Un libro y una exposición dan cuenta de una búsqueda que comenzó hace 40 años
Es una técnica que consiste en verter los químicos de revelado sobre el papel fotográfico
Sábado 27 de octubre de 2012, p. 3
Encontrar la luz de la oscuridad ha sido una de las principales inquietudes de María García durante su ya largo quehacer fotográfico. Una búsqueda que comenzó hace más de 40 años y que se tradujo en un juego y una experimentación, aunque no propiamente con la cámara, sino dentro del cuarto oscuro, con el proceso de revelado.
Fue así como nacieron las marigrafías, como denominó el fallecido fotógrafo Héctor García a esa técnica desarrollada por su esposa la cual consiste en verter los químicos de revelado sobre el papel fotográfico y exponer la imagen que yace sobre éste a diferentes periodos de luz, según el efecto que busque conseguirse.
Ese mismo proceso ha sido aplicado por la fotógrafa colocando diferentes objetos sobre el papel, o bien haciendo una mezcla de imágenes y objetos sobre ese material.
Ahora, por vez primera, María García da a conocer de forma pública ejemplos de ese trabajo en el libro Marigrafías, presentado la noche del jueves en la galería de la Fundación Archivo Héctor García, donde fue inaugurada una exposición con los originales de esas obras y sus reproducciones en formato digital.
Ambas actividades forman parte del festejo por el cuarto aniversario de ese espacio cultural, ubicado en Cumbres de Maltrata 581, colonia Del Periodista, que mañana se cumple.
El volumen lo publica la editorial fotográfica Lente por Lente y, de antemano, puede ser considerado una pieza de colección, pues su tiraje consta sólo de 40 ejemplares, cada uno numerado y firmado por la autora.
Juegos de luz
Integrado por la reproducción digital de 43 obras, se trata de un libro que da cuenta de sorprendentes y conmovedores juegos de luz, los cuales provienen de la intimidad revelada
de su creadora, según el investigador Francisco Montellano, uno de los tres presentadores de este material.
Para el historiador de arte y crítico especializado Juan Antonio Molina, en tanto, esta propuesta de María García, expresada ahora en el libro y la exposición, representa un dechado de conocimientos y manejo técnicos, pero sobre todo de sensibilidad poética.
“Existe la creencia de que la luz actúa de manera natural y automática sobre el material fotosensible, pero las marigrafías son ejemplo de lo contrario, de que detrás de la luz, detrás del lápiz de la naturaleza hay una voluntad, un deseo, una sensibilidad y una inteligencia”, destacó.
Lo que más me conmovió es la intención de esa voluntad, la expresión de esa fuerza estética, de esa sensibilidad de un lenguaje lúdico; que sea algo experimental no significa que carezca de investigación.
Lo que se percibe en las imágenes, agregó el especialista, quien comparó estos trabajos con los de William Fox Talbot y Man Ray, es el resultado de una experiencia estética que tiende a ser de silencio, de calma; son representaciones lacónicas y en ellas hay profunda expresividad, ajena a esa saturación discursiva que prevalece hoy en la fotografía
.
En su turno, el fotógrafo Carlos Montes de Oca apuntó que si bien el azar es un factor determinante en este tipo de trabajo, la gran aportación de María García al mismo es su conocimiento particular del laboratorio, así como su precisión y sensibilidad.
Podría pensarse que esas obras son producto de accidentes fortuitos, subrayó, pero no es así, son resultado del conocimiento y una investigación profundos.
“Lo principal de las marigrafías es que tienen una sensación metálica, de plata emulsionada, una técnica que quizá está a punto de extinguirse.”
Por su parte, María García contó que hace muchos años, a la par del revelado de los rollos de su esposo y los suyos, se buscó tiempo para hacer algo diferente y comenzó a jugar y experimentar con el papel y la luz hasta lograr los efectos que distinguen a este tipo de obras, sobre las cuales aseguró que aún tiene mucho material para producir más.