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La literatura es una herida por la que podemos perder nuestra sangre, dijo en Buenos Aires

Se cumple el primer aniversario de la muerte del escritor Carlos Fuentes

Tengo un monumento muy bonito esperándome en Montparnasse, manifestó en mayo de 2012 a la prensa en Argentina

El Palacio de Bellas Artes abrirá exposición en homenaje al escritor

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Carlos Fuentes muestra su dedo índice chueco, de tanto escribir con pluma, durante una entrevista con La Jornada, el 17 de enero de 2012Foto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de mayo de 2013, p. 5

Tengo un monumento muy bonito esperándome, manifestó Carlos Fuentes a la prensa durante la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, en 2012. Se acerca el momento de ir a ocuparlo. Unos cuantos días después, el escritor mexicano murió a los 83 años a causa de una hemorragia. Hoy se cumple el primer aniversario del fallecimiento de uno de los grandes protagonistas de la literatura.

La lápida de piedra en el cementerio parisino de Montparnasse se aprecia en las fotografías con las letras grabadas: Carlos Fuentes. 1928. La fecha de fallecimiento aún sin escribir debería decir: 15 de mayo de 2012.

La literatura es una herida por donde mana el indispensable divorcio entre las palabras y las cosas. Por esta herida podemos perder toda nuestra sangre, leyó dos días después Aurélie Filippetti, durante la ceremonia en la que asumió el cargo de ministra francesa de Cultura. La cita del escritor Carlos Fuentes también la escribió en un libro que obsequió al ministro saliente, Fredéric Mitterrand.

Noticia por todo el mundo

Unas horas antes la noticia de que Carlos Fuentes había muerto corrió por todo el mundo. Cerca de medio día, en México, el autor de La región más transparente falleció en un hospital al sur de la ciudad a consecuencia de complicaciones derivadas de un sangrado del tubo digestivo.

Ese año, el escritor también se preparaba para las conmemoraciones por el 50 aniversario de dos obras emblemáticas: Aura y La muerte de Artemio Cruz. Incluso, de la primera, se lanzó una edición conmemorativa con ilustraciones del artista Vicente Rojo.

Para conmemorar al cuentista, novelista, ensayista y dramaturgo a un año de su fallecimiento, la exposición Carlos Fuentes: él mismo será inaugurada en el Palacio de Bellas Artes el próximo domingo. Con la dirección museográfica de Vicente Rojo, se exhiben más de 70 imágenes de diversas colecciones.

La señora Silvia Lemus nos ha abierto su acervo personal y nos ha brindado instantes del escritor, la persona y el hombre familiar, comentó el artista sobre fotografías de Fuentes, de su vida pública, familiar y retratos, que van acompañadas de frases literarias de sus mejores amigos, como Juan Goytisolo, Milan Kundera, Gabriel García Márquez, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa.

En la tumba que Fuentes dejó preparada también aparecen los nombres de sus hijos Carlos y Natasha, al igual que el de su ahora viuda, Silvia Lemus.

En el famoso panteón parisino, los restos de Fuentes comparten espacio con Julio Cortázar, otro grande del boom de la literatura latinoamericana. Jean-Paul Sartre, Samuel Beckett, César Vallejo y el dictador mexicano Porfirio Díaz son otros de los personajes que moran en ese cementerio, uno de los puntos de la biografía errante de Fuentes, hijo de diplomático, nacido en Panamá el 11 de noviembre de 1920.

Ginebra, Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Santiago, Buenos Aires fueron algunas de las ciudades que conformaron su itinerario. París, donde fue embajador entre 1972 y 1976, fue un eterno lugar de retorno. Como en su ruta itinerante, en varios países es recordado y homenajeado.

Miedos literarios no tengo ninguno, reveló Carlos Fuentes en entrevista con El País el 2 de mayo de 2012 en Buenos Aires. Siempre he sabido muy bien lo que quiero hacer y me levanto y lo hago, contestó. Un día antes había firmado ejemplares, habló con decenas de periodistas, había terminado un libro, Federico en su balcón, que se publicó de manera póstuma. Y ya tenía en mente El baile del centenario. En ese mismo encuentro, dio noticia de su próxima parada en Montparnasse.