En México, 1.4% de la población padece hepatitis C; 1,300 nuevos casos cada año
Sin síntomas, 80% de las personas infectadas; es un riesgo para la salud mundial
: especialista
Viernes 19 de julio de 2013, p. 43
En México la cirrosis se ha convertido en la cuarta causa de mortalidad, informó la especialista en gastroenterología, María Saraí González Hueso, quien destacó que entre las principales causas que provocan esa enfermedad se encuentran el consumo de alcohol y el contagio del virus de la hepatitis C (VHC).
Señaló que el VHC representa un riesgo para la salud mundial, debido a que 170 millones de personas en el planeta están infectadas sin saberlo y son focos de infección
. En el país, se estima que 1.4 por ciento de la población padece hepatitis C, y se calcula que cada año hay 19 mil 300 nuevos casos.
A una semana del Día Mundial de la Hepatitis, jornada establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 28 de julio para fomentar la toma de conciencia sobre las hepatitis virales, González indicó que tras una infección inicial con el VHC, 80 por ciento de las personas no manifiestan síntomas, circunstancia que dificulta su detección hasta que se convierte en cirrosis o se desarrolla un cáncer de hígado.
La responsable de la clínica de hígado y multidisciplinaria de hepatocarcinoma del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (Issemym), indicó que en el país existen alrededor de un millón 400 mil casos de hepatitis C, cuyos síntomas pueden tardar hasta 30 años en desarrollarse.
Por ello se le conoce como una enfermedad silenciosa, progresiva y peligrosa. El 80 por ciento de las personas que adquieren el VHC no lo eliminan de su organismo, pero si esta enfermedad es detectada y tratada a tiempo puede ser controlada
.
No existe aún una vacuna que brinde protección contra el VHC, por lo cual es recomendable tomar medidas preventivas, entre ellas: usar jeringas y agujas nuevas o esterilizadas; no compartir objetos que pudieran estar en contacto con sangre contaminada (navajas de rasurar, cortauñas, cepillos de dientes y otros); mantener cubiertas las cortadas o heridas abiertas; usar guantes al tocar la sangre de otra persona; si se tiene vida sexual activa, usar condón.
Como factores de riesgo, mencionó: el uso de drogas intravenosas o intranasales (aunque sea una sola vez); transfusiones de sangre, intervenciones quirúrgicas mayores o trasplante de órganos antes de 1995 (hasta 1994 se implementó la norma para la detección de anticuerpos de VHC en los bancos de sangre); tatuajes o perforaciones (piercing) en el cuerpo; relaciones sexuales de riesgo; niveles anormales de las enzimas hepáticas en los resultados de los análisis de sangre sin causa aparente de daño hepático; administración de receptores de factores de coagulación elaborados antes de 1987, entre otros.