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Terminó el congreso internacional sobre 100 años de vida institucional de ese grupo

Comparten el mosaico de experiencias y reflexiones de la comunidad judía en México
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de octubre de 2012, p. 5

En el mundo global de hoy, la comunidad judía mexicana experimenta un creciente proceso de diversificación y diferenciación, lo cual no debe verse como un problema sino como una riqueza y oportunidad de avance, se dijo al concluir el jueves el Congreso Internacional 100 Años de Vida Institucional Judía en México, el cual se realizó durante tres días en el Museo Nacional de Antropología con la idea central de explorar el mosaico de experiencias y reflexiones que la caracterizan.

Se trata de una comunidad plural de entre 40 mil y 45 mil integrantes, con alrededor de 90 por ciento de ellos participando de alguna manera en las diversas instituciones que se han dado en nuestro país a partir de 1912, y también con 90 por ciento de sus niños y jóvenes acudiendo a los colegios de su diversa red, con sistemas educativos tradicionales, no tradicionales, religiosos o laicos.

Judit Bokser Liwerant, investigadora de la UNAM, destacó en la última sesión algunos elementos de los tres días de trabajo. Lo que se definió aquí es la amplitud del espacio de la condición judía. Es decir, el judaísmo es amplio e históricamente ha sido diverso: las corrientes, las diferentes adscripciones religiosas, étnicas, políticas, nacionales, los países de los cuales son parte. Las comunidades siempre fueron espacios plurales y el judaísmo siempre estuvo acompañado por diálogos y debates.

Se trata, agregó, de universos cada vez más ricos y complejos, y en ese sentido retomó la pregunta que hizo la investigadora y escritora Sara Sefchovich, también retomada por los especialistas Raanan Rein y Rodolfo Stavenhaguen, acerca de ¿quién define cuál es el margen y quién está dentro y quién fuera?, para plantear que hay muchos modos de abordar ese tema.

“Lo que necesitamos entonces son espacios para construir consensos. Si hay diversidad quiere decir que hay disensos, que puede haber convergencias y divergencias. Y los espacios que permiten construir consensos son las instituciones, pues generan normas de convivencia.

Claro, uno de los problemas que enfrentamos es que lo que para ciertos grupos es la diversidad y el pluralismo, para otros aparece como una desviación de cierta norma central.

Hoy, dijo, la diversidad se da en países y regiones, y por eso no se puede pensar al mundo judío mexicano como algo aislado de un mundo global y del resto del mundo judío. “Sabemos, desde América Latina, con nuestra especificidad, que más de 90 por ciento de los judíos del mundo viven en 20 por ciento de los países más desarrollados, en Europa occidental, América del Norte e Israel.

Nosotros nos pensamos en la singularidad de la tradición tan especial que el judaísmo latinoamericano y los judíos de los diferentes países y comunidades han construido. Se trata de comunidades plurales, con formas de identificación menos focalizadas en valores comunes y mucho más amplias en lo que pueden ser formas étnicas, seculares, culturales, etcétera.

Bokser recordó que la comunidad supone creatividad, pensamiento, conocimiento, solidaridad, apoyo mutuo, justicia interna y social, toda una serie de elementos que hacen esta convergencia.

El empresario textil Rafael Zaga Kalach, presidente del comité central de la Comunidad Judía en México, destacó dos temas prioritarios en los que se ha trabajado institucionalmente en los recientes 15 años: seguridad y acción social, que han registrado avances e incluso se han replicado experiencias a nivel estados y federal. La idea, dijo, es que la sociedad mexicana pudiera mejorar.