Tacos
os tacos nos identifican a los mexicanos en el mundo entero. ¡Quién iba a decir que esta palabra española, tan ajena al platillo nuestro que lo denomina desde el siglo XVI, en lingua franca de Castilla, a saber: una tortilla de maíz enrollada alrededor de un relleno. Bautizada la primera con el diminutivo de torta por la forma redonda y aplanada en vez de redonda y abombada. Bautizado el taco de este modo por parecer un taco (tacón diríamos los mexicanos) de zapato del siglo XVI.
Cada quien hace su taco de lo que le gusta, suele decirse para significar que en gustos se rompen géneros y deben ser respetados. Aunque la realidad es que efectivamente en cuestión de rellenos de tacos no existe límite, ni siquiera de cantidad de humedad, pues ahí están los tacos de canasta esperando calientitos y pegaditos, suda y suda sus sabores y olores. Y en el extremo opuesto están los de chicharrón, secos y rasposos, crujientes, o los de chapulines tatemados en comal con su sabor acidulado e indescriptiblemente exquisito; enmarcando guisos innumerables de una de las mejores cocinas del mundo.
Sin embargo, los tacos que nos identifican a los mexicanos, más que nuestra bandera tricolor con águila y nopal, ante los extranjeros, han dado lugar a aberraciones como el Taco´s Bell, cadena norteamericana de loncherías rápidas. Y en Francia, a restaurantes como Tacoloco, Zapataco, Tacoston, Tacovilla (por Francisco) o Tacoville, etc. Y en México mismo a infinita lista de lugares tacofusión que ponen este nombre como referente sin contar, evidentemente, a los que los anuncian en sus cartas.
Lo que sí era inédito, es que fuera usado nuestro taco ¡y además relleno de camarones! como sinónimo de… ¿de qué?
Juzgue el lector:
A raíz del Premio de la Paz atribuido a la Unión Europea (UE) por el jurado correspondiente en Noruega, se podía leer el 13 de octubre pasado en prensa francesa que sólo un noruego de cuatro, según una encuesta del diario noruego Aftenposten pensaba que sería positivo unirse a la UE, ratificando así lo que vienen diciendo desde que se les preguntó lo mismo en 1972 y 1994. Y para mostrar con mayor énfasis su postura al respecto, en las calles de Oslo se podía leer un anuncio en inglés que reza:
Entrega gratis de un premio nobel con la comanda de tacos de camarón.