Política
Ver día anteriorLunes 5 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
La campaña pasada, sin convicción ni compromiso

Hubo exceso de pragmatismo; se apostó a ganar por ganar

El tema de la delincuencia afectó y benefició al partido, porque hubo votos a favor y en contra, pero cuando la estrategia quedó en manos de expertos o dizque técnicos que aconsejan muy bien, pero nunca han repartido un volante, se pierde la sensibilidad para leer el momento concreto

Foto
Luis Felipe Bravo Mena también ha sido diputado, senador, candidato a gobernador del estado de México, representante del gobierno ante el Vaticano y secretario particular del presidente CalderónFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de noviembre de 2012, p. 10

Dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) cuando este instituto ganó la Presidencia de la República en 2000, Luis Felipe Bravo Mena reconoce que, al llegar al gobierno, Acción Nacional entró en una nueva realidad y una dinámica que deslavó su esencia. Hay un sentimiento de que se fue perdiendo el partido y por eso ahora queremos recuperarlo, subraya en entrevista con este diario.

Militante del blanquiazul desde 1969, el guanajuatense avecindado en el estado de México, a cuya gubernatura ha sido dos veces candidato, cuenta con una amplia carrera política en la que ha sido diputado, senador, asesor de Manuel J. Clouthier en la campaña presidencial de 1988 y embajador de México ante el Vaticano. Actualmente forma parte de la Comisión de Evaluación y Mejora que se formó en el partido con la intención de reflexionar sobre las causas que llevaron a la derrota electoral del pasado 1º de julio.

A continuación un resumen del diálogo que sostuvo con La Jornada en la sede nacional panista:

–¿Qué valoración tienen de la salida del PAN de la Presidencia?

–Ya en la serenidad de las semanas que han pasado, tengo una primera conclusión. Para mí el problema no está en que se haya perdido una elección; esto es absolutamente normal y explicable en un sistema donde, por fortuna, se da la alternancia. Doce años de ejercicio de gobierno es una cosa bastante decorosa, si se analiza el número promedio de años de duración de los partidos en otras partes del mundo. Yo desdramatizaría totalmente la derrota por ese lado. El tema está en otra parte. Para mí la problemática está en que el partido perdió potencia entre los ciudadanos y eso tiene que ver, sin duda alguna, con una pérdida de pasión en la militancia y de atracción hacia los ciudadanos. Eso es lo que tenemos que componer y reconstruir.

–Entonces, ¿no es un fracaso haber perdido la Presidencia?

–Sin duda alguna es un fracaso. Pero no es una tragedia política en el sentido que se quiere presentar de que el PAN con esto entra en una etapa final. ¡De ninguna manera! Ahora, mucho más sereno, pienso que el fracaso electoral tiene razones que debemos corregir, pero no porque se haya perdido la elección, sino porque lo que no está funcionando bien es la institución y eso es lo que tenemos que reformar.

–¿Qué es lo que se tiene cambiar? Porque hay muchos señalamientos de que el PAN nada más sirve para ser oposición –se le comenta.

–Hicimos muy buen gobierno y servimos para hacer muy buen gobierno. No, no, no. En lo que el PAN tiene que cambiar es, por supuesto, en sus estatutos, y también en sus dinámicas de trabajo, mecanismos de organización y de tomar decisiones. Hay que cambiar la idea deformada de identificar militancia con puesto público.

–O sea, ¿El PAN perdió el rumbo?

–No lo llamaría de tal manera, es una frase muy fuerte. No, yo creo que hay vicios y hay deformaciones que se van dando y que van nublando el sentido originario y primigenio de por qué estamos aquí y para qué debemos hacer política.

–Cuando Felipe Calderón hizo campaña para la presidencia del partido decía que había que ganar el gobierno sin perder el partido; ahora perdieron el gobierno y parece que también el partido...

–Hay un sentimiento en ese sentido, sí. Al ganar el gobierno entramos a conocer nuevas realidades, nuevas dinámicas, y la esencia del partido se fue deslavando. En este sentido, hay algo de que se va perdiendo el partido y por eso queremos recuperarlo, y recuperarlo no para nadie en particular, sino para que el PAN vuelva a ser cauce de participación ciudadana, genuina, alegre, apasionada, que no se detenía en si mañana ganamos o mañana perdemos. Muchos ciudadanos que se expresan apartidistas o abiertamente contra los partidos dicen no nos gustan ¿Por qué?, porque en lo que hace a Acción Nacional dejamos de ser exactamente lo que fue el partido en sus orígenes y lo que atrajo a los ciudadanos.

