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Rímel, publicada por Suma de Letras, es la primera novela de la autora

Ninguna relación humana es sana; siempre buscamos poseer al otro: Karla Zárate
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de junio de 2013, p. 7

Escribir como estado alterado de la conciencia, literatura para conocer al otro, a nosotros mismos, la complejidad de las relaciones, la enfermedad mental, todo en una novela de suspenso sicológico titulada Rímel, opera prima de Karla Zárate, que publica Suma de Letras.

Son dos personajes, Lissa y Kin, hermanos. La trama presenta la percepción de cada uno acerca de lo que compartieron. Mismos hechos, dos visiones diferentes. ¿Dos personas diferentes?

Rímel “trata sobre las relaciones humanas, lo complejas que son. Por ejemplo los vínculos entre hermanos, es un tema complicado. Si preguntas a un hermano, tío o primo acerca de un acto familiar, te apuesto que tienen dos visiones distintas a pesar de estar en el mismo lugar, a la misma hora, con las mismas personas.

“Me enfoqué –prosigue la escritora– en esa complejidad de las relaciones, siento que no hay ninguna relación humana completamente sana. Siempre hay un afán de poseer al otro. En el caso de Rímel, es este deseo de poseer al otro, no sólo en cuerpo sino en la mente, meterte a los sueños, a los deseos más profundos del otro: exploro las obsesiones, las perversiones, este lado oscuro que todos tenemos en cuanto a las relaciones con el otro”, dice en entrevista.

Figuras espejo

Lissa trabaja en poner pestañas, es experta en eso. Kin es cirujano plástico, perfeccionista. La mirada y el cuerpo, la piel. Son figuras espejo, pero también son opuestos, entonces al final los reconocemos en la mirada del otro.

Rímel es una novela de suspenso sicológico y creo que va dirigido a todo aquel que le interese lo oculto, el misterio, las perversiones, las relaciones humanas. Entonces, está abierta a todo el que desee explorar en la mente.

Fueron dos años de escritura e investigación, de hablar con cirujanos plásticos y siquiatras, porque quería plantear muy bien la visión de cada personaje, debido a que la historia va un poco más allá de la mera enfermedad. Es también acerca de un aspecto muy específico relacionado con el ADN.

Foto
Karla Zárate, ayer, durante la entrevistaFoto Luis Humberto González

Investigué acerca de eso y la cirugía plástica; tuve entrevistas con médicos, y es otro mundo, es el tema de la piel, del cuerpo, de la obsesión con la perfección de las siluetas humanas. También hay algo de sangre, tatuajes. Me gustó tratar la piel y cómo se inscribe la obsesión, la violencia, el deseo, en la piel. Ese saber qué pasa con la piel, qué pasa dentro de esa barrera que nos divide con el otro.

Karla Zárate, quien publicó algunos de sus cuentos en la antología Y se hicieron de palabras, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, después en Los Ángeles y actualmente prepara su tesis de doctorado en letras modernas.

Un día se le ocurrió escribir sobre un oficio extraño, como estaba acostumbrada al cuento, me preguntaba cómo hacían quienes escriben novela, y ellos me preguntaban cómo le hacía yo para escribir un cuento. Comencé a escribir. No hay fórmula. No llega la inspiración mágica. Hay que sentarse y escribir.

Escribir, añade, es mi naturaleza. No sé qué busque ni qué encuentre al hacerlo, de repente me encuentro con mi novela y me preguntó qué es esto, en qué momento escribí todo esto y es que escribir es un estado alterado de la conciencia o la inconciencia. Por ejemplo, cuando me enfrento a otros textos míos los veo y parece que fueron un sueño, me acuerdo de ellos de una forma borrosa. Quiero escribir a ver qué sale al final. Quizá sea también explorarme a mí misma, sí a los personajes, pero también me interesa el tema de qué somos por dentro.