La víctima acudió al Registro Civil del pueblo de Rubio, en Chihuahua
Familiares denuncian que hasta el momento no hay una línea definida de investigación
Domingo 28 de julio de 2013, p. 13
En busca de regularizar su situación migratoria en Estados Unidos, donde ya vivía desde hace ocho años, el mecánico César Gonzalo Durán Calderón decidió en junio de 2011 volver a México para tramitar un documento de identidad, sin sospechar que en ese lapso se convertiría en una más de las víctimas de desaparición de las que nadie ha vuelto a saber hasta ahora.
"Mi esposo estaba tramitando su residencia legal por medio de mí, que ya soy ciudadana americana porque he vivido aquí desde que tengo un año, aunque mis papás eran de Durango", contó en entrevista telefónica desde Nebraska la esposa de Durán, quien sólo se identifica como Viridiana.
Como la oficina del registro civil de Ciudad Juárez –donde vive su madre– estaba saturada, el joven de 26 años decidió acudir al pueblo de Rubio, también en el estado de Chihuahua, lugar de residencia de sus abuelos, para realizar un trámite que nunca pudo concluir.
"Tenía como tres semanas en Rubio cuando me habló un martes en la mañana para decirme que le habían pedido que arreglara una camioneta. Lo levantaron el 19 de julio de 2011. Tengo entendido que iba en un vehículo del que se tuvo que bajar corriendo para meterse corriendo en una huerta. Eso es lo ultimo que sabemos de él", lamentó Viridiana.
A distancia, la mujer se mantuvo en contacto con un comandante de la policía chihuahuense que desde el principio le mintió diciendo que seguía la pista de su esposo, cuando todo indicaba que no era así.
"Me decía puras cosas contradictorias, como que estaba haciéndole pruebas a unos cuerpos que había encontrado o que le iba siguiendo las huellas a la camioneta de César, cuando yo sabía que el vehículo estaba en la casa de sus abuelos. La última vez que supe de él fue a finales de agosto de 2011, cuando me pidió dinero o drogas para sacarle información a unos contactos y le dije que no le podía dar nada", recordó.
A través de Leticia Gutiérrez, secretaria ejecutiva de la Pastoral de la Movilidad Humana, y otros activistas de ayuda a migrantes, Viridiana logró que las autoridades de Rubio le informen periódicamente sobre el caso, pero sin que hasta el momento haya una línea definida de investigacion que pueda conducir al paradero de su esposo.
"La experiencia que he tenido con la policía de allá ha sido de mucha frustración, porque son muy corruptos. Dicen que la gente que desaparece es porque algo andaban haciendo mal, como diciendo que se lo merecían. Sé que con las autoridades no cuento", dice la mujer.
César y Viridiana tienen tres hijos: Sebastián, de 7 Aarón, de 5, y Abril de 3 años, quienes ya saben que su padre está desaparecido. Como pudo, su madre les explicó que está en manos de los malos
, quienes tal vez lo obligan a trabajar como mecánico para ellos. También ha tenido que decirles que no hay seguridad de que vuelvan a verlo.