Sasn Sebastián, 24 de septiembre. El arte como oficio, pero también como necesidad, como forma de embellecer la vida, es lo que defiende Fernando Trueba en El artista y la modelo, que hoy tuvo una cálida acogida en su presentación a concurso en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Por eso, aunque al principio trató de evitar el tema, mostró su enfado contra los recortes que, en estos tiempos de crisis, caen como gillotina sobre la cultura española. En especial, el cine ha sido calificado de entretenimiento y tuvo un incremento del IVA muy superior a la de la alta cultura, por lo que en la península auguran tiempos muy difíciles para el séptimo arte.

De ahí que a muchos no les ilusionara la presencia, el lunes, del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, para entregar el Premio Nacional de Cinematografía a la diseñadora de vestuario Yvonne Blake.

¿Qué le habría dicho Trueba si se lo hubiera cruzado? “Pues le habría preguntado: ‘¿Qué hemos hecho para merecer esto?’”, dijo en entrevista con un pequeño grupo de medios.

Según el ganador de un Óscar (Belle Époque), España ha sufrido una enfermedad mental que algún día alguien debería analizar. Porque que un sicópata decida insultar y atacar al cine, y que lo teman incluso políticos cercanos a él y de su ámbito, no ha pasado en ningún otro país. Y tampoco “esto de identificar al cine español como si todos fuéramos rojos.

No voy a decir que en la banca, pero desde luego sí hay más gente de derecha que en otras profesiones, afirmó, dolido por los insultos profesados contra el sector. Es muy raro lo que ha pasado en este país. En Francia, Brigitte Bardot y Alain Delon pueden ser de extrema derecha, y sin embargo nadie les ha penalizado por ello.

Otra vez buscará el Óscar

Con todo, el cineasta no piensa dejar de hacer películas –amo el cine, declaró– y ya tiene en marcha su próximo proyecto: la secuela de La niña de tus ojos, que esta vez se situará en la España de los años 50 y en la que volverá a contar con Penélope Cruz como actriz principal y, además, coproductora.

Aunque afirma que intenta ver los premios con distancia, reconoce que le han permitido hacer lo que quería y que soñó con el Óscar la noche antes de conseguirlo. Ahora, El artista y la modelo figura en la terna de candidatas para volver a intentarlo, y esta vez sí cuenta con el apoyo de la crítica del festival, con la que Trueba se reconcilia tras El baile de la Victoria.

Rodada en blanco y negro, sin artificios ni apenas música y en francés, El artista y la modelo cuenta la historia del afamado y veterano escultor Marc Cros (Jean Rochefort) hastiado de la crueldad de los hombres. En la Francia ocupada por los nazis, su vida transcurre tediosa hasta la llegada de una joven española (Aida Folch), quien huyó de un campo de concentración.

Ella le devuelve las ganas de emprender su última obra, la definitiva con la que sueña todo artista. Y entre boceto y boceto, Trueba plantea una sutil reflexión sobre el artista como artesano y el arte como el proceso de hacerlo, el de ensuciarse las manos y no el del cuadro colgado en la pared.

En realidad, se trata de un proyecto que lleva años rondando su cabeza y del que incluso escribió unas 50 páginas con Azcona. “Cuando enseñé a Aida el guión de El embrujo de Shanghai, escrito a mano, las cuatro primeras páginas eran El artista y la modelo”, contó. Por eso, muchos ven en el personaje de Rochefort al propio Trueba.

¡Hasta mi familia me ve, y no lo soy! El guión lo firma el francés Jean-Claude Carrière, colaborador entre otros de Luis Buñuel o Volker Schlöndorff, y la idea de hacerla en blanco y negro estaba desde el principio, porque es así como Trueba se imaginaba el estudio del artista. Eso sí, confiesa que le imponía mucho respeto lidiar con el desnudo, pues no quería erotismo, sino algo verdadero y natural.

La diva italiana Claudia Cardinale y la almodovariana Chus Lampreave completan el reparto de esta película que Trueba dedica a su hermano Máximo, también escultor. Y que reivindica la necesidad del arte y de detenerse a contemplarlo. Aunque sea –o precisamente por ello– en estos tiempos de crisis.

Conmovedora

La poética cinta conmovió este lunes en San Sebastián: Intento retratar un momento de plenitud inesperado, dijo Trueba tras la proyección de la cinta en la sección oficial del festival, donde compite por la Concha de Oro al mejor filme.

Cros ha perdido cualquier confianza en la especie, en su trabajo y cuando piensa que todo se ha acabado, que nada tiene sentido, de repente la vida hace irrupción, agrega.

Él está cerca de la muerte y la juventud llega, afirma Rochefort, para quien esta película es una incitación a continuar respirando pase lo que pase.

Filmada como si de una obra de arte se tratara, la sensual Aida Folch, quien da vida a la muchacha española, recuerda a actrices mediterráneas de otro tiempo, como Sofía Loren o la propia Cardinale.

Claudia era el amor de mi infancia y mi adolescencia, reconoce Trueba, admitiendo que hay en la película un cierto homenaje a la italiana.

Por su parte, Folch, quien ya trabajó con el cineasta en El embrujo de Shanghái (2002), considera que esta vez ha sido distinto. En la primera película con Trueba yo era muy pequeña, él me trataba como una niña actriz y ahora me trata como una actriz.

A través del arte, el escultor enseña a la joven a entender el mundo, mientras ella despierta el alma adormecida del artista.

El alma de un pintor está en la mano, no en sus ideas o su teoría artística, sino en el hecho de crear, afirma Trueba.

Su película me ha llegado al corazón, le lanzó al cineasta un periodista estadunidense, poniendo palabras al sentimiento general de la sala.

En su cuarto día, el festival de San Sebastián proyectó también la mexicana Después de Lucía, que ganó el premio Una cierta mirada en la reciente edición del festival de Cannes.

La cinta de Michel Franco, que hace unos días fue seleccionada por la Academia Mexicanan de Artes y Ciencias Cinematográficas para buscar un lugar en la contienda por la selección a mejor película extranjera para los próximos premios Óscar, así como mejor cinta hispanoamericana en los Goya, fue recibida con beneplácito por la prensa acreditada.