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Al minuto 90, el recién ingresado Ruiz coronó el esfuerzo de Tijuana para el global 3-2

Los Xolos superaron un adverso 2-0 del León y se impusieron en el estadio Caliente

Desde el inicio el conjunto fronterizo mostró hambre de triunfo; los Esmeraldas se replegaron

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El xolo Raúl Enríquez se resiste al acoso del esmeralda Jonny MagallónFoto JAM Media
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de noviembre de 2012, p. 3

Tijuana BC, 25 de noviembre. Los Xolos enseñaron los dientes, la rabia y el hambre de triunfo. Con marcador adverso de dos goles en contra lograron imponerse 3-0 al León (3-2, global) en el estadio Caliente y se metieron a la gran final del torneo.

Fue un acto de voluntad y talento ante un conjunto esmeralda contenido y muy defensivo. Ahora Tijuana enfrentará al Toluca por el título del Apertura 2012.

La hazaña fue coronada por el tercer tanto descomunal, en el que un jugador (Richard Ruiz) salió desde media cancha rumbo al arco del rival, y en el cara a cara doblegó al arquero para asestar el tercer gol definitivo.

Tijuana salió con el pulso firme, el músculo fuerte y la mirada puesta en el arco rival. La desventaja no le permitía especular en ningún momento, así que desde que se inició el partido los perros fronterizos salieron a morder al rival. Se veía el hambre de victoria, las ganas de cambiar el curso de los hechos.

El ecuatoriano Fidel Martínez sería un hombre clave para los Xolos, que no dejaron de presionar en el juego, de pisar el área del León, con intenciones cada vez más claras. El ataque tenía un rostro amenazador con la velocidad de Riascos.

Al minuto tres el ecuatoriano entró al área y falló en la definición, pero hizo sudar al arquero esmeralda, y cuatro minutos después Riascos también ingresó en terreno ajeno, pero la presión de la zaga le impidió disparar con puntería y la pelota se fue por un costado.

A cada amenaza se veía un rostro de Tijuana y Alfredo Moreno hacía una aparición majestuosa. Afuera del área bajó una pelota de manera impecable con la derecha y con la misma pierna sacó un tiro de media vuelta que se fue apenas unos centímetros desviado.

Otro nombre, otro hombre. Fernando Arce se amotinó con sus compañeros en un asedio implacable a los Esmeraldas y en el área hizo una locura. Una jugada de las que se suspira y se lamenta que no haya terminado en gol, porque lo merecía.

Entró y recortó con gracia a uno, otro y otro más; tres defensas en el suelo burlados y punteó de zurda, pero el arquero Christian Martínez aguantó y manoteó para salvar a los Panzas Verdes.

Con esos embates y ese artificio los Xolos consiguieron el primer gol tejiendo una jugada de punto fino: Moreno rescató una pelota en el confín del área y envío para Riascos, quien sin voltear la mirada mandó un tacón que llegó a los pies de Fidel Martínez, que definió casi con dulzura al fondo de la red.

En esas circunstancias se fueron al descanso. El técnico Mohamed se veía controlado, pero con cierta impaciencia por el tiempo que corría. Al regreso los Xolos estaban frescos y resueltos. Con el mismo ánimo de rabia incontenible, volcados hacia el frente.

El León parecía retrasado y en orden, pero con poca idea ofensiva, más preocupado por no descuidar un ápice del terreno y no distraerse ante ningún rival. Tal vez la cancha de pasto sintético no le acomodaba para hacer ese juego dinámico y a un toque que lució en el torneo regular.

Al 68 llegó lo que esperaba Tijuana. Un pase filtrado de Enríquez y Riascos remató el balón con la pierna derecha, que apenas rozó el arquero, para el 2-0 letal para los Esmeraldas, que así perdían la ventaja.

León tardó 81 minutos en mandar una pelota en dirección al arco de los Xolos y cuando lo hizo Maz fue un tiro descompuesto. Seis minutos después el mismo Maz volvía a intentarla, pero la envió a la grada.

La jugada épica llegó al minuto 90, cuando Arce puso un balón desde la media cancha a Richard Ruiz, quien salió desbocado con rumbo a la portería del León. Apenas un hombre lo persiguió; el arquero Christian Martínez salió a tratar de atajar, pero le puntearon la pelota de forma imparable para sellar el tercero.