–¿Por no haber reflejo en los principios?

–Así es, y por exceso de pragmatismo; ganar por ganar a como dé lugar y echar a un lado cosas que no se pueden echar a un lado.

–Pero todo el análisis se está centrando en el partido. ¿Acaso no tuvieron errores el gobierno y la campaña?

–Una derrota o un éxito es multifactorial. Los 12 años del PAN en el gobierno han dejado resultados positivos y costos, por aciertos y también por errores y equivocaciones. Me preguntan muy seguido si el tema de la lucha contra la delincuencia afectó mucho al PAN. Pues le afectó y le benefició, porque por esa razón en muchos lugares del país votaron por el PAN y en otros no. Otra parte es la campaña. Cuando ésta queda en manos de puros expertos o dizque técnicos, que aconsejan muy bien, pero que nunca han hecho campaña ni han repartido un volante, pierdes totalmente la sensibilidad para leer el momento concreto.

–¿Eso fue lo que pasó?

–Hay algo de eso, y hay que decirlo con todas sus letras, para no volver a cometer el error. No critico a nadie, no quiero amarrar navajas, pero tenemos que decir: ir a campaña con puros dizque técnicos y expertos que no tienen la menor sensibilidad electoral es un error grave, así hayan estado encumbrados en muchos lados. No quiero decir que no se deban contratar expertos ni llamar a los mejores. No, no, no. Hay que hacer la mezcla. Pero si el equipo de campaña se aísla y jamás tomó opinión de quien tenía 70 años de hacer campañas –el partido– bueno, pues entonces la historia ya está escrita.

–De estos tres factores, ¿cuál pesó más en la derrota?

–Es difícil ponerle un porcentaje. Diría que en la campaña pasada no logramos prender al ciudadano. No vi el fuego de la convicción y del compromiso que sí se logró, por ejemplo, en el 88, cuando llenamos por primera vez la explanada del Zócalo, sin gastar un peso en llevar a la gente.

–Ahora vimos acarreados.

–Sí, muchos. Y confiando demasiado en que si hay recursos las cosas suceden y si no hay recursos las cosas no suceden, pues ¡si el PAN hizo campañas sin dinero! –recuerda el ex secretario particular del presidente Felipe Calderón–. Cuando ganamos por primera vez el distrito 18 de Naucalpan, en 1982, lo hicimos porque teníamos un líder cívico de la comunidad que convocó y nucleó a los ciudadanos. No teníamos dinero, pero sí una fuerza de convicciones brutal. El PAN tiene que regresar a eso, en términos modernos. El partido ha cometido el error de confiar demasiado en las bolsas de dinero y no en la pasión ciudadana y la convicción que tenemos que comunicar.

–¿Está difícil hacer eso tras 12 años de gobierno?

–Sí, pero si no lo hacemos seguiremos dando tumbos, y esperando que tengamos grandes cantidades de dinero para hacer campañas o de un expertazo que venga y diga cómo hacer milagros, si no has hecho el trabajo cívico político. Lo que tenemos que reinstalar es el trabajo cívico político. Si no tenemos lo anterior, apaga y vámonos. ¡Esto se va a acabar!

–¿El PAN se estaba convirtiendo en otro PRI?

–Sí. Dinero, redes de control, acarreo. Finges una fuerza para un momento electoral. Si le pegaste al mensaje lograste la victoria, y después de eso, volteas y ¿que quedó? ¡Nada!

–En la modificación de los estatutos se ha hablado de desaparecer a los militantes adherentes.

–Hay un poco esa idea porque se prestó a deformación. Vía adherentes y con derecho a votar, esto acabó siendo un acarreo infame. En muchos lados es una cosa espantosa que no tiene nada que ver con la filosofía ni la manera de ser del partido. Otro PRI, o peor todavía, porque el PRI no lo negaba. Hay deformaciones graves que hay que corregir.

–Tras la elección, varios ex dirigentes del PAN firmaron una carta llamando a una reforma antes de diciembre. Eso se interpretó como una intención de sacar a Gustavo Madero de la dirigencia nacional.

–Esa fue una lectura equivocada. Se aclaró que había un sentido de urgencia en modificar la situación del partido y eso lo adoptamos todos.