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Balance de la Jornada

La pelota del futbol mexicano no se mancha

Al Chepo le ordenan la alineación

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Este lunes se informará oficialmente la salida de Alberto García AspeFoto Jam Media
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uando Diego Armando Maradona acuñó la frase la pelota no se mancha, los directivos del futbol mexicano de inmediato le agregaron un bajo ninguna circunstancia, en un intento por vivir en su mundo feliz donde el balompié nacional es un ejemplo de honradez y pureza.

En nuestras canchas no hay partidos arreglados –a pesar de la multipropiedad que ahora quieren desaparecer para que Carlos Slim no se apodere del balón–, ni arbitrajes tendenciosos ni, mucho menos, dopaje.

El doping es un tema tabú. Apenas días después de que Omar Gato Ortiz declaró que en México los análisis para detectarlo eran más falsos que la cancha sintética de los Xolos, para demostrar que sí sirven anunciaron dos casos positivos. Pero más tardaron en informar que en darle un extraño carpetazo, al parecer para no tener que dar el nombre de uno de los pocos seleccionados que se salva en este Tri de tragedia y que aquí no se escribirá su nombre, pero ha evitado muchos goles.

Según los directivos, no hubo pecado ni pecadores. Se limitaron a meter el polvo debajo de la cancha y no hubo dolo, ni nombres ni castigos, al fin que lo anunciaron la tarde del viernes y la pelota empezó a rodar ese mismo día por la noche, con la esperada derrota del Pumita sin garra, pero con precioso uniforme.

Por la tarde del domingo se daba por un hecho la salida de Alberto García Aspe, una medida necesaria para la severa crisis del club auriazul. En la semana, el ex defensa universitario Abraham Nava acusó que una mafia de cuates de Aspe y Memo Vázquez (padre, no el que dirige al que quedó como principal sospechoso de los tacos con clembuterol) se habían apoderado del conjunto.

Sería entonces cuestión de horas para que también salga el estudioso pero imberbe técnico Antonio Torres Servín y entre los candidatos se perfilan Hugo Sánchez y Rubén Omar Romano, a quien se le pone un signo de interrogación porque como jugador y técnico ha vestido prácticamente todas las playeras de México.

Y ya que se mencionó al Pibe de Oro, habría que darle su crédito, porque cuando convocó a Christian Giménez a la selección argentina destacó que se trataba de un volante con buen trato del balón e incanzable en la ida y vuelta. ¿Cómo estás, monstruo?, escuchó el Chaco al teléfono. Supo de inmediato que se trataba del 10 y de la sorpresa pasó al llanto.

Maradona finalmente no lo puso a jugar –lo que ahora agradece el Chepo–, y al Chaco ya se le habían agotado las lágrimas cuando se le notificó que vestiría la verde, pero se comprometió a aportar calidad a un equipo extraviado.

José Manuel de la Torre dejó de ser un entrenador independiente. Para mantener el puesto, aceptó la orden (sobre todo del tuzo Andrés Fassi) de llamar al Chaco y de dar más minutos a Damián Álvarez para así convencer en el futuro a Lucas Lobos de que su llamado no será efímero.

El Pachuca se autonombraba el Equipo de México, pero fue mejor definido como el conjunto de las Naciones Unidas. Y lo que pasa en el Tri es la consecuencia lógica de un balompié donde el trabajo ofensivo recae en el talento sudamericano, que llega a nuestras canchas en esas negociaciones que los directivos gustan hacer cada seis meses.

Más allá de la pureza del balompié mexicano y de un seleccionador que acepta que le pongan alineaciones, el Veracruz aparece como líder solitario luego de cinco fechas, el Atlante de sotanero con apenas un punto y el Puma como el único que apenas suma una mísera anotación, a pesar de que para esta campaña se reforzó con el luchador Ariel Nahuelpán y el novato Cándido Ramírez.

Fue para los Tigres el clásico centenario y lo positivo es que lo ganaron con un doblete de Alan Pulido, un talentoso delantero nacional que lucha entre tanto importado.

Cruz Azul rompió una década sin triunfo en el estadio Azul sobre las Chivas, lo que aseguran provocó la guillotina sobre Benjamín Galindo, quien no es parte del proyecto de Johan Cruyff y por eso no lo aguantarían tanto.