Y la nave va
urante buen rato, los cuatro hermanos Barrera hicieron girar el concepto y los engranes de B4 como una de las grandes propuestas grupales en el jazz local. Tres discos compactos, 2000 jazz y Corazón de bronce (doble), dan fe de su multifacético quehacer musical. Y así, con la misma naturalidad con que transitaban por la síncopa, la fraternidad empezó a intuir que necesitaba individualizar los andares y los decires. Y así fue.
El primero en publicar un álbum solista fue Abraham, el Barrera mayor, quien presentó Leyendo sueños, en 2008. El turno ahora es de Iván Barrea, bajista de B4 y violinista egresado de la Escuela Nacional de Música (el bajo eléctrico lo estudió de manera particular con Miguel Ángel González, el famoso Grillo). Iván acaba de presentar el álbum Test, estupendo alegato sobre todos los rumbos, influencias e inflexiones que han marcado su realidad artística.
A manera de test autoadministrado (y de recapitulación de influencias confesas), en este compacto encontramos todo un catálogo de jazz, rock, pop y funk, con temas bien trazados y mejor montados, con inevitables altibajos, con las sorprendentes altitudes de Soundtrack, donde Iván evidencia un bagaje clásico que se reinventa en líneas pop; o con el soul revisitado (y un poco menos ácido) de What is hip?, uno de los éxitos de la célebre banda setentera Tower of Power.
Aunque ya puestos a escoger, nos quedaríamos con Acústica I y Acústica II, donde la difícil sencillez del entramado se levanta con autoridad impregnada de sutilezas. Nos quedaríamos con Test, suerte de panóptico musical enlazado por los aires del funk. Ahí está también –en el otro extremo de la pista, con un poderío que te levanta en vilo– un homenaje a John Mayer, el joven maestro del rock-blues contemporáneo que tanto y tanto éxito ha obtenido por todos lados. Y ya metido en esto de las admiraciones confesas, hay un muy sabroso homenaje a Simply Red, el grupo de rock que tanto nos hacía vibrar en las veladas etílico-literarias de Clavería, cuando el extrañado Alberto Ugalde mostraba con orgullo a esta banda inglesa.
Un retrato al natural, de cuerpo entero. Un buen disco.
José Gurría, el joven maestro de la batería que nos dejara sorprendidos y picados hace siete años con el grupo Ethos, regresó a México (se fue a Los Ángeles para integrarse al programa de Estudios de Jazz de la Universidad del Sur de California, donde obtuvo un doctorado en Artes Musicales) para ofrecer una gira de 16 conciertos con su cuarteto.
El Gurri dio muestra del jazz mexicano contemporáneo que se está cocinando (temporalmente) en California: tocó en el club Landó, en Toluca, donde tuvo como invitado especial al guitarrista Alberto Medina; el sábado 27 se presentó en el festival Jazzbook del Zócalo capitalino, y ese mismo sábado clausuró su visita a nuestro país con una presentación al lado del cuarteto de Adrián Terrazas en el Blue Monk.
Informamos a los jazzófilos que acaba de abrirse un nuevo club de jazz en la ciudad de México. Se trata del Jazz Base, ubicado en avenida Patriotismo 133, en la colonia San Pedro de los Pinos. El lugar es administrado por José Fernández, productor y conductor del programa Jazzlive, de MVS Radio.
Y hay más, pero el espacio se acaba. Salud.