Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La reforma de Peña

Ninguna sorpresa

Ese PRD genuflexo

A

decir verdad lo alarmante no está en la iniciativa que presentó Enrique Peña Nieto. Era más que sabido que trataría de saldar un tanto de las muchas deudas que contrajo para llegar a Los Pinos, con la enajenación, a las manos privadas, de la riqueza petrolera. Eso estaba claro. Tampoco que los panistas irían en su apoyo. Para ese partido la prosperidad de algunas firmas vale la desgracia del país. Y menos aún que el PRD, en manos de usureros, inclinara más aún la cabeza para que le encaje mejor el yugo que se impuso con el pacto. Sino la mayoría legislativa que significan el PRI y el PAN en el Congreso, porque hace inevitable el robo. Eso es lo que alarma.

Es decir, la derecha golpea con sus intereses y sin ningún contrapeso porque la oposición en las cámaras, tanto en la de Diputados como en la de Senadores, dejó de existir. Los chuchos lo han logrado. Apartarse de ese instrumento (el pacto) para deslegitimar a la administración actual era la única salida honrosa que le quedaba a la semiderecha amarilla, pero prefirió no dejar sus canonjías antes que defender a la población.

El fin de semana pasado se reunió el PRD para dar paso a una nueva farsa. El bejaranismo, consciente de que el chuchismo no tocaría a Peña Nieto desde el pacto, y que ellos no podían cambiar el curso del atropello, se lanzó, sin convicción pero con enjundia sobre la idea de romper con el pacto. Tal vez si hubiera tenido alguna posibilidad de éxito no lo hubiera hecho, pero así, con la lucha perdida, puso el dedo en la llaga y salvó de cualquier manera la deshonra completa de los amarillos.

Fue Malú Micher quien empezó el debate, la que incendió la pradera. La ex funcionaria pidió definir con claridad la postura de la izquierda. En esos momentos reinó la confusión y luego, como es costumbre, se trató de embarrar a alguien más, de culpar a otros de sus propias perversiones. Guadalupe Acosta Naranjo culpó a Manuel Camacho Solís y a Marcelo Ebrard de la paternidad del pacto. Señaló que fueron ellos quienes, en una reunión fechada en julio de 2012, lo propusieron.

Se le olvidó decir, como explicamos en este espacio la semana pasada, que después de que Andrés Manuel López Obrador y la mayoría de los asistentes a la comida realizada en una casa de la colonia San Miguel Chapultepec, fueron los mismos chuchos quienes fueron con la idea hasta un grupo priísta, y transformaron lo que se había rechazado en lo que ahora se conoce como Pacto por México.

En noviembre de aquel año, después de una serie de reuniones entre los chuchos y gente del PRI, como José Murat y Luis Videgaray, y hasta el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, presentaron el documento revolcado que meses antes había leído Manuel Camacho ante el PRD. Esa es la historia que Acosta Naranjo no quiso presentar ante los perredistas todos, tal vez porque lo ignoraba. Él no estuvo en la primera cita o quizá porque no deseaba seguir en el uso de la palabra, que por alguna razón se le dificultaba. Así que si quería culpar a alguien más de la atrocidad de la que ahora no se pueden desprender los miembros de Nueva Izquierda, su intento fue inútil, parte de esa historia ya se había publicado en este espacio, como apuntamos.

Nada qué hacer. Este PRD genuflexo, orbitando alrededor del poder, dejó de ser opción, cuando menos como está ahora. Pretender que cualquier miembro de las viejas tribus se encargue, a la renovación de su presidencia, de su futuro es condenarlo a seguir con el proyecto original de los chuchos, que buscan estar presentes en la nómina y dejar de existir entre la gente. Nada qué hacer.

De pasadita

Ya lo expresamos, pero vale la pena, hoy más que nunca, recordar que en eso del debate por la legalización del consumo de la mariguana nada tendrá que ver con la verdad que hoy corre por la calles de todo el país. Con leyes o sin ellas, la yerba seguirá circulando. Lo malo de todo esto es que ya hay quienes miraron en ese paso, la legalización, una posibilidad de hacer negocio. Si eso es lo que se quiere, ¿Para qué tanto rodeo?