Abner Mares se curtió la piel en en el lado áspero de la realidad. Fue migrante indocumentado y pandillero. O estuvo a punto de convertirse en uno, pero sus padres evitaron que ingresara a las filas de la banda de Hawaiian Gardens, en Los Ángeles, enviándolo de vuelta a Guadalajara, donde nació. El boxeo fue un refugio para escapar de una vida difícil.

Ahora cuenta con una carrera en apogeo y la satisfacción de no tener deudas con nadie. Lo que ha ganado –un título mundial supergallo y el a ctual en división pluma versión Consejo Mundial de Boxeo– ha sido por una ética de esfuerzo.

“Siempre he querido pelear con los mejores y lo que he obtenido es producto de eso. Prefiero que la gente me reconozca por mi trabajo real, aunque no haga tanto ruido; eso, a ser famoso por puro marketing”, dijo el tapatío.

Se muestra escéptico cuando ve la publicidad excesiva alrededor de algunos boxeadores, sobre todo la que encarna Saúl Álvarez, porque para Mares la importancia de un peleador se cocina en combates, en los que se pone todo en riesgo.

“Como casi todos, yo no le creo mucho al Canelo, porque es cierto que no ha probado nada, ni ha mostrado una trayectoria enfrentando a peleadores serios. No ninguneo sus cualidades, me parece que es un buen boxeador, pero hasta el momento no se ha probado con los mejores de su categoría... Es conocido sólo porque sale en la tele”, señala.

Mares es severo en ese tema, porque asegura que siempre ha querido pelear contra los más destacados de su peso y a eso ha dedicado años de trabajo duro: Siempre busqué a Nonito Donaire en supergallo pero no quiso enfrentarme. Ahora hay rumores de que Guillermo Rigondeaux quiere pelear conmigo y yo estoy dispuesto a hacerlo con los que sean considerados los mejores.

Pero antes de pensar el Rigondeaux, ante quien perdió en los Juegos Panamericanos, se concentra en su próximo combate, el 24 de agosto contra su amigo Jhonny González, en Carson California.

Será un combate difícil porque González está obligado a ganar, pues esta puede ser su última oportunidad. Yo estoy en pleno apogeo y ganar esta pelea también es clave para mi futuro, estima.

Mares reconoce la gran trayectoria de Jhonny –ha sido campeón del mundo en dos ocasiones–, pero deja escapar que a su rival le ha faltado el éxito esperado en Estados Unidos.

Ha tenido mala suerte; cuando pelea en Estados Unidos pierde y no puede lucirse. Eso le ha impedido atraer más afición. Creo que está consciente de lo que representa la pelea conmigo, por eso no puedo confiarme. Él tiene desea arrebatarme mi título y está dispuesto a morirse en la raya, remata.