Con un ensayo al aire libre en el pórtico del Palacio de Bellas Artes, músicos de los grupos artísticos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) continuaron ayer sus manifestaciones de repudio a la reforma laboral que todavía discuten los legisladores.

Ayer correspondió a la Orquesta de Cámara de Bellas Artes encabezar la protesta, la cual con el violista Arturo Rebolledo como director invitado, interpretó ante decenas de transeúntes convertidos en agradecido público, la Pequeña serenata nocturna, de Mozart, y los cuatro movimientos de la Sinfonía simple, de Benjamin Britten.

Lo único que promueve la reforma laboral es el abaratamiento de la contratación y el despido, que somete a los trabajadores a la más vil explotación al afectar la estabilidad en el empleo y la generación de la antigüedad en el mismo, dijeron los trabajadores del arte en un comunicado.

Ante ese público de jóvenes, adultos, turistas, secretarias, oficinistas y hasta niños, agregaron que la reforma también promueve la división para desaparecer los derechos colectivos, pues limita el derecho de huelga, constriñe el pago de salarios caídos, legaliza la subcontratación y violenta, que no democratiza, la vida interna de los sindicatos.

Tras asumirse como un bien social del pueblo de México, dijeron que por eso es su obligación denunciar el ataque hacia otros bienes sociales, como el derecho a un trabajo digno y el pleno respeto y reconocimiento de los derechos humanos laborales.

Por eso, continuaron, alzan sus voces, canto y música para sumarse a otras organizaciones que denuncian la traición que pretenden cometer los legisladores y los gobiernos entrante y saliente contra todos los trabajadores de este país.

Dijeron que tales acciones no interferirán con su trabajo artístico ni con el servicio al público.

Organizan una protesta con todos los grupos artísticos afuera de la Cámara de Senadores, en Reforma e Insurgentes, que podría realizarse el jueves o viernes de la semana próxima. Ahí tocarán Carmina Burana, de Carl Orff.