La trascendencia de Messi y el Barcelona
Los Pumas de Darío Verón
l sábado, en la final del torneo sub 13, el más bajito en la cancha (Julio Pineda) llevó sobre sus pequeños botines la responsabilidad de anotar de penal el gol de la victoria. Y en la mítica cancha del Azteca, donde deslumbraron las leyendas de Pelé y Maradona, Pineda se imaginó como otro futbolista legendario, La Pulga del Barcelona, y con tranquilidad y clase dio el título al Pachuca sobre el Atlas.
Y esa es la trascendencia mundial de Lionel Messi: que permite soñar a millones de niños y jóvenes con la certeza de que el talento es más importante que el físico.
Esa sería también la lección del Barcelona: que los títulos se pueden alcanzar con futbol ofensivo, lejos de aquel aburrido y egoísta juego defensivo que dormía a los fanáticos pero conquistaba títulos, y al que en un tiempo se le pensó como la única fórmula posible de ganar.
Los Tuzos acaparan los cetros en las categorías menores y ya es el momento de que les den oportunidad en la primera división, en ese autollamado equipo de México que fue mejor definido como el conjunto de las Naciones Unidas, de tantos elementos foráneos que congrega en una misma playera.
Con su triunfo sobre el Pachuca, los Pumas regresaron a zona de calificación en un partido en el que Darío Verón ratificó su carácter de bastión auriazul: es el futbolista no nacido en México que más veces ha vestido la casaca universitaria, con 347 juegos, uno más que Leandro Augusto, quien hasta se rapó para tratar de darse una identidad de xolo, aunque muchos lo imaginen todavía con el puma al pecho.
Tan competido es el futbol mexicano –tan lejos de la Liga Premier inglesa y tan cerca de las televisoras–, que el panorama cambia de una semana a otra, aunque muchos califiquen esto como irregularidad. Pero más vale tener una liga en la que nadie le atina a los pronósticos que un campeonato como el alemán, en el que Bayern Munich gana siempre (y lo hará aún más con Josep Guardiola) o como el torneo español, reducido a un duelo de tenis.
Hace unos días, Cruz Azul estaba desahuciado y la guillotina pendía sobre Guillermo Vázquez. Ahora, con la magia de sus triunfos sobre el archirrival América y los desplumados Gallos Blancos, está cerca de romper un maleficio de 15 años y a sólo un punto de la liguilla.
Los Cementeros vencieron al América con 10 jugadores y el Chaco Giménez vestido de Cid Campeador: el segundo tiempo ya prácticamente ni tocó el balón, aquejado por lesiones y cansancio, pero se quedó en el campo de batalla sólo para infundir miedo y anotar un decisivo penal.
Cruz Azul jugará la final con unos Potros que han sido exprimidos durante varios torneos y están más preocupados por el descenso, aunque un título a nadie desagrada, así sea de Copa.
Las Águilas pasaron de ser un candidato al título a un equipo endeble en defensa y errático al ataque, además de un vestidor roto en el que Christian Benítez siente que no lo merecen las canchas nacionales y falla oportunidades increíbles a pesar de su bicampeonato de goleo.
Los Tigres han caído en un pequeño bache, con sus cinco empates al hilo en el Volcán, pero se mantienen de líderes, mientras que Emanuel Villa continúa en el primer sitio de los romperredes a pesar de que no ha jugado en los pasados cinco encuentros.
Semana de luz y sombra para los mexicanos en la Libertadores. Tijuana cumplió su objetivo principal de clasificar a octavos y aunque descuidó el torneo local se mantiene en zona de liguilla, mientras el Toluca fue eliminado por goliza y además con un tanto de su ex delantero Iván Alonso.
Las televisoras continúan con su protagonismo. El presidente de los silbantes reveló que le piden malos arbitrajes para subir el rating, mientras que la empresa de San Ángel firmó presuroso contrato de cinco años con los Tigres para seguir con su control total sobre la pelota, amenazado ahora por la incursión del hombre más rico del mundo.