La alegría es el ingrediente principal del que echa mano Montserrat Pecanins para crear cajas que encierran mundos de fantasía, 33 de las cuales se exhiben por primera vez en México con el título Teatrines y bataclanas, en el Museo de Arte Popular (MAP).

La exposición se complementa con reproducciones fotográficas de las protagonistas del teatro de revista; figuras como Tin Tan y Agustín Lara; fragmentos de películas de rumberas; un video de Astrid Hadad, así como uno de sus impresionantes vestidos, y la proyección del documental que Jaime Kuri realizó para TV UNAM.

El libro Teatrines y bataclanes: Montserrat Pecanins y el documental de Kuri serán presentados hoy, a las 19:30 horas, en el MAP (calle Revillagigedo 11, Centro Histórico).

Si no estoy contenta, no me salen, expresa la mayor de las hermanas Pecanins. Con tres décadas de confeccionar pequeños universos poblados por vedetes, cupletistas, bailaoras, belly dancers y una que otra escritora, Montserrat señala que tras la muerte de su hija, la Beba Pecanins, dejó de trabajar dos años.

Reconoce, sin embargo, tener sentido del humor, un ingrediente necesario para seguir adelante: La muerte de mi hija, lo peor que le puede pasar a uno, y después la de mis hermanas (Teresa y Ana María), en menos de un año ha sido algo tremendo.

Doña Montse, como se le conoce, quien a sus 83 años camina, se mueve y baila, empezó a hacer sus cajas durante una estancia en Nueva York, motivada por el aburrimiento.

“En México estaba acostumbrada a la galería, las hijas, las comidas, las exposiciones. Pero voy a Nueva York, no conozco a nadie, no speak english (jajajá)... claro, allá puedes ir al museo, pero al vivir allí vamos menos de cuando iba por 10 o 15 días con Brian (Nissan)”.

Tributo a mujeres por dar alegría

La idea de las cajas también partió de una historia que me contó mi padre que era tan serio, tan católico, de una vez que fue a un teatro, que era cine mudo, y salió una señora que cantaba cosas y enseñaba un poco, la tibia y el peroné, mientras el público pegaba de gritos. De repente, vio a mi abuelo arquitecto y su amigo médico, felices de la vida viendo a la vedete.

Montserrat Pecanins
Foto Cortesía Brian Nissen

De allí que doña Montse empezó a crear muñecas de mujeres, algunas famosas, otras no, con base en las historias que le contaron: Hice un homenaje a estas mujeres, por eso las pongo en una caja, porque hacían milagros en el sentido de que las personas tuvieran alegría.

Después, empezó a hacer vedetes de “carne y hueso, no las tontas, porque hay mujeres que son muy inteligentes y maravillosas, pero la high society las toma como que son ligeras de cascos, pero hay muchas más señoras que son más ligeras de cascos que ellas”.

Todo lo que hace es para demostrar que “en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

Convivir con un artista (el pintor y escultor Brian Nissan), ver tantos colores, tantos materiales, se te pega algo, apunta la entrevistada, quien siempre dice no ser artista, sino una artesana que se divierte y hace lo que se le da la gana. He conocido muchas cosas que de otra manera no las habría conocido.

Con sus cajas ha rendido homenaje a escritoras como Margo Glantz, Laura Restrepo y Laura Esquivel.

“Cuando las cosas se hacen por amor –asevera–, salen bien. Nunca pensé en hacer negocio ni en el dinero, porque de eso no entiendo nada. Con esta vida tan tremenda que hay ahora, que siempre en las noticias todo es desgracia, poder ver una cosa bonita que te haga sonreír, no digamos reír, es como un milagro”.

La exposición de Montserrat terminará el 30 de junio.