Presentan libro, coordinado por Salvador Vega, sobre el programa de apoyo
Desde 1984 el Estado mexicano no ha generado una nueva iniciativa de respaldo al sector, advierten
Surgió como una medida coyuntural, no como una política pública: Gabriela Dutrenit
Miércoles 28 de noviembre de 2012, p. 2
A casi tres décadas de su creación, es urgente
un replanteamiento de los objetivos y mecanismos con que opera el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), pero también de la política de Estado para impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, advirtieron científicos y autoridades universitarias.
En la presentación del libro Sistema Nacional de Investigadores, retos y perspectivas de la ciencia en México, coordinado por Salvador Vega y León, rector de la unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), advirtieron que desde la fundación del mecanismo, en 1984, el Estado mexicano no ha generado una nueva iniciativa de apoyo a la ciencia
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Gabriela Dutrenit, coordinadora general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT), reconoció que hace falta un cambio
en el SNI, que nació como una medida coyuntural para intentar retener a la comunidad científica nacional frente a una grave crisis económica, pero no fue una política pública diseñada para impulsar el sector
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Sin embargo, apuntó, actualmente se ha convertido en mucho más que un programa de estímulos. Es parte sustantiva de los esquemas para medir la investigación y la formación de recursos humanos, pero también ha generado tensiones.
Es el caso, destacó, entre investigación y docencia, así como frente a los resultados individuales de un científico, ante el trabajo que puede realizar como parte de redes interdisciplinarias, pues la evaluación del SNI es sobre la labor que realiza cada investigador.
A ello se suman las tensiones entre el ingreso que reciben como salario base y el impacto de los estímulos, pues actualmente 20 por ciento de las percepciones que perciben los integrantes del sistema es salario base, 40 por ciento becas institucionales, y otro 40 por ciento las aportaciones extraordinarias por ser parte del SNI, por lo que cabría preguntarnos si es un estímulo o un complemento al salario
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Jorge Flores Valdés, físico e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y ex subsecretario de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, explicó que desde su creación el SNI buscó evitar la farsa
, pues hasta ese momento había dos tipos de investigadores: los que hacían una labor seria, con criterios internacionales y originalidad, y otra que era la ciencia local, la seudociencia, y por ahí no iba el camino
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Señaló que en México antes de 1961 sólo había cien investigadores con doctorado, de los cuales ninguno trabajaba en el interior del país, así que había que hacer algo. La creación del Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología, en 1971, fue el primer impulso que se dio a la ciencia como una política de Estado, pero nació con un presupuesto ridículo, incluso menor al destinado a las bellas artes
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Fue en 1984, con la creación del SNI, cuando dio un segundo paso, pero desde esa fecha no ha habido ningún cambio estructural para apoyar a la ciencia, lo que nos obliga a repensar el futuro, y preguntarnos qué nuevas instituciones de apoyo a la investigación científica debemos tener, pero también asumir que debemos exigir más a la federación y a los estados para que se comprometan en esta tarea
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José Luis Valdés Ugalde, investigador y ex director del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, destacó que México requiere de un nuevo modelo integral de política científica que cumpla con lo determinado por la ley, y se destine el uno por ciento del PIB para el sector.
Debemos dejar claro que no hay un proyecto de nación, afirmó. Sería mezquino
no invertir en el sector, mientras países como Brasil, China, India, Alemania, Estados Unidos y Japón superan a México con muchos más recursos en ciencia, salud y educación
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