Más de 40 artesanos sorprenden al compartir sus secretos para confeccionar la prenda
es una obra de arte digna de mostrarse por el mundo
Es fantástico ver cómo crean hilos de la nada, señala el director del Museo de Textil de Oaxaca
El tejido de las puntas son un caleidoscopio de creatividad, con gran variedad de figuras
cuando compre uno, no volveré a regatear el precioFoto Mónica Mateos
Viernes 5 de julio de 2013, p. 4
El rebozo es una obra de arte. Por su valor estético, cultural e histórico hay piezas dignas de exhibirse en cualquier museo del mundo, afirma el director del Museo de Textil de Oaxaca, Héctor Meneses.
En el segundo día de trabajos del encuentro El arte del jaspe y el rebozo: pautas para la conservación de una tradición, que se realiza en el Museo Franz Mayer, los más de 40 artesanos que participan, provenientes de diversos estados del país, sorprendieron a propios y extraños al compartir sus secretos para la hechura de una prenda.
Al conocer la dedicación y maestría que se requiere para elaborar un rebozo, el público confirmó que es un arte no sólo tejer, sino desde la crianza de los gusanos de seda, hasta conseguir la mejor madeja de lana o cono de algodón, la elaboración de tintes naturales y el teñido.
En Oaxaca, tejedoras maravillosas
Mención aparte merece el tejido de las puntas de los rebozos, cuyos diseños son un caleidoscopio de creatividad, con figuras que se conocen como: lluvia de estrellas, piñitas, arco de durazno en flor, arcos de cacahuate o nopal, juncos, eslabones, chirimoyas, aunque también existen maestras artesanas que hacen figuras como corazones, colibríes y hasta leyendas que pueden decir soy tu dulce
o no me olvides
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Incluso, agregó María de la Luz Morales Herrera, en algunos lugares existe la tradición de mandar hacer rebozos de compromiso, que se entrega con la misma formalidad que un anillo.
Mostrar los rebozos en museos sirve, sobre todo a las comunidades, añade Meneses. “En Oaxaca hemos exhibido el trabajo de tejedoras maravillosas. Se trata de que no sólo los que estamos en el medio sepamos del valor artístico de un rebozo, sino difundir esa cualidad a un público más amplio.
“En algunos países es muy reconocido el textil artesanal de México, tanto que invitan a los creadores a hacer demostraciones, por ejemplo en Washington, en Nueva York o Madrid. Es fantástico ver a los artesanos hacer hilos de la nada. Pero nosotros, que lo tenemos aquí, a veces no le damos ese valor, lo sentimos tan natural. No nos damos cuenta que una tejedora no es una más, sino una de las poquísimas que lo siguen haciendo. Necesitamos difundir esa información.
No se trata sólo de un proceso técnico, sino de una actividad que plasma la ideología y sensibilidad, a veces, de toda una comunidad
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El maestro artesano Crescencio Tlilayatzin de Contla, Tlaxcala, coincide en que cada rebozo bien puede ser una pieza de arte, sobre todo porque cada pieza es única: Sin temor a equivocarme, puedo decir que no existen en el mundo dos rebozos iguales, ya sea por su diseño, por sus puntas, o por el tono de sus colores
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Narra la ocasión en la que una persona lo fue a buscar para que le tejiera una réplica de un hermoso y grande rebozo que portó alguna vez la cantante Eugenia León, fabricado por Tlilayatzin: Me ofrecieron 50 mil pesos por hacerles uno idéntico, pero les dije la verdad, que aunque me dieran 100 mil nunca lo iban a ver igual. Es imposible, y menos si se trata de un rebozo jaspeado
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Respeto a una tradición
Ana Celia Martínez Hernández, académica de la Universidad Iberoamericana narró su experiencia en Tenancingo, cuando don Fidencio Segura le enseñó a hacer rebozos de aroma, de luto. Por su intenso color negro, esas prendas requieren tintes ferrosos obtenidos principalmente de la fermentación de la planta llamada cascalote, la cual deja los hilos con un olor fétido.
Es por eso que después viene el proceso de refine
, en el cual se aromatiza la tela con diferentes hierbas y especias, como canela, cáscaras de limón o líquenes. El hilo obtenido no se debe de guardar más de tres meses porque se maltrata, se debe de tejer de inmediato el rebozo.
Es cierto que no cualquiera logra la maestría, señalaron profesores de la Casa de las Artesanías de San Luis Potosí, pues se requiere no sólo la técnica sino un profundo respeto por la tradición, que es viva y dinámica.
Una de las ventajas de estar bajo el cobijo de una institución educativa, resaltaron los reboceros, es que al tener un sueldo seguro y acceso a los materiales, brota el talento. Podemos explorar la cuestión creativa y sentirnos con la libertad para hacer propuestas y salir de la rutina
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A la par de las conferencias, ayer se impartió un taller de empuntadoras, en el cual tejedoras de los estados de Oaxaca, Veracruz y Tlaxcala mostraron sus habilidadades, además de intercambiar diseños, ante el asombro de los presentes, uno de los cuales comentó: Después de conocer todo el proceso para hacer un rebozo, les prometo que, cuando compre uno, no volveré a regatear el precio
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