Desde hace 10 años en ingeniería mecatrónica de la UNAM se fabrican prótesis
Estudiantes y docentes trabajan en colaboración con el Instituto de Rehabilitación y también con la Universidad del Sur de California
En Chicago están interesados en sus desarrollos
Viernes 12 de julio de 2013, p. 39
Un estudiante de ingeniería puede aplicar las bases teóricas de la disciplina lo mismo desarrollando exprimidores de naranjas o prótesis para personas que han perdido un dedo, la mano, parte del brazo o de una pierna. Sin embargo, si un profesor impulsa la segunda opción la formación de los jóvenes tendrá un valor agregado: conciencia social y humana.
Resuelto a que esa era la mejor opción para formar ingenieros, Jesús Manuel Dorador González, jefe del Departamento de Ingeniería Mecatrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, junto con otros colegas, emprendieron hace 10 años un proyecto para construir prótesis para discapacitados.
En entrevista con La Jornada, explica que en este periodo se han formado unos 250 estudiantes de diversas ramas de la ingeniería de la UNAM, del Instituto Politécnico Nacional y de otras escuelas nacionales y extranjeras.
La rivalidad debe quedarse en el futbol americano y que gane el que mejor haya entrenado. Pero en todo lo demás debe haber colaboración
.
Está consciente de que siempre es necesario mayor apoyo presupuestal para ciencia, tecnología e innovación. No se necesitan quejas, sino hacer bien lo que nos toca: trabajar con lo poco o mucho que tengamos. En el momento que demostremos que con poco somos capaces de hacer mucho, los apoyos commienzan a llegar.
El académico recuerda que en su infancia un profesor le preguntó qué deseaba ser de grande, a lo que respondió con una interrogante: ¿Quiénes fabrican los autos?
Los ingenieros
, contestó. Entonces voy a ser ingeniero
, dijo desde entonces Dorador González.
Hace una década, el equipo de investigación comenzó el proyecto de prótesis mecatrónicas inteligentes, lo cual les permitió ver que los desarrollos más avanzados eran de señales mioeléctricas (descarga que el cerebro envía para mover un músculo), que también se dan en personas con un miembro amputado por aplastamiento, operación o accidente, pero no se presentan en quienes perdieron un brazo o pierna por quemaduras.
Los primeros desarrollos creados por los universitarios fueron brazos y manos robóticas (también diseñaron una impresora con código Braille). Además, se dieron cuenta de la necesidad de que en estas herramientas haya movimiento independiente de los dedos para realizar actividades cotidianas.
Gracias a los trabajos de los universitarios se han obtenido equipos para apoyar a invidentes, a quienes han perdido algún miembro o dedos. Uno de de los beneficiados por los avances de estos proyectos –recuerda Dorador– fue un mecánico que perdió el dedo pulgar en un accidente laboral. No podía sujetar las herramientas, estaba a punto de quedarse sin trabajo y gracias a la prótesis sigue trabajando
.
Alumnos y profesores se relacionan con personas discapacitadas, médicos, rehabilitadores y protesistas, y mantienen estrecha colaboración con el Instituto Nacional de Rehabilitación. Ha sido tal el impacto del proyecto que el Instituto de Rehabilitación de Chicago está interesado en sus desarrollos para miembros inferiores y han trabajado con la Universidad del Sur de California.
El diseño de prótesis no es el negocio de la universidad. Nuestro negocio es formar alumnos que aprendan, pero que también tengan conciencia social y que con su labor regresen a la sociedad algo de lo que reciben al formar parte de una institución pública. Que se den cuenta de que sus conocimientos los pueden aplicar en beneficio de las personas, en este caso en favor de quienes tienen necesidades diferentes, y que aprenden a trabajar en equipo
, plantea el académico de la FI.
Se trata de un trabajo inter y multidisciplinario en el que participan jóvenes de varias carreras de la ingeniería: mecatrónica, mecánica, eléctrica, industrial, telecomunicaciones, computación, biónica y diseño industrial.
Hoy muchos de los jóvenes que transitaron por aquí en su servicio social o para obtener el título o grado mantienen contacto con el equipo y han logrado desarrollarse. A ninguno le va mal y lo mejor es que se quedan con la idea de que es necesario apoyar a los demás desde su disciplina. Se dan cuenta de que la ingeniería no sólo es trato con máquinas, sino también con personas
, concluye.