El producto, resultado de más de 20 años de estudios de las toxinas de Bacillus thuringiensis
MoscofinBt ya cuenta con el aval de la Cofepris y podría estar a la venta el próximo año, explicó la autora de la investigación Alejandra Bravo, quien encabeza un equipo de la UNAM
Jueves 13 de septiembre de 2012, p. 2
La dedicación de más de dos décadas de la investigadora Alejandra Bravo de la Parra y de su equipo, del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al estudio de las toxinas producidas por la bacteria Bacillus thuringiensis ha sido fructífera. Una de las resultantes es la producción de un insecticida biológico de uso doméstico para eliminar larvas de los moquitos transmisores del dengue.
El prototipo acaba de ser avalado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por lo que este año el equipo de investigación de Bravo se dedicará a la producción del insecticida para ponerlo a la venta.
El combate al dengue es una de las prioridades de salud pública, pues los casos reportados en el país han aumentado en los años recientes y no existe medicamento para curarla.
Hace tres años, con el apoyo de la incubadora Innova-UNAM y gracias a sus estudios en ese campo, la académica universitaria pudo echar a andar la empresa Corporación Mexicana de Transferencia Biotecnológica. Y uno de los primeros productos que saldrá al mercado es el insecticida, llamado MoscofinBt.
Bravo de la Parra afirmó que ya se han realizado diversas pruebas que demostraron la eficacia del producto sobre los insectos transmisores del dengue. El más reciente que se necesitaba debía ser otorgado por la Cofepris, y una vez aprobado, este año nos tenemos que dedicar a la producción, esperamos que el año que entra se lleve a cabo la primera venta del producto
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Habitante común de suelos y cuerpos de agua
La investigadora, tesorera de la Academia Mexicana de Ciencias, explicó que la Bacillus thuringiensis es habitante común de suelos y cuerpos de agua; en un momento específico de su ciclo de vida produce cristales proteínicos con propiedades insecticidas. Con base en esto, hace varios años, junto con su equipo, reunió muestras de suelos de diferentes partes de México para crear una colección de bacterias y estudiar las toxinas que producen.
De esa colección, encontramos que algunas eran muy tóxicas para mosquitos y las seleccionamos para fabricar el insecticida.
MoscofinBt se presenta en pequeñas perlas a las cuales se les han añadido las toxinas, es decir, las proteínas, productoras de diversas variantes de la bacteria –como la llamada B. thuringiensis israelensis–, que tienen la particularidad de fabricar dos toxinas: una (la Cyt) potencia de manera natural los efectos letales de la otra (Cry).
Refirió que al producto se le añadió una sustancia que atrae las larvas de los mosquitos, tomado de la industria alimentaria, por lo que es inocuo para los humanos y animales.
Tras la ingesta de una perla, una de las toxinas se une a sitios específicos de la membrana de las células intestinales de la larva. Esa unión permite que la otra toxina se inserte eficazmente en la membrana y la perfore, lo cual provoca el ingreso de agua, a la par que iones a tal grado que la hace explotar. Esto desencadena el cese de la ingesta, parálisis del intestino, diarrea, parálisis total y finalmente la muerte de la larva.
Las ventajas de este insecticida sobre los convencionales, según la investigadora, es que es altamente específico contra sus víctimas y no afecta otros organismos; no contamina el ambiente, pues las perlas están diseñadas para ser puestas en cualquier contenedor de agua sin que se disuelvan, y, porque al tratarse de proteínas, se degradan rápidamente en el ambiente.
Los trabajos que llevaron a esta innovación se expusieron recientemente en la edición 5 de la Semana de la Ciencia y la Innovación, en el Palacio de Minería.