El delantero Antonio López negó ayer que el América carezca de determinación en el actual torneo: Creo que hambre no ha faltado nunca. Estaríamos mal si así fuera. Nosotros salimos a la cancha a pelear cada minuto y cada balón.

Estimó que el problema pasa más por algunas desatenciones, algo de suerte del equipo rival, pero estamos trabajando, nos esforzamos y peleamos en el terreno de juego.

Piensa que si ahora se habla de que al León, su rival en turno, lo saca a flote el hambre que tiene de triunfo y lo ponen favorito este sábado en el estadio Azteca, es por su posición en la tabla; nosotros estamos un lugar menos que ellos. Por eso se dice que somos menos que otro equipo, pero en cuanto a grandeza está demostrado los 96 años de las Águilas y no tenemos por qué mover cosas que no hay.

Reconoció el buen paso del conjunto esmeralda, pero no nos sentimos menos. Sabemos dónde estamos y lo que podemos lograr. Recordó que durante todo el torneo han estado entre los ocho mejores y seguimos peleando, estando en zona de clasificación y jugando bien.

Sobre la falta de contundencia del club de Coapa, dijo que inmediatamente se piensa en los delanteros, ya que evidentemente la mayoría de las opciones las tiene uno, pero al final es un grupo el responsable, y precisó que lo mismo pasa con la defensa, que se empieza con los atacantes.

Nosotros debemos estar tranquilos de que llegará el momento en que la meteremos. Tratar de no desesperarnos porque el equipo está jugando bien, puntualizó.

–En lo que resta del torneo, ¿todos se juegan la chamba en el América? –se preguntó durante la conferencia de prensa de ayer en las instalaciones de Coapa.

–No, pues cada quien sabe la situación en la que está. No puedo hablar por la que esté pasando alguno; no sé, no sólo es el aspecto futbolístico, pero lo que sí nos jugamos semana tras semana es querer ganar, demostrar que estamos hechos para estar en la liguilla y ser campeones.

Su compañero Juan Carlos Valenzuela informó que lleva dos partidos con la Sub-20 y ya desea jugar con el primer equipo, aunque no se desespera: “Estoy trabajando cada día para sentirme mejor. Sé que es complicado después de una lesión de seis meses.

Cuando uno para o no está jugando en ese tiempo te cuesta mucho tener ritmo de partido, es más difícil venir de una operación y estar tanto tiempo fuera de la cancha.