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Las indagatorias se centran en la clínica Santa María, donde murió el Nobel chileno

Caso Neruda: juez interrogará a los médicos acusados de envenenar al ex presidente Frei

Ninguna enfermera de las más de 10 que han declarado identificó a un doctor Price: querellante

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 4 de mayo de 2013, p. 6

Santiago, 3 de mayo.

Las indagatorias sobre la muerte del poeta Pablo Neruda finalmente se centran en la clínica Santa María, que durante muchos años fue el hospital privado más importante de Chile.

El juez Mario Carroza, a cargo del caso, interrogará a dos médicos procesados por el homicidio del ex presidente Eduardo Frei Montalva, para tratar de localizar al último facultativo que atendió al poeta antes de su fallecimiento.

El ex mandatario murió en 1982 envenenado, en la clínica Santa María, la misma en la que el premio Nobel de Literatura falleció nueve años antes, el 23 de septiembre de 1973.

Los restos de Neruda fueron exhumados el 8 de abril pasado como parte de la investigación ordenada por Carroza para determinar si falleció por el cáncer de próstata o si su muerte fue acelerada de alguna forma por la dictadura, para evitar que saliera del país.

El papel de la clínica Santa María, que aún funciona, se debe a que sirvió de núcleo organizativo a los médicos privados que se opusieron al gobierno de Salvador Allende y que luego fueron vitales para la dictadura en la privatización del sector salud.

En este entorno, Neruda recibió horas antes de morir una inyección que supuestamente era un calmante, pero que se sospecha que contenía sustancias que acelerarían su deceso.

El juez Carroza acogió una solicitud del abogado querellante del Partido Comunista, Eduardo Contreras, quien pidió que se sumaran al expediente los antecedentes de los médicos investigados por el presunto envenenamiento de Frei Montalva.

Se trata de Patricio Silva Garín y Pedro Valdivia Soto, procesados como autor material y cómplice, respectivamente, de la muerte del ex mandatario.

Silva Garín, médico del hospital militar, fue subsecretario de Salud de Frei Montalva y se le liga a otros asesinatos durante la dictadura de Pinochet, como la del ex ministro del Interior y de Defensa de Allende, José Tohá González, y del general Augusto Lutz Urzúa, quien había sido agregado militar en Washington.

Además, el juez interrogará a Eduardo Arriagada Rehren y Rodrigo Vélez Fuenzalida, dos médicos que trabajaron para la policía secreta del régimen militar.

La muerte de Frei padre oficialmente fue por septicemia derivada de una operación a la que había sido sometido a finales de 1981, cuando encabezaba una incipiente oposición centrista a la dictadura de Pinochet.

Sin embargo, en 2009 el magistrado Alejandro Madrid estableció que su muerte fue un homicidio por envenenamiento y procesó a seis presuntos implicados, entre ellos a Silva Garín.

Sabemos que varios de los médicos que atendieron a Frei ya estaban en la época de Neruda, indicó el abogado Contreras, quien precisó que al menos el doctor Valdivia trabajaba ya en la clínica Santa María en 1973.

Además, varios de esos médicos, Sergio Draper, Pedro Valdivia y otros eran al mismo tiempo médicos de Colonia Dignidad, añadió Contreras.

Carroza ya ha tomado declaración a Sergio Draper, quien atendió a Neruda, y dice que entregó su turno a un médico de apellido Price, al que describió como un hombre de 27 o 28 años, de 1.80 metros de estatura, rubio, de ojos azules y probablemente extranjero.

Esta descripción coincide con la del estadunidense Michael Townley, ex agente de la Dina, que participó en los atentados que causaron la muerte del general Carlos Prats, en Buenos Aires, en 1974, y del ex canciller Orlando Letelier, en Washington en 1976.

El estadunidense estuvo involucrado en el proyecto Andrea, que permitió a la dictadura militar fabricar gas sarín para usarlo contra sus opositores. Townley, hoy de 70 años, vive en Estados Unidos acogido a un programa de protección de testigos.

Ninguna enfermera de las más de 10 que han declarado dice haber conocido jamás a un Price. Se fue al día siguiente de la muerte de Neruda y nunca más volvió a la clínica, apuntó Contreras.