París, 31 de agosto. Se acabaron los juegos, los paseos por la playa, el campo o la montaña. Cuando llega el final de las vacaciones, los animales experimentan –igual que los niños que regresan a clases– la depresión del fin del descanso.

Ladridos, llanto, zapatos y muebles destrozados, basura revuelta y orina en la alfombra son indicios que deben alertar al amo sobre el malestar de su mascota.

A cada regreso de vacaciones mi gata Katou hace sus necesidades en mi cama durante varios días, relata Philippe Uzan, dueño de una siamesa.

Nana, la pastor alemán de Monique Gastinel, no quiere comer e ignora a su ama cuando ésta retoma el trabajo, tras largas semanas de vacaciones en el mar.

Según la especialista en comportamiento animal Aline Aublé, si un perro ladra sin cesar y destruye los muebles al regresar a casa después de haber pasado vacaciones con su amo o con un miembro de la familia, quiere decir que sufre de falta de compañía y de melancolía de fin de las vacaciones.

¡No lo castiguen al jugar con las pertenencias de su amo; el perro guarda contacto con el amo, afirma la especialista. Sin embargo, deben acostumbrarlo a estar solo nuevamente, añade.

Terapia ocupacional

Tanto para perros como para gatos, los profesionales aconsejan ocuparlos con juegos mientras el amo está en el trabajo y los niños en la escuela.

Recomiendo esconder croquetas en diferentes lugares de la casa, ya que por naturaleza a los gatos les gusta cazar mariposas y roedores buena parte del día, aconseja la veterinaria Céline Moussour.

Según Moussour, para que un animal permanezca de buen ánimo, hay que restablecer los antiguos rituales al menos una semana antes del fin de las vacaciones. Deben seguir paseando a su perro cada mañana y noche, pero en tramos más cortos y alimentarlo en horarios regulares, como cuando están trabajando.