o puedo dejar de escribir sobre mis viajes: mientras lo haga siento la urgencia de escribir sobre ellos. Uno de los pocos atractivos de viajar en avión es acrecentar millas para seguir viajando en avión. Yo he acumulado una infinitud de millas o kilómetros y cuando emprendo un nuevo vuelo me acojo a esta acumulación que en verdad poco me sirve. Pertenezco no sé si orgullosamente al Club Premier Platino de Aeroméxico que, según la propaganda que suelo recibir, me ofrece mil beneficios que pocas veces son efectivos y los kilómetros suelen quedar literalmente volando; por razones de necesidad tengo asimismo una tarjeta de American Express contratada por medio de Bancomer, aunque compruebo, consternada, que me he equivocado y hubiese debido pedir una tarjeta con el sello de Banamex, como se anuncia ostentosamente en la propaganda del aeropuerto, de los periódicos, del Internet y dentro del avión: Banamex es el banco de los viajeros
, en estrecha connivencia con Telmex y Telcel.
Hace unos días regresé de Buenos Aires adonde fui invitada con otros autores mexicanos a participar en el Festival Literario organizado por el Museo Latinoamericano de Buenos Aires y la editorial Eterna Cadencia (FILBA). Como siempre mi billete de avión fue comprado por la Secretaría de Relaciones Exteriores y también como siempre se me ofreció un billete en clase turista que obviamente acepté, confiada en que con mis millas podría ascender de clase.
La lista de beneficios ofrecidos por la aerolínea es muy atractiva, la resumo aquí con fines de precisión: 1. Ascensos de clase turista a clase premier sin costo en vuelos operados por Aeroméxico para ti y un acompañante, hasta 72 horas antes de la salida del vuelo. 2. Bono adicional en kilómetros premier de 50 por ciento sobre el kilometraje volado, al viajar a cualquier destino en vuelos de AM y/o aerolíneas SkyTeam, pagando cualquier tarifa pública. 3. Acceso a documentarte en los mostradores de clase premier de Aeroméxico o mostradores preferenciales de aerolíneas SkyTeam, aun (lo subrayo) viajando en clase turista. 4. Acceso de cortesía a salones VIP de SkyTeam en todo el mundo, presentando tu pase de abordar de Aeroméxico o cualquiera de las aerolíneas SkyTeam, así como tu tarjeta club premier platino. 5. Boletos premio (sin costo de tarifa), para ti o para quien indiques, solicitándolos hasta con 11 meses de anticipación a la fecha de salida de tu vuelo (Nota al margen: consulta la tabla de redención. Sujeto a disponibilidad).6. Prioridad en lista de espera en el aeropuerto y en reservaciones con Aeroméxico y aerolíneas SkyTeam.
Cuando intenté hacer efectivo el milagro, al llegar al avión presenté orgullosa mi tarjeta platino; el funcionario en turno me miró de manera impertinente y, como si yo fuese un gusano o, peor, un piojo o una pulga, me dijo: Con tarjeta platino es imposible el ascenso, sólo los titanios lo tienen
. ¿Los qué?, pregunté, perpleja: Los titanios
, repitió impaciente.
De estas mezquinas peripecias saqué una provechosa lección: el prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila
. Dentro de un avión existen actualmente multitud de jerarquías casi imposibles de entender y que harían obsoleta cualquier lucha de clases. Además de los plásticos oro y platino, existe la titanio de color bronceado metálico y sólo pueden ascender de categoría quienes han comprado sus boletos dentro de las clases Yanqui, Bravo, Metro, Sierra u Óscar (premier) y si el destino del viajero es Tokio, Shanghai o Buenos Aires, el famoso upgrade es inalcanzable, como grosera y altivamente me dijera, fulminándome, el Zeus vengador del mostrador. Para agravar aún más las cosas, se ha instituido una nueva jerarquía de viajeros, colocados en un limbo singular, situado entre la clase ejecutiva y la turista: consta de tres hileras de asientos que permiten al viajero gozar de unos cuantos centímetros más para estirar las piernas, centímetros por los que debe pagar un jugoso suplemento.
Twitter: @margo_glantz