Espero que detengan a los asesinos de mi hijo José Eduardo
Sostiene que hace la denuncia con base en un informe de la CNDH, que señala la explotación de los mineros y las condiciones de inseguridad en que laboran, así como la vinculación del crimen organizado con la extracción del carbón, que después se vende a la Comisión Federal de Electricidad
Viernes 26 de octubre de 2012, p. 7
Humberto Moreira Valdés, ex gobernador de Coahuila, denunció que empresarios de la región carbonífera de Coahuila están coludidos con los narcotraficantes, hecho que los convierte en cómplices de la guerra
por la que han muerto violentamente miles de personas en el país.
Tres semanas después del asesinato de su primogénito, José Eduardo, señala ante los medios de comunicación los afanes de enriquecimiento de los cerdos
, los coyotes
, como llama a los empresarios que desde hace algún tiempo hacen negocios con los delincuentes
.
Afirma que durante su gestión como mandatario entregó al gobierno federal el control del combate al narcotráfico, así como la información disponible acerca de la ruta en la que, se decía, se movían Los Zetas, liderados por El Lazca (Heriberto Lazcano Lazcano) y El Z-40 (Miguel Ángel Treviño Morales), este último presunto autor intelectual del homicidio de su hijo, de acuerdo con la información que le proporcionó hace unos días el titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), Homero Ramos.
Elementos duros
Moreira habla fluido, con la experiencia de un político, aunque la voz se le entrecorta cuando recuerda que los asesinos de su hijo siguen sueltos y que el caso, como muchos otros, sigue en la impunidad.
A continuación, la entrevista que concedió el también ex presidente del PRI a La Jornada:
–¿En qué se basa para afirmar que hay complicidad de los empresarios con los narcotraficantes?
–Hay dos elementos: el primero tiene que ver con el informe que presentó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en noviembre de 2011, en el que refiere la dura explotación de los mineros y las condiciones de inseguridad en los pozos. En la parte final de su informe, el organismo señala que también hay vinculación del crimen organizado con la extracción del carbón en Coahuila. Ese es un elemento duro.
El segundo es una declaración del propio gobernador (su hermano Rubén Moreira) emitida hace dos meses, quien señaló que una de las líneas que se veían de ataque al crimen organizado era la extracción de carbón. ¡Esto es un secreto a voces en la región carbonífera!
–¿Desde cuándo ocurre esto?
–De unos meses para acá se han venido presentando estas extracciones masivas y artesanales, y ellos tienen que vender el carbón a la Comisión Federal de Electricidad, (pero) como no lo pueden hacer directamente, utilizan coyotes, intermediarios que tienen concesiones de la extracción del carbón y lo venden, a su vez, a la CFE.
–¿Por qué hace esta denuncia ahora?
–Porque espero que detengan a los asesinos de mi hijo, al autor intelectual. No han detenido a ninguno. También que hagan una detención de todas estas personas que están vinculadas, estos empresarios, entre comillas, que por su ambición económica han llegado a coludirse con el crimen organizado.
–¿Tiene algún nombre, algún dato concreto de la compraventa de carbón?
–No; me baso en los señalamientos de la CNDH y del gobernador, quien seguramente tuvo datos para haber dicho lo que dijo y, obviamente, este secreto a voces en la región.
–¿Hay alguna relación de todo esto con la muerte de El Lazca?
–Lo mataron en Progreso (Coahuila) porque tenía unos tajos de carbón, eso lo dice el pueblo; es decir, no era el narcotraficante Lazca sino el minero Lazca; el problema es quién le compra el carbón y cómo hacen tratos para que los narcotraficantes tengan ese financiamiento.
–En su gestión como gobernador ¿tuvo información relativa a las triangulaciones que hoy señala?, ¿o de las actividades de narcotraficantes que operaban en Coahuila?
–No la tuve con los vínculos (empresarios-narcos) en los cinco años de mi administración; yo entregué el sistema de seguridad del estado al Ejército Mexicano. El general Galván (Guillermo Galván, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional) me hizo favor, y así está por escrito en cada uno de los nombramientos, de recomendarme a los generales que se hicieron cargo de la policía estatal, de la investigadora y de los municipios más importantes, entre ellos los de la región carbonífera.
Los generales hicieron su trabajo, y creo que lo hicieron bien, porque no había las balaceras ni las muertes que hay ahora; había detenciones con inteligencia y efectivas; ahora hay muertos, no detenidos.
–¿No tenía reportes?
–No. Ahora, con la muerte de mi hijo, leí lo de la CNDH, lo del gobernador, y con esto me he aplicado a tratar de tener información y es como la tengo y la digo. No decirla y quedarme solamente en espera de que detengan a los asesinos materiales sería estar omitiendo algo muy importante que se debe investigar. Por cierto, a uno de ellos hace unos meses lo soltó un juez por 3 mil 500 pesos, lo mismo al intelectual, que es El Z-40, según la información oficial que me dio el procurador del estado.
–¿Qué le dijo el procurador?
–Me dio la información no por generosidad o por ser ex gobernador sino por un derecho constitucional; oficialmente me dice que (mataron a José Eduardo) por el asesinato de un sobrino de El Z-40, en Piedras Negras, quien da la instrucción de que maten a un sobrino del gobernador (Rubén) y, bueno, matan a mi hijo, pero buscaron también a un sobrino, hijo de mi hermana.
–Se dice que ya hay avances en la indagatoria.
–Se presume que van muy avanzados en el caso de mi hijo, pero ahora me doy cuenta que se le da el mismo trato que a todos, un trato equitativo: están libres los asesinos, la solución está lejos, ellos siguen libres y creo que (las autoridades) no tienen idea de dónde están.
–Cuando usted era gobernador se hablaba ya de que El Lazca rondara en Coahuila…
–Se decía que estaba en Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Hidalgo y Zacatecas. Incluso, cuando la inundación en Sabinas, en la región carbonífera, el presidente (Felipe) Calderón acudió y paramos en la presa Don Martín, en Juárez, a un lado de Progreso, Coahuila, y con el general platicamos que se decía que por esos rumbos pasaban los narcos. Eso se lo comentamos al Presidente, que por esos caminos, que van a Nuevo León, transitan los narcotraficantes e incluso los jefes de los narcotraficantes. Por eso pusieron un retén en Juárez.
–¿Cómo percibe ahora la lucha contra el narcotráfico?
–La percibo igual que antes. Muchas veces lo dije: es una estrategia equivocada estar tirando balazos en las calles con una operación de inteligencia limitada. Aprovecho para agradecer al señor (Javier) Sicilia (del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad), porque me mandó una carta; coincido con él en que somos parte de esta guerra, sin estrategia, sin diseño, de la muerte.
–¿Guerra?
–Es el nombre que lleva; no sé por qué les molesta que se le diga guerra; así lo declararon ellos en 2006 y ahora lo vivo en carne propia. De los tres policías que agarraron por lo que me pasó, los tres no pasaron los controles de confianza y, sin embargo, los tenían trabajando en el municipio… ¡están infiltrados en todas partes!
Moreira afirma que no hay fricciones con su hermano Rubén y que sólo mantiene distancia con él en términos de respeto a sus políticas públicas. Hay una relación de respeto y afecto
.
–¿Qué hará en adelante?
–Tengo tres caminos inmediatos: hacer una aclaración del linchamiento que hubo en mi contra; comunicarme con quienes, como yo, sufrieron la pérdida de un ser querido y, el tercero, voy a tener una actividad distinta a la política, voy a sembrar forraje.
(Con información de Leopoldo Ramos)