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El Papa pide a líderes mundiales abandonar el vano afán de una salida militar

Con la crisis siria de fondo, Obama y Putin rehúyen el tema en el G-20

La ONU y la Liga Árabe promueven una nueva conferencia de paz para Damasco

Australia, Canadá, Turquía y Albania, entre los que se suman a apoyar una ofensiva de EU

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Apretón de manos entre el anfitrión de la cumbre del G-20, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, ayer en San PetersburgoFoto Ap
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Líderes internacionales se dirigen a una cena al concluir la plenaria del G-20Foto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 6 de septiembre de 2013, p. 25

Moscú, 5 de septiembre.

Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Estados Unidos, Barack Obama, cuyas visiones antagónicas sobre la crisis de Siria se convirtieron en tema de obligada discusión, fuera del orden del día en la cumbre del G-20 que hoy comenzó en San Petersburgo, no se reunieron por separado para hablar de sus diferencias y sólo estuvieron juntos este jueves menos de un minuto al darse el apretón de manos que impone el protocolo al anfitrión y sus invitados.

Representan polos tan opuestos como irreconciliables: Putin rechaza el uso de la fuerza contra el último aliado que le queda a Rusia en Medio Oriente y Obama, aunque espera la autorización del Congreso estadunidense, está empeñado en realizar un ataque militar contra Siria.

Pero Rusia tampoco se va a involucrar en una guerra y, por ello, insiste en que todo empleo de la fuerza debe contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU para poner en una situación incómoda a Estados Unidos, que si lleva a cabo el ataque por decisión propia, sin amplio respaldo, más allá de Francia y los contados países que se adhieran, quedaría en situación de agresor.

Mientras ambos mandatarios, durante la cena a puerta cerrada y en breves conversaciones con los otros asistentes a la cumbre, continuaron buscando apoyos a su posición, altos funcionarios de uno y otro gobierno reiteraron hoy las divergencias, pero también lanzaron un mensaje tranquilizador respecto del futuro de la relación bilateral.

Así, Dimitri Peskov, portavoz de Putin, reconoció que la relación no pasa por su mejor momento y, más allá de las discrepancias, subrayó la necesidad de elaborar una nueva agenda.

Estamos interesados en la cooperación económica, junto con Estados Unidos tenemos responsabilidad por mantener la estabilidad global y estratégica, responsabilidad por asegurar la paz en distintas regiones del planeta. Pero creemos sinceramente que todo esto es posible sólo si hay comprensión mutua y cooperación provechosa para ambos. Si únicamente sale ganando uno de nosotros, empiezan las dificultades en la relación bilateral, señaló Peskov.

Por su parte, Ben Rhodes, el asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos y redactor de los discursos de política internacional de Obama, declaró que la relación bilateral es muy amplia, incluso con divergencias, serias divergencias como en el caso de Siria, seguimos cooperando en materia de seguridad nuclear, tránsito hacia Afganistán, lucha contra el terrorismo o temas de la economía global.

Y agregó sobre Siria: a pesar de las discrepancias que tenemos, en nuestra opinión Rusia puede ser parte de un proceso político para obligar al régimen de (el presidente sirio, Bashar) Assad a sentarse a negociar.

En cambio, Serguei Ivanov, el jefe de la oficina de la presidencia rusa, no dejó pasar el error de Chuck Hagel, el secretario de Defensa de Estados Unidos que afirmó ante congresistas que Rusia suministraba armas químicas, aunque rápidamente el Pentágono aclaró que su titular quiso decir armas convencionales.

En entrevista de banqueta a la televisión rusa, Ivanov mostró su indignación: es una estupidez tamaño catedral afirmar que vendemos armas químicas a Siria y el funcionario del Kremlin se enredó al añadir que Hagel primero dijo que eran armas químicas, y después precisó que eran componentes para fabricar armas químicas.

Ivanov desmintió que Rusia esté reforzando su presencia militar en la zona de conflicto y aclaró que los barcos que se enviaron al Mediterráneo ante todo, están ahí para una eventual evacuación de ciudadanos rusos.

El viceministro de Defensa de Rusia, Anatoli Antonov, también se refirió al lapsus de Hagel: Creo que este tipo de insinuaciones antirrusas sólo pretenden crear el pretexto para agredir a un Estado soberano, cita sus palabras una agencia noticiosa local.

En tanto, el papa Francisco se convirtió en aliado de Putin al mandar una carta a los líderes del G-20 para pedir que abandonen el vano afán de una solución militar en Siria, al tiempo que el Vaticano reunió hoy a los embajadores de todo el mundo para explicarles la posición del pontífice.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el mediador de la Liga Árabe y de la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, se encuentran en San Petersburgo promoviendo la inmediata convocatoria de Ginebra-2, una nueva conferencia de paz sobre Siria.

Los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea tratarán de definir una posición común en la reunión que mantendrán este viernes y sábado en Vilna, Lituania, pero se antoja difícil que lo consigan: de sus miembros, sólo Francia, Dinamarca, Polonia y Rumania apoyan el ataque militar de Estados Unidos, según reveló hoy Jen Psaki, vocera del Departamento de Estado estadunidense, quien agregó a Australia, Albania, Canadá, Turquía y Kosovo a la lista de nueve países que expresaron abiertamente su respaldo a Estados Unidos.