Sábado 16 de febrero de 2013, p. 8
Entre la noche del jueves y este viernes autoridades policiacas documentaron al menos 22 homicidios presuntamente relacionados con el crimen organizado. La jornada violenta en Coahuila dejó saldo de cuatro decesos, entre ellos tres mujeres cuyos cuerpos fueron localizados en el ejido Menfis, a 100 metros de la carretera Torreón-Monclova, a la altura de San Pedro-Cuatrociénegas.
Personal de la delegación Laguna II de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila inició la averiguación previa por el triple feminicidio; las víctimas no han sido identificadas, pero sus edades oscilan entre los 20 y 25 años.
En Torreón se reportó la muerte de un hombre en la colonia Villas La Merced.
En el Bordo de Xochiaca, en Nezahualcóyotl, estado de México, una mujer falleció por disparo de arma de fuego.
En la misma entidad, Tirso Ricardo Corcuera Serrano, comandante de la Dirección de Seguridad Ciudadana, Tránsito y Protección Civil de Naucalpan, fue inhabilitado de sus funciones y quedó a disposición del Ministerio Público por presuntamente rentar patrullas, armas y uniformes a sujetos que se dedicaban a extorsionar.
Mientras, cinco hombres fueron asesinados en Chihuahua, cuatro en Jalisco; por separado dos en Guerrero, Durango y Sonora –donde uno de los muertos era hijo de Saúl Torres Millán, ex director del sistema estatal penitenciario–; uno en Sinaloa, y otro en Nuevo León.
En esta última entidad el juzgado segundo penal de San Pedro Garza García declaró formalmente presos a los ex policías municipales Arsenio Pérez y Leandro Martínez Soto, de Santa Catarina, acusados de matar al estudiante de ingeniería mécanica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Adrián Javier Martínez Villarreal.
El homicidio ocurrió el pasado 12 de enero cuando los uniformados dispararon contra el universitario y su novia, Gladys Soto, quien resultó herida, porque confundieron a los jóvenes con miembros de la delincuencia organizada, pues, según declararon los policías, en una primera instancia no accedieron a someterse a una revisión del vehículo en que viajaban cuando les marcaron el alto, y luego se detuvieron de manera intempestiva.