Boston, 18 de octubre. Su nombre de pelea es Fenómeno, pero el puertorriqueño Orlando Cruz no sólo sale de lo normal dentro del cuadrilátero: mañana peleará por primera vez tras causar conmoción hace dos semanas al revelar que es un boxeador homosexual y orgulloso.

Se encuentra feliz por lo que es y espera que la gente me respete por eso, porque tiene una meta: convertirse en el primer campeón del mundo que se haya declarado homosexual.

Aseguró que 75 por ciento de las respuestas que obtuvo tras su revelación fueron positivas. Su compatriota, el cantante Ricky Martin, le mandó abrazos vía Twitter.

El pugilista de 31 años es uno de los pocos deportistas profesionales que declararon abiertamente sus preferencias sexuales durante su carrera. Los casos más famosos son los de las tenistas Billie Jean King y Martina Navratilova, así como el tres veces campeón de patinaje sobre hielo Johnny Weir.

El boricua se enfrentará en Kissimee, a media hora de Orlando, al mexicano Jorge Pazos. Una victoria (este viernes) le abriría el camino hacia el título de la Organización Mundial de Boxeo.

Es muy fuerte y puede causar problemas a cualquiera señaló Pazos, a quien le llaman el rey del nocaut porque en 14 de sus 20 victorias no necesitó llegar al final.

Si tengo la oportunidad ante él, la aprovecharé, advirtió el mexicano, para quien la vida privada de su rival le resulta secundario.

La pelea del Fenómeno ha causado furor en el Civic Center que espera lleno, porque no se había presentado un boxeador tan valiente como Cruz para confesar su inclinación.

En 2005 el estadunidense Emile Griffith confesó ser bisexual, pero una década después de dejar el boxeo. La preferencia sexual del pugilista jugó un papel importante en una batalla. El 24 de marzo de 1962 se enfrentó en Nueva York al cubano Benny Kid Paret, en el tercer duelo que protagonizaban por el mundial de categoría wélter. Paret le llamó maricón durante el pesaje. A Griffith le gustaba vestir ropa ajustada y frecuentaba tabernas homosexuales.

La provocación de Paret tuvo sus consecuencias: Griffith lo aplastó en el combate y en el decimosegundo asalto lo mandó definitivamente a la lona antes de que el juez parara la pelea.

Paret quedó en coma y murió 10 días después. Maté a un hombre y la mayoría de la gente lo entiende y me perdona, pero que me guste un varón muchos lo encuentran imperdonable, dijo Griffith, quien posteriormente lo señalaron como delincuente.