Atenas, 12 de junio.

El gobierno de Grecia afrontó ayer una revuelta interna y el recrudecimiento del descontento público por el repentino cierre de la cadena de televisión estatal ERT, horas después de haber padecido una rebaja en la calificación de su bolsa al nivel de mercado emergente.

Los problemas, combinados con el desbarajuste de un programa de privatizaciones, mermaron la confianza de los inversionitas que había permitido al primer ministro Antonis Samaras decir que el riesgo de una salida de Grecia de la zona euro había terminado y que una recuperación estaba en curso.

Los rendimientos de los bonos referenciales de Grecia a 10 años superaron nuevamente el 10 por ciento, luego de que Atenas no pudo vender la empresa estatal de gas DEPA el lunes, lo que pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos del rescate. El mercado bursátil doméstico operó a mínimos en dos meses después de que Grecia se convirtió en la primera nación desarrollada en ser degradada al estado de mercado emergente por el proveedor de índices accionarios MSCI.

El gobierno de Samaras no quiso hacer comentarios sobre la reclasificación de la bolsa, mientras intenta contener una creciente reacción contra el dramático cierre de ERT, creado hace 75 años, decisión que puso en huelga a todo el periodismo griego, forzando un bloqueo informativo en cadenas de televisión y periódicos privados, que sólo transmiten noticias relacionadas con el propio caso ERT.

Los trabajadores de la cadena tomaron el edificio de la radiodifusora y siguieron emitiendo el miércoles a través de Internet y de un canal local prestado por el Partido Comunista. Los periodistas transmitieron un debate sobre el cierre del canal ordenado, por el que se quedan sin empleo cerca de 2 mil 700 trabajadores.

Los principales sindicatos, el del sector público, Confederación de los Sindicatos de Trabajadores Públicos (Adedy), y del área privada Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE), convocaron a un paro general el jueves y una manifestación ante la sede de ERT.

Un funcionario gubernamental dijo que Atenas tenía la presión de mostrar a inspectores de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional que tenía un plan para despedir a miles de empleados estatales, como exige su rescate, y que el cierre de ERT era la única opción disponible para cumplir ese objetivo.

Grecia se comprometió ante sus acreedores a despedir a miles de funcionarios antes de fines de 2014 para reducir gastos.