Una adolescente embarazada tiene riesgo de muerte de dos a cinco veces superior que las mujeres mayores. Debido a eso existe un grave problema de salud pública en México, aunque hasta ahora casi nada se ha hecho para disminuirlo. La evidencia está en que en los últimos 10 años se ha mantenido prácticamente igual la proporción de gestantes menores de 19 años: en 18 por ciento.

Lo mismo ocurre con la demanda insatisfecha de métodos anticonceptivos para este sector: 24 por ciento. Es evidente que la oferta de estos productos en las instituciones públicas es insuficiente. Por eso, entre otras razones, no es viable la posibilidad de que México alcance la meta del milenio relativa a la disminución de la mortalidad materna, aseguró Josefina Lira, coordinadora de la Clínica para la Atención de Adolescentes del Instituto Nacional de Perinatología (Inper).

Advirtió que la razón de mortalidad materna en jóvenes menores de 19 años es más elevada con respecto a grupos de mayor edad; 56 de cada mil pierden la vida por esta causa. La tasa nacional de defunciones de mujeres por causas relacionadas con el embarazo, parto y puerperio era de 54.4 por 100 mil nacimientos hasta el pasado 15 de agosto, de acuerdo con el Observatorio de la Mortalidad Materna, y la meta del milenio comprometida para 2015 es ubicar este indicador en 22 por cada 100 mil.

En entrevista, durante los trabajos del tercer Congreso Nacional de Medicina Perinatal, Embarazo en Adolescentes, Vidas en Riesgo, la especialista resaltó que este problema se mantiene a pesar de que existe un programa nacional para la atención de los adolescentes, pero el cual, dijo, ha carecido de recursos económicos.

La falta de interés de las autoridades sanitarias en la atención de este problema ha sido más que evidente y sólo recientemente se hizo un esfuerzo importante, con la campaña de información El condón es más seguro que el destino, que promueve el uso del preservativo entre los adolescentes.

Lamentablemente, dijo, se llevó a cabo cuando está por concluir el sexenio y ya no es posible realizar una evaluación del impacto de dicha estrategia, y menos aún de darle continuidad. Así, indicó, es casi como tirar el dinero.

La especialista resaltó que el país tiene un gran problema porque sus adolescentes ejercen la sexualidad sin protección y están expuestos a los embarazos no deseados y a las infecciones de transmisión sexual.

Respecto de los embarazos, explicó que hasta 70 por ciento de las jóvenes gestantes presentan algún problema de salud o enfermedad, principalmente infecciones genitourinarias y de tipo vaginal que las exponen a tener partos prematuros.

La corta edad de las madres también es determinante para tener bebés con bajo peso al nacer y de padecer preclampsia, principal causa de muerte materna. Otro factor que influye para un mal pronóstico es que las adolescentes llegan en etapas tardías a la consulta prenatal, generalmente cuando ya presentan varias complicaciones o enfermedades.

El reto del país en esta materia es involucrar a médicos, padres de familia, autoridades, escuelas, en fomentar la educación sexual, y ya que el inicio de la vida sexual de los adolescentes es un hecho, lo que toca es darles las herramientas para que la ejerzan con responsabilidad y sin riesgos para la salud y la vida, apuntó.