratón Internacional de la Ciudad de México, las 17 mil inscripciones se agotaron con casi una semana de antelación a la edición 30, la cual se correrá este domingo con salida en Paseo de la Reforma y, tras una ruta que dará vuelta por el Circuito Interior, tendrá meta en el Zócalo capitalino.

Varios aspirantes que no alcanzaron registro apostaron afuera del pabellón Este del Palacio de los Deportes tratando de negociar números con algún arrepentido, pero deberán conformarse con tomar la salida sin seguimiento electrónico ni certificado de haber tomado parte en la competencia, que los organizadores asumen como la más importante de Latinoamérica.

Esa señal es buena, porque el hecho de no haber boletos es indicativo del deseo multiplicado de participar, de hacer deporte, de la difusión que ha tenido y de la organización mejorada que se merecen todos, indicó el director del Instituto del Deporte del Distrito Federal, Francisco Javier López Ortiz.

Participantes en las 29 ediciones anteriores, el contador Miguel Ángel Vargas, de 64 años, y el taquero Floriberto Ramos Sarmiento, alias Betus, de 55, se alistan para celebrar esta edición. Las constancias de que han terminado las anteriores son las medallas con las que fueron presentados en un stand, en el domo donde la mayoría de los corredores se registraron y obtuvieron sus paquetes para la justa.

He ido a todos los maratones, desde que era el esquema lírico, porque ahora ya es logístico, electrónico, de tecnología de punta. He visto todo el desarrollo, señaló Vargas, quien recordó que en los inicios corrió con camisetas de algodón sobre otras rutas sin suficientes puestos de abastecimiento, entre otros factores que han cambiado con la tecnología atlética.

Para el corredor veterano, el maratón citadino es un hábito, la prueba central de otras a las que asiste: “Mi desarrollo siempre ha sido personal, porque es un deporte individual. Entonces corro porque he aprendido a escuchar la voz de mi cuerpo y la de mi espíritu.

Hay gente que lo hace bajo programas, pero el cuerpo no siempre responde igual biológicamente. indicó el sexagenario, quien muestra un físico íntegro.