Alejandro Jodorowsky entregó a un hijo de la artista una libreta con nueve relatos
En los meses finales de mi madre, mis dos pequeños se los leían, comparte Gabriel Weisz
Viernes 10 de mayo de 2013, p. 7
El niño Juan tenía alas en lugar de orejas. Se veía raro
. Así comienza el cuento infantil Juan sin cabeza, primero del libro Leche del sueño (Fondo de Cultura Económica, 2013), que reúne nueve de las historias que Leonora Carrington, pintora y escultora surrealista fallecida el 25 de mayo de 2011, solía contar a sus hijos, Pablo y Gabriel Weisz, cuando eran pequeños. Los relatos se hacen acompañar por dibujos de la artista, cuatro de los cuales también traen texto.
El volumen, que cuenta con una versión para niños y otra, en edición facsimilar, para adultos, e incluye textos introductorios de Ignacio Padilla y Gabriel Weisz, así como un epílogo de Alejandro Jodorowsky, será presentado mañana, a las 12 horas, en la librería Rosario Castellanos (avenida Tamaulipas 202, colonia Hipódromo Condesa).
Lo más curioso es que las historias que Carrington primero contó y, después, escribió e ilustró
, de acuerdo con Gabriel Weisz, permanecieron dos décadas en manos de Jodorowsky.
El escritor y dramaturgo chileno entregó la libreta de cuentos a Gabriel en París. Este álbum ha viajado 20 o más reverentes años en mis manos. Ahora llega adonde pertenece
, escribió al respecto Jodorowsky.
El polifacético artista también ha expresado: De ella (Carrington) aprendí la libertad poética (...) Aprendí a admirar al espíritu de una mujer genial. No tengo la menor idea de lo que le pude enseñar. Con toda probabilidad, nada. Yo era un joven artista y ella una mujer consagrada y madura. La más genial de las artistas surrealistas
.
Faceta literaria
Leonora Carrington también fue escritora. La novela La casa del miedo data de 1938 y al año siguiente escribió La dama oval: historias surrealistas; en 1940, la autobiografía En bas; el cuento Una camisa de dormir de franela (1951); El mundo mágico de los mayas (1964), que ilustró; las obras de teatro, La invención del mole (1960) y Penélope, y la novela La trompeta acústica (1976), entre otros.
En su texto, Gabriel Weisz escribe: “Cuánto tiempo ha pasado desde que te sentabas a relatar cuentos en aquel cuarto que tenía un mural con animales, plantas salvajes y altísimas montañas, en un mundo que sólo conocía a sí mismo. Luego esta maravilla se cubrió con una capa de pintura blanca, dejando un muro triste, vacío y sin vida.
Los cuentos de esta libreta representan un diálogo muy intenso entre tu imaginación, los miedos y la existencia que pasaba de vez en cuando para escucharte. Me queda la memoria de una sensación, pues aquellos días son tan lejanos que se me escapan algunos detalles. Sin embargo, si estuvieras todavía entre nosotros, estarías de acuerdo con que no deben olvidarse, con que no deben cubrirse con esa pintura densa con la que está hecho el olvido
.
En los últimos meses de Leonora, los dos hijos de Gabriel y Patricia Weisz leían los cuentos a su abuela, dice el primogénito de la artista.