El documental 200 años después no pretende divertir, sino informar sobre lo que pasa en San Miguel de Allende, Guanajuato, respecto de la venta inmoderada de casas del centro histórico, de la destrucción del paisaje, del entorno, pero narrado por los pobladores. Ese es un punto de vista, expresó el director de la película, Mitl Valdez, en conferencia de prensa realizada en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Valdez leyó un texto para la ocasión: Parecerá raro, pero, aunque soy mexicano, hasta hace pocos años conocí la ciudad de San Miguel de Allende. No obstante que es un destino turístico internacional y que la televisión transmite llamativos anuncios que invitan a visitarla, que fue la cuna de la independencia de México, que algo sé de la historia de mi país y que ahí residen amigos míos muy queridos, no había, no había tomado la iniciativa de ir a visitarla.

Festejos por el bicentenario

El documental comienza con imágenes del festejo del bicentenario de la Independencia de México en 2010 en San Miguel de Allende, a la que se suman extranjeros, sobre todo los estadunidenses que ahí radican porque han comprado viviendas que son patrimonio arquitectónico. Todo se volvió un auge de venta de casas en la década de 1990: llegaron con sus dólares y deslumbraron a los habitantes, que les vendieron y ya.

“Un problema –dijo el realizador nacido en el Distrito Federal– es que los gringos no se han sumado a las tradiciones del pueblo.” Pintan su raya. Pero sí se emborrachan al calor de una caída de sol, se quejan algunos de los entrevistados por Valdez, quien buscando el punto medio se resiste a calificar a los estadunidenses sanmiguelenses con palabras despectivos, como ignorantes o incultos, al no sumarse a las festividades. “Observan, pero con el ánimo del gringo que ve al mexican curious.”

Un problema es que el desarrollo urbano ha sido anárquico y los recursos naturales, como el agua, se están volviendo insuficientes. Y San Miguel era famosa por sus recursos hídricos. Los gringos gozan del agua para sus albercas. El realizador muestra la construcción de edificios en condominio. Un vestigio que hay que defender es una cañada, la última que queda.

Mitl Valdez en la presentación de la cintaFoto Barry Domínguez

San Miguel de Allende era su arquitectura y el paisaje, y éste se está extinguiendo.

Testigo de piedra es Allende, en una estatua que le es útil a Mitl Valdez para subrayar ideas, para preguntar si su lucha ha valido la pena.

En la rueda de prensa posterior a la exhibición del documental, Carmen Carrara, subdirectora de la Filmoteca de la UNAM, expuso que esta casa de estudios apoya trabajos como los del maestro Valdez por su calidad.

Valdez agregó que su documental no da números sobre la especulación inmobiliaria ni aporta la cifra de cuántos estadunidenses han comprado casas, a pesar de que el tema de la cinta lo exige. Grabó durante año y medio.

A final de cuentas tenía 70 horas de material, pero desde un principio lo que me interesaba era escuchar la voz de los sanmiguelenses, para que ellos hablaran de sus asuntos. De principio no quise meterme con estadísticas, para que no hubiera interferencia de mi parte como instancia informativa; tampoco que se escuchara a un locutor y, mucho menos, interpretar esa realidad. Entendí que debía acercarme a esa realidad con mucho respeto, de manera casi antropológica. No quise mezclar cartones o cifras, que ciertamente podrían haber contextualizado los conflictos que hay en San Miguel; sin embargo, preferí no saturar de esa información, sino dejar, a la manera de los documentalistas mexicanos del siglo XX, que la realidad transcurriera frente a cámara.

Importante dar voz a los lugareños

Mitl Valdez dijo: Entrevisté a un estadunidense, que tiene una actitud crítica hacia lo que ocurre en San Miguel de Allende. Por otro lado, creí necesario escuchar a los sanmiguelenses que no tienen acceso a los medios de comunicación para expresar su manera de pensar y de sentir.

La película se estrenará el 8 de septiembre en la sala José Revueltas del Cento Cultural Universitario de la UNAM.