Carlos Cruz Martínez ha sido policía bancario industrial de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) durante 12 años. Gana alrededor de 2 mil 900 pesos libres quincenales, y hasta el momento no había tenido ningún ascenso en su carrera policiaca.

Esto cambió el lunes pasado cuando enfrentó a un asaltante que intentó robar una miscelánea en el momento en que una camioneta con cigarros la abastecía.

El delincuente disparó en seis ocasiones contra el uniformado; sin embargo, éste logró someterlo tras una persecución que comenzó afuera del local, en la esquina de José Peón y Diódoro Batalla, en la colonia Ejidal Santa Martha Acatitla Sur, de la delegación Iztapalapa.

El uniformado relató que el cargamento de cigarros que custodiaba tenía un valor de 91 mil pesos, y que el 15 de julio fue asignado a resguardar el traslado de la camioneta que llevaba esa mercancía.

Detalló que alrededor de las 11:15 horas llegaron a surtir la tienda, cuando un sujeto que estaba en el interior comenzó a gritarle al operador de la unidad: ¡Ya valió ver...! y amenazó al oficial con su pistola.

En segundos, Cruz Martínez le indicó con la cabeza al hombre que entregaba los cigarros que se tirara al piso. El delincuente disparó en dos ocasiones. El uniformado evadió, y respondió.

Tenemos uniforme y le tenemos que entrar, aseguró el oficial en entrevista, quien en ningún momento pensó durante la balacera que su vida estaba en riesgo.

Quien fuera identificado después como Édgar Rodríguez Montalvo, entró a la tienda y disparó cuatro veces más contra el policía hasta que, con los brazo en alto, fingió que se iba a entregar.

Cuando me le acerqué para someterlo, se echó a correr y tuve que perseguirlo hasta que el delincuente tropezó y se abrió la cabeza. Lo detuve y pedí una ambulancia, cuenta.

Al detenido, de 25 años, se le decomisó un revólver Smith & Wesson calibre 38 especial. Se comprobó que Rodríguez Montalvo estuvo preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte en 2012, por el delito de robo agravado en pandilla.

El policía capitalino reflexiona que varias horas después, cuando se dio cuenta de lo que había pasado. En la noche, al llegar a su casa, su familia le pidió que dejara de trabajar, pero su hijo de 13 años de edad le dijo: papá, yo quiero ser policía como tú cuando sea grande, para agarrarlos. Esto fue, dice, lo que motivó al uniformado, quien hasta ese momento se sentía desanimado.