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Republicanos festejan el dominio de su candidato en el debate

Alarma en el equipo de Obama tras ser declarado perdedor

Romney podría ganar un Óscar, pero no la Casa Blanca: estrategas

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Luego del primer debate los candidatos a la presidencia de Estados Unidos retomaron sus actos proselitistas. El demócrata Barack Obama estuvo ayer en Wisconsin. A la derecha, el republicano Mitt Romney llega a Weyers Cave-Shenandoah, en VirginiaFoto Reuters y Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 5 de octubre de 2012, p. 32

Nueva York, 4 de octubre. Cuando faltan sólo unos 32 días antes de las elecciones presidenciales, el consenso entre medios, comentaristas y encuestas instantáneas es que el presidente Barack Obama perdió el primer debate contra el republicano Mitt Romney, lo cual alarmó a algunos en la campaña demócrata y generó preocupación de que podría revertir tendencias favorables al presidente en algunos de los estados claves en disputa en esta elección.

Más que nada, generó consternación entre observadores y sobre todo demócratas. Andrew Sullivan, reconocido comentarista y simpatizante del jefe de la Casa Blanca, consideró que esto fue una calamidad para Obama, a quien acusó de ser aburrido, abstracto y menos humano que Romney. Los promotores de Romney festejaron lo que consideraron una actuación dominante y efectiva del republicano. Otros observadores no partidistas comentaron que el resultado de la actuación inferior de un presidente reconocido por su arte retórico es que de nuevo esta pugna es competitiva, después de semanas en que parecía que la campaña de Romney estaba al borde de la derrota.

Aspirantes recalibran sus mensajes

De hecho, esta mañana ambos candidatos recalibraron de inmediato sus estrategias. Obama realizó dos actos en Colorado y Wisconsin con un discurso que no empleó en el debate del miércoles: acusó a Romney de cambiar sus posiciones a cada rato por conveniencia política, engañar sobre su postura y, por lo tanto, ser un candidato inconfiable. Me encontré con este tipo muy entusiasta que decía ser Mitt Romney. Pero no podía ser él, porque el real ha estado dando vueltas por el país durante el último año prometiendo 5 billones en recortes de impuestos que favorecen a los ricos. El tipo en el escenario anoche dijo que no sabía nada de eso, declaró Obama en un mitin esta mañana en Denver.

David Axelrod, estratega de Obama, indicó a los medios que las declaraciones de Romney en el debate fueron deshonestas. Podría ganar un Óscar por su actuación de anoche, pero no va ha ganar la presidencia, afirmó.

Por su lado, los estrategas de Romney explotaron el nuevo capital político generado por la proclamación de su triunfo en el primer debate, y reiteraron el mensaje de que el camino de Obama para el país es el equivocado, y que el rumbo marcado por el presidente sólo continuará enterrando a la clase media. Su equipo consideró intentos de control de daños las nuevas acusaciones provenientes de la campaña de Obama.

Para algunos, la pobre actuación de Obama podría haber deshecho la labor hasta ahora exitosa de los estrategas demócratas para pintar a Romney como un financiero rico con poco sentido de los problemas de los ciudadanos comunes. Pero también les preocupa que Obama, al ser demasiado pasivo y no emplear algunos de los argumentos de ataque hasta ahora efectivos contra su retador, cedió demasiado en el debate y con ello posiblemente ha revitalizado la campaña de Romney.

Justo llegando al punto de poder sugerir que la relección de Obama era inevitable por abrir márgenes de ventaja en algunos de los estados que determinarán el resultado nacional de la elección, algunos críticos señalaron hoy que tal vez la mayor consecuencia del debate para la campaña demócrata es que los republicanos de pronto están a la ofensiva cuando falta poco más de un mes para la elección.

Quizás el mayor misterio comentado hoy es por qué Obama decidió no emplear las líneas de ataque diseñadas por su propia campaña que muestran a Romney como un rico con poco interés en las condiciones de las mayorías, y por su larga historia de adoptar diferentes posiciones, incluso algunas contradictorias, sobre toda una gama de temas por conveniencia electoral, algo que usaron muy efectivamente sus propios contrincantes para la nominación de su partido durante los últimos meses.

Por el voto de indecisos

Sin embargo, vale recordar que ambos candidatos ahora están enfocados en obtener el voto de un segmento muy reducido del electorado aún indeciso que se encuentra en unos ocho a 11 estados considerados en juego que determinarán el resultado de la elección presidencial.

Por el momento, las noticias no son buenas para Obama entre este sector clave después de su actuación en el debate. Según una encuesta instantánea –realizada inmediatamente después del debate– de CBS News entre votantes aún no comprometidos con uno de los candidatos, Romney fue proclamado triunfador del debate por un margen de 2 a 1 (46 por ciento dijo que ganó el republicano, 22 por ciento el presidente y 32 por ciento consideró que fue un empate). Más aún, 56 por ciento dijo tener una percepción más positiva de Romney después del debate. De los encuestados indecisos, 23 por ciento se inclinaba hacia Obama y 22 por ciento a Romney, con 50 por ciento sin preferencia antes del debate. Valer recordar que justo antes del debate, el presidente era favorecido por casi 3 a 1 para salir ganador.

Pero aún no hay evidencia de que este debate cambiará la dinámica de esta elección, ni tampoco de que el electorado esté de acuerdo con los pronunciamientos de los expertos y la clase comentarista profesional (hay varios ejemplos anteriores donde no compartieron la percepción de los autodeclarados sabios).

Además, mientras los expertos elogian o reprueban la actuación de cada uno de los candidatos, el torrente de estadísticas y detalles ofrecidos en el debate por ambos no ofrecieron una visión clara de ninguno para el futuro inmediato. De hecho, uno no puede más que sospechar que tal vez los medios y los comentaristas son los que necesitan convertir todo esto en algo excitante y controvertido para encubrir lo que hasta ahora es una de las pugnas electorales menos interesantes en tiempos recientes.

Faltan dos debates entre estos dos candidatos antes de las elecciones del 6 de noviembre.